Sansón: ¿juez o mito?

Sansón era fuerte, débil, y mal ejemplo

En la devocional anterior, vimos a Jefté, hijo de una prostituta, rechazado por todos, pero elegido por Dios por ser el juez de Israel. Un tema recurrente en el libro de jueces es que en Israel cada uno hacía lo que mejor le parecía en vez de seguir a Dios. Dios escogió unos jueces para ser líderes fieles a Él y para guiar Su pueblo; unos jueces eran más fieles que otros. En esta devocional, vamos a conocer a Sansón, quizás el juez más famoso de todos por los mitos sobre él. ¿Quién era Sansón? ¿Era tan guapo, fuerte, y rebelde como lo pintan? Sigue leyendo; es una historia fascinante que no vas a querer perder.

Como la mayoría de los niños nacidos por un milagro en la biblia, los padres de Sansón creían que no podían tener hijos. Sin embargo, un día un ángel les comunicó que iban a tener un niño muy especial: este niño iba a liberar a Israel de los filisteos. Durante su embarazo, su madre no pudo tomar ningún tipo de alcohol ni alimento impuro. El niño jamás debería cortarle el cabello, tomar alcohol ni acercarse a un cadáver porque será consagrado a Dios como nazareo aun antes de nacer.

¿Los mitos son verdaderos?

La biblia no nos dice cómo lucía, pero las imágenes de Sansón lo pintan como un tipo grande, fuerte y muy apuesto. Me gustaría pensar que no fuera nada así, era chaparrito y parecía normal. Era totalmente por el poder del Espíritu Santo y no por ningún atributo propio que Sansón podía vencer a los filisteos y cumplir la voluntad de Dios. Varias veces a través del texto, el autor nos dice que El Espíritu del Señor venía a Sansón, y entonces tenía la fuerza de muchos hombres. Lo que no nos dice es que aparte de estas veces, quizás era como un hombre normal. Sansón fue el juez de Israel por 20 años en una época en la cual Israel estuvo bajo el dominio de los filisteos.

No sabemos nada de la juventud de Sansón. La primera vez que aparece en el texto, ya es un adulto, pero por la forma en que trata a sus padres, parece que era un niño mimado. Cuando el texto nos presenta a Sansón, este hijo tan esperado quien iba a liberar a Israel de los filisteos, va a territorio filisteo, ve a una mujer, y desea que esta filistea desconocida sea su esposa. Comenzamos la historia observando cómo era Sansón a través del siguiente intercambio cargado entre él y sus padres.

¿Por qué tienes que casarte con una mujer filistea?

Jueces 14:1-4: Sansón fue a la ciudad de Timnat y vio allí a una mujer filistea. Cuando Sansón regresó a su casa, les dijo a sus padres: —Vi a una mujer filistea en Timnat y quiero que me la traigan para que sea mi esposa.

Los padres de Sansón respondieron: —Pero debe haber una mujer entre el pueblo de Israel con la que te puedas casar. ¿Por qué tienes que casarte con una mujer filistea? Los filisteos no están circuncidados.

Sansón dijo: —Traigan a esa mujer, que es la que a mí me gusta.

Los padres de Sansón no sabían que el SEÑOR quería que eso sucediera así porque Dios estaba buscando una manera de hacer algo en contra de los filisteos. En esa época los filisteos dominaban en Israel.

Los padres de Sansón no sabían que el SEÑOR quería que eso sucediera

Tenemos que preguntarnos por qué Sansón fue a Timnat, territorio filisteo. Su propósito en la vida fue liberar a su pueblo de los filisteos, no visitar una de sus ciudades por placer. Por lo que acontecerá más tarde en la historia, a lo mejor fuera a Timnat para acostarse con mujeres paganas, mujeres liberales, distintas que las mujeres en Israel. Sus padres intentaron disuadirlo de casarse con una pagana, esta filistea que ni siquiera tiene nombre en la historia, quizás ni él lo sabía. La vio, sintió deseo, y como siempre hacía, exigió que todos, incluso sus padres, lo complacieran. Nota que Sansón ni siquiera entra en la conversación que sus padres quieren tener con él: ¿por qué tiene que ser esta filistea precisamente y no una mujer de su misma fe, del pueblo de Dios? Ignoró la pregunta y sigue con la exigencia de que ellos vayan y que traigan a esta desconocida pagana para que sea suya. Sansón no dice que la ama, a lo mejor ni siquiera habló con ella.

