La ley de sembrar y cosechar

“Esto te ha pasado por haberme abandonado a mí, que soy el Señor tu Dios y que te guiaba por el camino. Tu propia maldad te castigará, tu infidelidad te condenará. Piensa y verás lo malo y amargo que ha sido que me abandones y que no me hayas honrado, a mí, que soy el Señor tu Dios. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo.» ¡Israel, no lastimes tus pies corriendo descalza, no dejes que se te seque la garganta! Pero tú dijiste: “No, imposible; amo a los extraños y me voy con ellos.”... A mí, en cambio, me dan la espalda y no la cara. Sin embargo, apenas se ven en peligro, me dicen: “¡Ven a salvarnos!” Judá, ¿dónde están los dioses que te hiciste? ¡Tienes tantos dioses como ciudades! ¡Pues que vengan ellos, a ver si pueden salvarte cuando te llegue la desgracia! Y tendrás que regresar de Egipto llena de vergüenza, porque yo he rechazado a los que te inspiran confianza, y nada vas a ganar con su amistad.»”
Jeremías 2:17, 19, 25, 27-28, 37 DHH94I

Hay consecuencias naturales de rebelarse contra los caminos de Dios- esto se llama la ley de sembrar y cosechar. Cuando sembramos en nuestros deseos carnosos, eventualmente cosechamos una cosecha de malos cultivos o resultados. Las consecuencias naturales del pecado no son necesariamente la disciplina de Dios, sino que estamos cosechando los malos resultados o efectos del pecado. Tomamos demasiado; cosechamos una resaca. Somos infieles; cosechamos problemas matrimoniales o un divorcio. No invertimos en nuestras relaciones; cosechamos aislamiento y falta de apego. Este no es el castigo de Dios, sino las consecuencias naturales de tomar decisiones equivocadas.

Como lo demuestra la cantidad de oportunidades que Dios le dio a Israel, creo que su corazón no es castigarnos. Como dice este pasaje, los resultados de nuestra recaída nos castigarán. ¿Alguna vez has pensado en cómo Dios experimenta nuestro rechazo de Él? Como seguidores de Cristo, lo lastimamos cuando decidimos vivir nuestra vida siguiendo nuestros propios deseos, sin servirle, cuando Él quiere lo mejor para nosotros, una vida abundante y conectada en la que lo amamos plenamente, y experimentamos su tremendo amor por nosotros.

¿Qué te estás perdiendo en busca de más dinero, una casa más grande, un coche más nuevo, unas prendas más lujosas? ¿Tiempo con la familia, Dios, crecimiento espiritual o emocional? Crecer en tu carrera y tener cosas hermosas no está mal, pero no corran detrás de ellas tan duro que se conviertan en el foco de tu vida, en lo que sueñas, confías y esperas. Pon tu esperanza en lo eterno, en el único Dios Verdadero, y si estas cosas se desvanecen, nunca estarás solo.

¿Qué tan fácil es cuando podemos hacerlo todo por nuestro propio esfuerzo, autosuficientes? El concepto de pedir a Dios por el pan diario literal es algo extraño para mí, sin embargo, sé muy bien clamar a Dios en situaciones de emergencia o acudir a Él repetidamente durante los momentos difíciles. A veces incluso he considerado no acudir a Dios tanto como si le estuviera haciendo un favor, dejándole en paz. Mi pensamiento era que sólo le molestaré con problemas que no podría resolver yo misma. 

Si bien somos responsables de usar nuestros dones y talentos sabiamente, incluyendo la resolución de problemas, siempre habrá problemas a los que sólo Dios tiene la solución, y sólo yendo a él en oración escucharemos de Él.  Incluso las situaciones que creo poder manejar sola, es mejor pedírsela a Él si estoy yendo en la dirección equivocada, y no dependerme de mi propia sabiduría.

Me encanta cómo Dios nos permite vislumbrar su emoción. Le imagino frustrado, algo exasperado, preguntando en un tono casi burlón cuando finalmente acudimos a Él, ¿dónde están los dioses que hicimos por nosotros mismos?  Nuestra falta de comunicación y obediencia le duele. Él es nuestro Padre Celestial, nuestro verdadero padre, que nos ama más de lo que podemos imaginar. Él siempre quiere saber de nosotros, y Él puede guiarnos a evitar que recaigamos, permaneciendo fieles a Él, acatando a su amor. Así que, confía en Él con tus heridas, deseos, pecados y sentimientos más íntimos; Él puede manejarlos y ayudarte con todo.

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

http://apoyocristiana.com
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