El faraón aceptó esclavizar a todos los egipcios

La hambruna seguía y los egipcios ya no tenían nada con qué pagar

En la devocional anterior, Jacob y todos sus familiares se mudaron de Canaán a establecerse en Gosén, la mejor parte de Egipto. Esto sucedió en el segundo año de la hambruna. Pero la hambruna y la sequía continuaba en toda la región. Todos tenían hambre, pero no había comida en ninguna parte, excepto por lo que los egipcios pagaron en impuestos durante los siete años de abundancia. Debido a la falta de comida, ya no había ricos, todos cayeron en la pobreza. En esta devocional veremos cómo José actuaba por el bien de su pueblo, y para enriquecer al faraón aun más. A veces presentan a José como un príncipe azul en algún cuento de hadas, pero no era así. Mientras estudiamos esta sección de Genesis, pensamos en qué lo motivó, sea por venganza, los años de esclavitud lo endurecieron, o por simplemente servir fielmente a su amo, el faraón.

Para los egipcios fue un impuesto doble

En el principio de la hambruna, la gente todavía podía disfrutar de los productos agrícolas, había aceite de olivo, legumbres y frutas. Después de más de dos años de hambruna, unos ya se murieron y lo único que había era trigo. Nadie tenía más dinero que comprar el trigo; el texto nos dice que José ya había recolectado todo el dinero que había en ambos Canaán y Egipto. Si no había dinero, podemos suponer que la gente ya había entregado sus cosas de valor, como oro, plata, y joyas. Pensamos en esto: estamos hablando de un territorio grandísimo, y nadie tenía dinero ni objetos valiosos. Tenemos que recordar que los egipcios realmente estaban pasándolo muy mal: habían recolectado este trigo como un impuesto 20% más de lo que ya estaban pagando. La idea de que José almacenaría el trigo para los años de hambruna fue una parte. Ahora que necesitaban el trigo, no recibieron ningún beneficio, tenían que pagar por el trigo que le habían dado como impuesto al faraón. Por lo menos, los que venían desde Canaán pagaron una vez, aprovechándose del impuesto que los egipcios tuvieron que pagar.

Durante los siete años de abundancia, parece que los egipcios entregaron una quinta parte de su trigo para el impuesto, pero no guardaron nada para los siete años previstos de hambruna. Quizás no creían en este hebreo, o quizás no pensaron que la sequía sería tan severa, pero de cualquier modo, estaban completamente a merced del gobierno, no estaban preparados para nada. Creo que no guardaban trigo porque pensaban que por eso estaban entregándoselo al faraón, para almacenarlo hasta cuando fuera necesario sacarlo. No creo que pensaran que tendrían que pagar por lo que ya le habría dado.

La desesperación crecía

Mientras pasaron los años de hambruna, la desesperación de la gente crecía. Tenemos que preguntarnos en una situación tan desesperada, ¿Por qué José no simplemente comenzó a racionar el trigo, dándoles a todos un poquito, quizás no tanto como quisieran, pero lo suficiente para mantenerse vivos? Él era el encargado del trigo, pero esto no fue lo que hizo. José le entregó al faraón todo el dinero que recibió a cambio del trigo que había almacenado. Cuando los de Canaán y Egipto se dieron cuenta que ya no tenían nada con qué pagar por el trigo, fueron a José. Comenzamos la historia, leyendo el intercambio de los hambrientos de Canaán y Egipto y José.

Rebaños por comida

Génesis 47:15-17: Cuando se acabó todo el dinero en Canaán y Egipto, los egipcios fueron a ver a José y le dijeron:

—Denos comida. Ya se nos acabó todo el dinero, si no nos da comida moriremos frente a sus ojos.

Entonces José dijo:

—Denme sus rebaños. Si se les acabó el dinero, les daré comida a cambio de sus rebaños.

La gente le llevó sus rebaños a José, y él les dio comida a cambio de sus caballos, sus rebaños de ovejas, su ganado y sus burros. Ese año les dio comida a cambio de todos sus animales.

