Cómo tener una conversación difícil

¿Uno o más de los siguientes frases te suenan familiares?

“Me da miedo pensar en pasar en otra navidad con mi suegra. Siempre es toda una temporada miserable para todos. Y cuando trato de hablarle del tema, ¡lo niega todo!”

“Me gusta mi trabajo, pero mi jefe es un tipo tan exigente y no me escucha para nada, ya pienso renunciar, aunque no tengo la menor idea donde encontraría otro puesto.”

“Miguel me cae bien, pero necesito mi propia vida además que un novio, y él comienza a regañarme siempre que intente de hablarle del asunto.  Quizás tuviéramos un futuro si me dejara un poco de espacio.”

Conversaciones Cruciales

Si necesitas tener una conversación difícil con alguien, pero no quieres tenerla porque no sabes por dónde comenzar o tienes miedo de cómo vaya a reaccionar, la siguiente te va a ayudar a tener la conversación pendiente ya y sin que nadie se lastime. Esta información es adaptada del libro, “Conversaciones Cruciales,” te lo recomiendo.

Ay- pero, este, no sé

Tenemos muchos pretextos para no tener conversaciones difíciles. ¿Te has dicho uno de estos pretextos?

“Hablarle no va a hacer ninguna diferencia.”

“Voy a ofenderlo.”

“Ella va a terminar nuestra amistad.”

“Si digo algo, me van a despedir.”

“Pues, ni modo, nada de esto es mi culpa.”

“Todo esto es mi culpa.”

“No hay nada que puedo hacer.” 

Una bifurcación del camino

Hay serias consecuencias de no tener conversaciones cruciales. ¿No te gustaría cambiar la trayectoria de tus relaciones que están en peligro o simplemente no están satisfactorias y quisieras que fueran algo más, mejor, o diferente? Es muy probable que la persona con quien necesitas hablar ni se da cuenta de que tal problema existe.

Piénsalo: si no tienes la conversación difícil, además de no solucionar el problema, no le ofreces la oportunidad de crecer y sanar. Relaciones dañadas seguirán así y quizás se empeorarán. "Nunca devuelvas el mal por el mal a nadie. Respeta lo que es correcto a la vista de todos los hombres. Si es posible, en la medida en que dependa de ustedes, estén en paz con todos los hombres,"(Romanos 12:17-18).  Y normalmente no se llega a la paz fácilmente; hay que tener una o quizás una serie de conversaciones difíciles e incomodes para llegar a esta paz.  Pero vale la pena.

La salud y el conflicto

Hay varios estudios que indican que relaciones conflictivas afectan la salud física tanto como mental. Tú y tus relaciones personales y profesionales valen demasiado para guardar el silencio. Si has intentado tener una conversación difícil y no te ha ido bien, es casi siempre porque no había suficiente preparación de antemano. Antes de cualquier conversación difícil, para que tengas mejor resultados, prepárate, escribiendo las respuestas a estas estas tres preguntas. A lo mejor las respuestas finales te van a sorprender.

3 preguntas de preparación

  1. En esta situación, ¿qué es lo que realmente quiero? Puede ser ardua contestar esta pregunta, porque si lo que realmente quieres es que la otra persona cambie, o que te dé un aumento de salario, y lo dices así, en la mayoría de los casos la conversación terminará mal.

Cuando yo tenía que prepárame para una conversación difícil con un pariente, tenía que meditar en esta pregunta un buen rato.  Al principio, pensaba desear que mi pariente simplemente se cambiara su forma de actuar conmigo.  Durante el proceso de meditar sobre lo que quería, descubrí que lo que realmente deseaba era una relación más madura, con más respeto por la adulta que soy, lo cual involucraba un cambio de ambos partes. 

2. ¿Qué es lo que no quiero? Si te resulta un poco complicado contestar la primera pregunta, ésta puede aclárate lo que buscas.

En mi caso, estaba viviendo lo que no quería, una relación fría, con muchos malentendidos, mientras no parecía que me respetara.