Aunque sabían perfectamente bien el propósito de la vida de su hijo, sus padres consintieron. Dios usó la desobediencia de Sansón. La ley de Moisés fue muy clara que no se casara con una mujer extranjera y pagana. Pero el texto nos dice que Dios quería que eso sucediera así porque estaba buscando una manera de hacer algo en contra de los filisteos. Nunca hay un pretexto para pecar, pero Dios puede usar todo, hasta nuestros pecados para cumplir Sus propósitos.

Allí viene nuestro hijo oliendo de muerte y manchado de sangre

Sansón regresó a Timnat con sus padres para proponerle matrimonio a la filistea. En camino a la casa de los padres de la desconocida, un león lo atacó. Sansón, lleno del espíritu santo, lo mató sin ningún arma. Después, por alguna razón, no se lo contó a sus padres; veremos que a Sansón le gusta guardar secretos. Quizás sus padres estaban acostumbrados a mimarlo y no hacerle demasiadas preguntas: allí viene nuestro hijo oliendo de muerte y manchado de sangre- ¿mató a unos filisteos?

Llegó a Timnat y arregló el matrimonio con la mujer. No nos dice cómo convenció a su padre de permitirle casarse con su hija, siendo del pueblo enemigo además de ser la amenaza más grande para los filisteos. Quizás sus exigencias funcionaron hasta con los enemigos; tenían miedo de lo que haría si no le dieran permiso.

Regresó de nuevo a Timnat, esta vez en camino a su boda. Vio el cadáver del león que mató, y adentro había abejas y miel. Tenía hambre, y aunque no debía comer nada impuro, lo comió y se lo dio a sus padres, haciéndolos impuros también. Otra vez, no se les contó dónde encontró la miel, sin darles la oportunidad de mantenerse puros.

Una fiesta filistea

Después de la boda, como era de costumbre, Sansón dio una fiesta de siete días para todos en Timnat. Pero unos filisteos no estaban conformes con su presencia; había escuchado rumores de este hebreo. Así que mandaron a 30 hombres filisteos a la fiesta para que lo vigilaran. Quisieron intimidarlo, pero fracasaron. Continuamos con la historia, leyendo la diversión que Sansón tuvo con los 30 hombres en forma de una adivinanza.

Mudas de ropa para todos

Jueces 14:12-14: Sansón les dijo a los 30 hombres: —Esta fiesta va a durar siete días. Yo les voy a contar una adivinanza, si ustedes pueden resolverla durante el tiempo que dure la fiesta entonces les daré 30 capas de lino y 30 mudas de ropa. Pero si no encuentran la respuesta, entonces ustedes me darán a mí 30 capas de lino y 30 mudas de ropa.

Los hombres le dijeron: —Dinos de una vez la adivinanza, queremos escucharla.

Sansón dijo: —Del que comía salió comida, y del que era fuerte salió dulzura.

Los 30 hombres trataron de encontrar la respuesta después de tres días, pero no lograran adivinar.

Los filisteos parecen mafiosos

Con este intercambio entre Sansón y los hombres filisteos, vemos el actitud juguetón del hebreo. No se preocupa que lo vayan a lastimar, la bendición de Dios lo hizo arrogante y desobediente a la ley de Moisés. Notamos lo que está en juego: 30 capas de lino y 30 mudas de ropa. ¿Por qué ropa y no algo como dar a los necesitados? Sansón es egoísta y arrogante. Piensa que no hay manera de que vayan a adivinar la respuesta y tengan que entregarle la recompensa; no piensa en el mal ejemplo que es para su pueblo. Al cuarto día los 30 hombres fueron a hablar con la nueva esposa, pidiéndole que les ayudara con la respuesta para que no se convirtieran en pobretones. Parece que al principio ella les dijo que no sabía y no quería involucrarse, pero la amenazaron con prender fuego a su casa con todos adentro si no los ayudara. Parecen tipos mafiosos. Continuamos con la historia, leyendo cómo Sansón dejó ser manipulado por su mujer.

Tú no me quieres, me odias

Jueces 14:16-17: La mujer se acercó a su esposo y llorando le dijo: —Tú no me quieres, me odias. Le dijiste una adivinanza a mi pueblo y no me has dicho la respuesta.

Sansón dijo: —No les he dicho la respuesta ni a mi papá ni a mi mamá, entonces tampoco te la tengo que decir a ti.

La mujer lloró durante el resto de los días que duró la fiesta y siguió molestando a su esposo para que le diera la respuesta. Finalmente, al séptimo día Sansón le dio la respuesta. Ella se fue entonces a explicarle la respuesta a su pueblo.

