Cómo confrontar en amor

Tenemos miedo de tener conversaciones difíciles en las cuales tendremos que confrontarle a alguien, especialmente a un ser querido.  “Si nos amamos, no tendremos que confrontarnos.” Falso. 

Leemos unos pasajes de la biblia a ver que nos ensena en cuanto a la confrontación en amor:

“Hermanos, si ven que alguien ha caído en algún pecado, ustedes que son espirituales deben ayudarlo a corregirse.  Pero háganlo amablemente y que cada cual tenga mucho cuidado, no suceda que él también sea puesto a prueba,” (Gálatas 6:1). 

“Mas bien, hablando la verdad en el amor, debemos crecer en todos los sentidos en el que es la cabeza, en Cristo,” (Efesios 4:15). 

“Mas se puede confiar en el amigo que hiere que en el enemigo que besa,” Proverbios 27:6).

“Si alguien causa divisiones en la iglesia, llámale la atención una y dos veces; pero si no te hace caso, expúlsalo de ella, pues debes saber que esa persona se ha pervertido y que su mismo pecado la está condenando,” (Tito 3:10-11).

Antes de confrontar

Primero, sal de la casa con él a tomar café o cenar. Asegúrate que estén a solos y que tengan suficiente tiempo para terminar la conversación. Después de relajarse un poquito, dile que necesiten hablar de algo muy importante.

Durante la conversación, es esencial que te des cuenta si se enoja, se entristece, se pone ansioso- o sea, haya cualquier cambio del estado de ánimo para que pares y lidies con lo que se siente antes de continuar. A lo mejor, cuando intentaste hablar con él anteriormente, ignoraste sus cambios de humor y, por lo tanto, no te escuchó y nada cambió.

Usa los siguientes pasos para mantenerte sincronizada con él y lograr los cambios que deseas. Estos pasos son adaptados de los libros "Conversaciones cruciales," por Patterson, Grenny, McMillen y Switzler y "Más allá de los límites," por Dr. John Townsend, ambos libros  recomiendo mucho.

Pasos para confrontar en amor

1.    Solicita que él sea un participante activo en la discusión, y dile que necesitas su ayuda en resolver el problema. Ej: "Quiero que hablemos de un problema que afecte a los dos que tenemos que resolver."

2. Sencilla y claramente, dile lo que necesites. Di tu verdad en el amor; la ambigüedad, o dejarlo confundido o con dudas no es amorosa. Ej: “Necesito que me ayudes con los niños, la casa, y pagar las cuentas.”

3.   Explícale cómo su comportamiento te ha impactado y ha cambiado tus sentimientos hacia él. Comienza tus oraciones con <<Yo>> y evita decir: "Tú haces ____." Ej: “Yo me siento agotada, y por lo tanto, en la noche realmente no tengo ganas de hacer nada contigo.” Reconoce si se ponga incómodo, ansioso o enojado. Ej: "Me doy cuenta de que tu lenguaje corporal acaba de cambiar - ¿todo está bien?" "Me doy cuenta de que ya no estás manteniendo el contacto visual- ¿hay algo que te gustaría decir?"

4.   Dale la oportunidad de responder. "Sí, estoy bien." Si dice que todo está bien, no es necesario continuar con los otros pasos; vuelve a la conversación.

5. Si dice que todo está bien, pero su lenguaje corporal te dice lo contrario, no sigas con la conversación. Hazle algunas preguntas más sobre lo que está pasando y su estado de ánimo. Ej: "Dices que estás bien, pero los brazos están cruzados. ¿Algo que dije te molesta?"

6. Si se enoja o te echa la culpa, escucha sin interrumpirlo. Resume lo que dice y pídale aclaraciones. "Lo que te oí decir es _____. ¿Es correcto?" “Pero Dios nos ayuda más con su bondad, pues la Escritura dice: <<Dios se opone a los orgullosos, pero trata con bondad a los humildes.>>(Santiago 4:6).

7. Si él menciona un punto válido, establecen un tiempo más tarde para discutirlo y resolverlo: Ej: “Pero, cuando trato de ayudarte, me dices que lo hago mal, tan solo porque no hago las cosas como a ti te gustaría.” No lo discutan en este momento porque es probable que no vuelven al asunto pendiente que quisieras resolver ahora.

8. Si sigue echándote la culpa y niega su parte en el problema, escúchale otra vez sin interrumpirlo. Admite lo que has hecho mal sin poner excusas y disculparte si sea necesario.  Si sigue negando lo que él hace o que haya un problema, pregúntele si le gustaría que le señalaras el comportamiento la próxima vez que lo haga.

9. Recuérdale lo que realmente quieres: Ej: "No quiero pelear contigo, es que quiero que me ayudes más para que tengamos una casa más tranquila." Sé directo y claro con lo que quieres. Si el lenguaje corporal negativo continúa, sonda un poco más y averigua el verdadero problema.  

10. Antes de seguir la conversación, pídele permiso continuar. Ej: "¿Estamos bien? ¿Está bien si continuamos?" Si es así, vuelve a enfocarte en la conversación y sigue volviendo a estos pasos tanto como sea necesario.

Problemas posibles

Si uno o los dos de ustedes se enojan, para la conversación. Ej: "Estamos enfadados y esta platica ya no es productiva. Tomemos un descanso. ¿Cuándo podemos continuar?" No la dejes “para después” y nunca terminan.

Si sigue defensivo y echándote la culpa, cambia el enfoque a su actitud. Ej: "El hecho de que no podemos hablar de nuestros problemas es un problema. ¿Qué podemos hacer para comunicarnos de forma abierta y honesta para que podamos resolver nuestros problemas?"

Limites

Si su actitud no cambia, establece algunos límites. Ven preparada a la conversación con los limites bien pensando, por si acaso los necesites. Comunícale cuáles serán los límites de modo que no sean una sorpresa. Ej: "Si no comienzas a ayudarme más, voy a (dejar de pagar las cuentas, no limpiar la casa, etc.) porque no puedo permitir (el comportamiento) más."

A veces, alguien no escucha a las palabras, pero no puede evitar de poner atención a los límites.  De manera que sean efectivos, deben tener un directo impacto negativo y tienen que ser cosas que estarías dispuesta cumplir. Por ejemplo, si tienes miedo de qué pasaría si no pagaras las cuentas, entonces eso no es un buen limite.  Igualmente, no crees limites que le dañaría a otro, como dejar de cuidar a los niños. Tienes que pensar muy bien antes de la conversación cuales limites serían eficientes y seguros en lograr lo que necesitas.

Limites no son un castigo

 No uses los limites como un castigo, sino como una solución temporaria. Esperas que el límite lo anime a cambiar. Ej: “No quiero imponer este límite, pero quiero que sepas que esta vez hablo en serio.  Quiero paz en la casa y quiero que nos llevemos bien. Espero que cambies.  Y si no cambias, no tengo otra opción más que seguir imponiendo este límite.”

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