3. ¿Si realmente quisiera eso _____, como me comportaría? ¿Qué haría diferente? “Si realmente quisiera un aumento del sueldo, ¿cómo me comportaría?” “Si realmente quisiera recuperar a mi matrimonio, ¿cómo me comportaría?” Esta pregunta te ayuda decidir si estás dispuesta cumplir con lo que sea necesario para obtener lo que quisieras, pero no en un sentido egoísta, sino que estás dispuesta sacrificar o dar por el bien de la relación. En una conversación difícil, y en el Reino de Dios, las relaciones siempre son una prioridad.

Al contestar la última pregunta, sabrás si debieras seguir adelante con la conversación; si no estás dispuesta cambiar tu comportamiento, es probable que fuera más productivo cambiar tu expectativa o limitar el tiempo con la otra persona en vez de entablarle en la conversación. Cuando te preparas para la conversación, es muy posible que la persona que cambie más eres tú.

¿Qué buscas?

Al comenzar la conversación difícil, enfócate en lo que quisieras y el resultado que buscas, aun cuando las cosas se pongan difíciles. Sé claro y directo para que la otra persona no se confunda.  “Mas bien, hablando la verdad en el amor, debemos crecer en todos los sentidos en el que es la cabeza, en Cristo,” (Efesios 4:15). Nunca comiences o continúes en la conversación si estás enojada─ no vas a lograr tu propósito si no controlas tus sentimientos. “Una respuesta suave aleja la ira, pero una palabra dura despierta la ira," (Proverbios 15:1).

Cuando pides permiso hablar con él o ella, asegúrate que no esté apresurado y que estén a solos. "Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas y hazle reconocer su falta. Si te hace caso, ya has ganado a tu hermano," (Mateo 18:15).

¡Siempre practica!

De antemano, practica la conversación con alguien confiable para poner en práctica estos pasos y estar mejor preparada para reacciones posibles. Es imprescindible que durante el transcurso de la conversación te des cuenta si la situación se empeore, si se enfade, o se ponga ansioso. Si esto sucede, utiliza los siguientes cinco pasos para no enredarte en una batalla emocional (ni de palabras) y mantente enfocada en lo que realmente quisieras.

Los 5 pasos que practicar durante la conversación

  1. Reconocer- Reconoce si él o ella esté incomodo, ansioso, enfadado, u otra emoción negativa. Ej: “Me doy cuenta de que su lenguaje corporal acaba de cambiar- todo está bien?” “Me doy cuenta de que ya no mantiene el contacto visual conmigo─ hay algo que le gustaría decirme?”

  2. Responder- Dale la oportunidad de responder. Si dice que todo está bien, no es necesario seguir con los demás pasos, puedes continuar con la conversación.

Si dice que está bien, pero su lenguaje corporal te dice otra cosa, no sigas con la conversación, sino hacerle unas preguntas más sobre lo que está pasándole por la mente. “Me dice que todo está bien, pero se me hace que su lenguaje corporal me dice otra cosa.  ¿Hay algo que le gustaría decir? Quisiera escucharle.”    

3. Pedir disculpas- Si dice, “Estoy enojado/ansioso/molesto,” pide disculpas de una forma sencilla. “Perdóname por ofenderte, lo siento. No fue mi intención.”

4. Contrastar- Recuérdale lo que realmente quisieras y no tengas miedo de ser directa y clara: “No quiero que terminemos, es que ya no puedo pasar tanto tiempo contigo.” “No quiero que te vayas de la casa, es que ya no puedas tomar mientras vivas aquí.”

5. Reenfocar-Antes de seguir con la conversación, pídele permiso continuar. “Estamos bien?” Si es así, reenfócate en la conversación y sigue con estos cinco pasos todo lo que sea necesario hasta terminar.

Este método funciona muy bien, pero no es un es un receta milagrosa.  Puede ser necesario tener tan solo una parte de la conversación a la vez y programar varias conversaciones antes de que logres tu objecto.  “Hay quienes hieren con sus palabras, pero hablan los sabios y dan el alivio," (Proverbios 12:18).

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