<< ¿Qué es más dulce que la miel? ¿Qué es más fuerte que un león?>>

Sansón se cansó de ser molestado y las perpetuas lágrimas, ni mencionar que acaban de casarse y todavía estuvieron en la semana de fiesta. Vemos la falta de estima que la tenía: le dijo que no se la contó a sus propios padres, ¿para qué piense que se lo diría a ella, precisamente? Ya cansó de ella y cometió el grave error de decírsela, aun sabiendo que la filistea no era confiable. A lo mejor escondió su alegría, sabiendo que su familia estaba a salvo. Los 30 hombres se reunieron con Sansón y le contestaron correctamente. De inmediato, Sansón supo quién se los dijo. Vemos lo débil que es; no conocía bien a esta pagana, su esposa lo engañó para salvarse, y se enoja fervorosamente, aunque nunca debía haberse metido con ella. Pero Dios usa su ira. Furioso y lleno del espíritu santo, fue a otra ciudad, mató a 30 hombres filisteos y se les dio a los 30 hombres en Timnat las ropas y propiedades de los muertos. No regresó con su esposa, sino a la casa de sus padres, como si fuera soltero. A su vez, su suegro se la dio a un amigo de Sansón sin decírselo.

Si no hubiera arado con mi vaca, no habrían encontrado la respuesta

Después de un tiempo, el enojo de Sansón disminuyó y fue a visitar a la mujer quien creyó todavía era su esposa, trayéndole un cabrito de regalo. Tenemos otro vistazo a la actitud de Sansón; aunque esta mujer no es confiable y lo engañó, quiere acostarse con ella. Pero cuando llegó a la casa de sus padres, su padre le informó que ya no fuera su esposa. Continuamos con la historia, leyendo el intercambio entre Sansón y su exsuegro.

La hermana menor es más hermosa que ella

Jueces 15:1-3: Después de un tiempo, en la época de la cosecha de trigo, Sansón fue a visitar a su esposa y llevó un cabrito de regalo. Sansón dijo: —Quiero entrar en la habitación de mi esposa.

Pero el papá de la mujer no lo dejó entrar, sino que le dijo: —Pensé que la odiabas, por eso dejé que se casara con uno de tus amigos. La hermana menor es más hermosa que ella, cásate con la hermana menor en lugar de la mayor.

Sansón dijo: —Ahora tengo una buena razón para hacerles daño a ustedes los filisteos, ahora nadie puede acusarme.

Tengo una buena razón para hacerles daño

No sabemos cuánto tiempo ocurrió hasta que Sansón fue a visitar a la filistea; el texto no nos dice que la quería, pero extrañaba acostarse con ella. Parece que no había tenido ningún contacto con su familia. ¿Quién hubiera sido el tipo con quien se casó, amigo de Sansón? Quizás el padre usa el término “amigo” de una forma juguetona, que en realidad no es ningún amigo del hebreo, sino uno de los 30 hombres que lo engañaron. ¿Qué amigo verdadero aceptaría casarse con la esposa de uno de sus amigos? Además, la mayoría de los hombres hebreos jamás se casarían con una filistea. Hay que pensar en cómo era su exsuegro, quien le ofreció casarse con la hija menor. Siento que el padre estuviera actuando como el pagano que era, sin importarle sus hijas. Sabiendo cuántos problemas Sansón le causó, fue increíble que el padre lo recibiera en la casa, ni menciona ofrecerle casarse con la hija menor. O, quizás le temía tanto que habló sin pensar. Otra vez, Sansón se enfureció. Continuamos con la historia leyendo lo que Sansón les hizo.

Quemaron todas las plantas de los campos y todos los granos

Jueces 15:4-5:  Sansón salió y atrapó 300 zorros. Los amarró por el rabo de dos en dos y puso una antorcha en medio de cada nudo. Sansón les prendió fuego a las antorchas y luego dejó que los zorros salieran corriendo por los cultivos de los filisteos. Así que se quemaron todas las plantas de los campos y todos los granos que habían cosechado. También se quemaron los viñedos y las matas de olivos.

«¿Quién hizo esto?»

Si no tuviera la fortaleza que le dio el Espíritu Santo, esta historia parecería una cuenta de hadas. Los zorros son feroces y claramente no simplemente se dejaban amarrados por el rabo. Los filisteos no pudieron creer lo que vieron, sus campos y cosechas completamente destruidos. Les costaría muy caro plantar y esperar nuevas cosechas. Al enterarse quien lo hizo (fue la elección obvia porque nadie más sería capaz de una barbaridad de esas) decidieron vengarse, quemando la casa de la ex de Sansón con toda su familia adentro.