Si no nos da comida moriremos frente a sus ojos

Se supone que más gente de Canaán se muriera durante la hambruna por la distancia que tenía que recorrer para comprar más comida. Para los egipcios, entregar sus animales para el trigo no era un sacrificio tan grande, desde que no comieran tanta carne como los otros de Canaán. Recordamos en la devocional anterior que el faraón le dio un trabajo a los hermanos de José, el de pastorear a su ganado real, así que es probable que eran sus hermanos quienes los cuidaban para el faraón. Como ya no había pasto, ¿Qué comían? Como Gosén era la mejor parte de Egipto, quizás todavía había pasto, pero si no, seguramente les dieron trigo.

Aunque el texto no nos dice, en adición de almacenar el trigo, tenía que racionar y guardar agua también, si no, todos hubieran muerto por la falta de agua. Sin sus animales, no tenían nada con qué negociar y José lo sabía. Al fin de aquel año, los egipcios ya no tenían trigo y volvieron a hablar con José, esta vez aún más desesperados que el año anterior y más dispuestos a hacer lo que fuera para sobrevivir. Continuamos con lo inimaginable que sucedió cuando José habló con la gente de nuevo.

Sólo nos quedan nuestros cuerpos y nuestras tierras

Génesis 47:18-21:  Cuando se acabó el año, la gente volvió y le dijo:

—Usted sabe, señor, que se nos acabó el dinero y que ya le dimos todos nuestros animales. Sólo nos quedan nuestros cuerpos y nuestras tierras. Con seguridad moriremos frente a sus ojos. Cómprenos a nosotros y nuestras tierras a cambio de comida. Nosotros nos convertiremos en esclavos del faraón y nuestras tierras también le pertenecerán a él….

Entonces José compró toda la tierra de Egipto para el faraón. Todos los egipcios vendieron sus campos porque tenían mucha hambre. Y la tierra pasó a ser del faraón. Hizo que toda la gente, de un extremo a otro de Egipto, volviera esclava del faraón. 

Hizo que toda la gente, de un extremo a otro de Egipto, volviera esclava del faraón

Como ya no tenían nada más, José permitió que le vendieran todas sus tierras e hizo a toda la gente de Egipto esclavos del faraón. Trabajaron y sembraron la tierra que ya no era suya, con el pago en trigo. Vale la pena mencionar que la esclavitud de los egipcios no era la misma esclavitud de los hebreos como veremos en el libro del Éxodo. La esclavitud de los egipcios no involucraba azotarlos ni privarlos de comida ni hacerlos trabajar sin cesar; todos trabajaban la tierra juntos, comiendo, viviendo, y dándole al faraón una quinta parte de todo, pero sin ser dueños de nada. Vivían en casas como antes, pero ya no eran los dueños; así vivían cuando los veremos en nuestro inminente estudio del Éxodo.

El faraón por su parte se enriqueció más que nunca, adquirió todas las tierras de Egipto y todos sus sujetos como esclavos.  Es increíble pensar en eso, en el poder que tenía para hacer lo que quería con quien le daba la gana. Los únicos egipcios que no eran esclavos y mantenían sus tierras eran los sacerdotes, porque el faraón pagaba por sus servicios y con este dinero pagaron su trigo. Tampoco el texto nos dice qué hicieron los pueblos de Canaán, pero no parece que se entregaron como esclavos al faraón, ni que le vendieron sus tierras.

La hambruna terminó

Al terminar la hambruna, José le dio a la gente semillas para sembrar, así dándoles una oportunidad de alimentar a sus familias. Les dijo que, en el tiempo de la cosecha, tendrían que entregar una quinta parte de toda la cosecha al faraón. Así que el faraón tenía todo: su dinero, sus animales, sus tierras y sus propias vidas. Pensaríamos que la gente estaría enojadísima por volverse esclavos del faraón y tener que trabajar la tierra, pero estaba alegre. Continuamos con el final de esta historia con la sorprendente reacción del pueblo egipcio.

Génesis 47:25: La gente dijo:

—¡Nos salvó la vida! Si usted quiere, señor, seremos esclavos del faraón.

Conclusión

A diferencia de los egipcios, Jacob y sus hijos prosperaron en Gosén y multiplicaron, gracias al trigo que José les dio. Eran los únicos que no pagaron por su trigo, se quedaron con su dinero, animales, y tierras. Había un cambio radical de su estatus socioeconómico en comparación con los egipcios: se enriquecieron mientras ellos se volvieron esclavos. Quizás por la gracia que el faraón les mostró a los israelitas por eso José no intentó interceder por los egipcios; no quería que su propio pueblo padecería igual que ellos.

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