—¿Qué nos has hecho?

Cuando Sansón supo lo que hicieron, se enojó aún más y juró vengarse de la que era su mujer. Atacó a muchos filisteos y luego fue a vivir en una cueva. Los filisteos, a la vez, fueron a acampar en Judá, preparándose para la guerra. Pero su pelea no fue contra el pueblo de Judá, sino que querían capturar a Sansón y hacerle sufrir por todo el daño que les causó. Los hombres de Judá no quisieron una guerra en su tierra. No estaban preparados para luchar; Sansón era una molestia, aunque los protegió, les causó muchos problemas y ni siquiera siguió la ley de Moisés. Decidieron entregarlo a los filisteos con la esperanza de proteger muchas vidas. Continuamos con la historia, leyendo el intercambio entre los hombres de Judá y Sansón.

Prométanme que ustedes no me harán daño

Jueces 15:12-13: Ellos dijeron: —Hemos venido para amarrarte y entregarte a los filisteos.

Sansón dijo: —Prométanme que ustedes no me harán daño.

Los hombres de Judá dijeron:

—Nosotros sólo te vamos a amarrar y te entregaremos a los filisteos. No te vamos a matar.

Entonces los hombres amarraron a Sansón con dos cuerdas nuevas y lo sacaron de la cueva.

«Con la quijada de un burro, maté a los mil hombres».

Otra vez vemos la actitud de Sansón: les hizo prometer no hacerle daño, a lo mejor escondiéndoles su risa. Claro que no iban a hacerle daño, no podrían aun si quisieron. Es otra trampa de Sansón y los hombres de Judá caen rotundamente. Los hebreos lo entregaron a los filisteos, los cuales estaban muy felices pensando que iban a hacerle sufrir mucho antes de matarlo. Pero otra vez el Espíritu Santo vino sobre Sansón, rompió las ataduras y mató a más de 1,000 filisteos con el hueso de la quijada de un burro. Eso fue otra insulta para los filisteos con espadas y armadura, a morir de una forma tan brutal. Hasta con su elección de arma desafía a Dios, rompiendo el voto nazareo, acercándose al cadáver de un burro. Después de recibir tanto poder del Espíritu Santo, Sansón creyó que Dios le iba a dejar morir de sed. Continuamos con la historia, leyendo la súplica de Sansón, la primera vez que lo observamos hablando con Dios.

No me dejes morir de sed

Jueces 15:18-19: Sansón tenía mucha sed y le dijo al SEÑOR: «Soy tu siervo, tú me has hecho ganar esta gran victoria. Te ruego que no me dejes morir de sed ahora, no dejes que me atrapen hombres que no han sido circuncidados».

Había un hoyo en Lehí y Dios hizo que del hoyo brotara agua. Sansón bebió y recuperó su fuerza...

Sansón en Gaza

Un día, fue a Gaza, una ciudad filistea; vio a una prostituta, y se acostó con ella. Cuando los filisteos se enteraron de que Sansón estuviera allí, querían matarlo, pero aun pecando, Sansón era más astuto que los filisteos. Continuamos con lo último de esta historia, leyendo lo que aconteció.

Jueces 16:2-3: La gente de Gaza se enteró de que Sansón estaba en la ciudad. Todos querían matar a Sansón y por eso lo rodearon, y vigilaron las puertas de la ciudad y se mantuvieron en silencio toda la noche. Decían: «Al amanecer vamos a matar a Sansón».

Sansón se quedó con la prostituta sólo hasta la medianoche. A esa hora Sansón salió y arrancó las puertas, la tranca y los pilares que estaban en la entrada de la ciudad. Luego se echó todo al hombro y lo cargó hasta la cima de la colina que está cerca de Hebrón.

A cada uno de sus hijos, Dios nos ha brindado algún talento especial. Es nuestra responsabilidad descubrir y cultivar el don que Él nos dio. Al reflexionar sobre la vida de Sansón, quizás te preguntas, ¿por qué Dios no lo castigó? Con los Suyos, Dios no los castiga, el castigo vendrá al final cuando Jesús regresa a la tierra y juzga. En vez de castigar, disciplina, lo cual uno puede experimentar como castigo, aunque no lo es. Pero, Sansón decidió no escuchar a la disciplina de Dios y sufrió las consecuencias. Veremos a Sansón de nuevo en la próxima devocional sobre Sansón y Dalila.

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