Saúl contra Jonatán y David

Un loco, un plan, y mejores amigos arrancados

En el previo estudio, Jonatán y David crearon un complejo plan para averiguar las verdaderas intenciones de Saúl con David. En este estudio, continuamos con la historia, leyendo si el plan funciona, y si Saúl realmente es tan bondadoso como su hijo cree. 

La más loca fiesta de Luna Nueva  

Cuando la escena se abre, Jonatán acaba de irse, y David se esconde en el campo. Como tiene que esconderse, no canta ni toca su arpa, pero a lo mejor escribe un salmo. En la casa de Saúl, hay mucha preparación antes del comienzo de la fiesta de Luna Nueva. Cuando llega el momento de la comida, Saúl se sienta en su asiento de siempre, con su hijo Jonatán enfrente y su comandante Abner a su lado. Jonatán no dice nada, pero observa a su papá. Quizás frunce al ver el vacío asiento de David, pero Saúl no dice nada; piensa que tal vez David hizo algo que lo dejó impuro y por la ley, no puede asistir a la celebración ese día. Pero al día siguiente, el asiento de David todavía está desocupado; la impureza tan solo dura un día, así que el rey sabe que no asiste por otro motivo.

Sin mostrar sus intenciones, Saúl le pregunta a Jonatán por qué el hijo de Isaí no vino a la fiesta hoy ni ayer. Llamándole el hijo de Isaí pone distancia entre él y su yerno, su mejor soldado, su arpista; llamándole así es un insulto además que recuerda a todos que David es un pobretón, un pastorcito de ovejas. Jonatán traga en seco; no está acostumbrado a mentir, pero por David, lo hace. Le dice lo que David le pidió decirle, que le pidió permiso para asistir el sacrificio con su familia en Belén. El texto no indica si Mical esté presente, para que Saúl le pregunte a la esposa en vez de al mejor amigo el paradero de su yerno. Probablemente Mical está en la casa de su papá, comiendo en la mesa de las mujeres. La respuesta que David le dio a Jonatán habla mucho: decirle a mi suegro que te pedí permiso para ir a ver a mi familia (Saúl, no eres mi familia y no te pido permiso) y ver a mis hermanos (Mical, prefiero estar con mi familia que contigo). Comenzamos con la continuación de la historia leyendo la reacción de Saúl al escuchar la respuesta de Jonatán.

Eres hijo de una esclava perversa y rebelde

I Samuel 20:30-33: Entonces Saúl se enfureció con Jonatán y le dijo:

—No quieres obedecer porque eres hijo de una esclava perversa y rebelde. Yo sé que estás de parte de David, para vergüenza tuya y de tu madre. Mientras viva el hijo de Isaí, no serás rey ni tendrás ningún reino. ¡Ve y tráeme a David ahora mismo! ¡Ya está condenado!

Jonatán le preguntó a su papá:

—¿Por qué ha de morir David? ¿Qué mal ha hecho?

Pero Saúl trató de matarlo con su lanza. Así Jonatán se convenció de que Saúl estaba decidido a matar a David. 

Mi papá no está borracho, está loco

Saúl se enfrenta con Jonatán, furioso que no quiere obedecerlo. ¿Obedecerlo en qué? Saúl sabe que Jonatán le miente; no entiende por qué a Jonatán no le importa ser el próximo rey. ¿Qué quiere decir que su madre es una esclava perversa y rebelde?  Influenciado por el espíritu maligno, cuyo único objeto es matar a David, Saúl habla mal de Jonatán y su madre. Quiere decir que desde que nació, Jonatán es como su madre, una mujer que según el juicio del rey enloquecido, es perversa, rebelde, y como Jonatán, le causa vergüenza a Saúl por no obedecer sus locuras. Jonatán sabe que David, y no él, será el próximo rey, así que no tiene la menor intención de obedecer a su papá. Jonatán es un guerrero experimentado y Saúl piensa que su hijo podría vencer a David, si únicamente lo obedece, saliendo ahorita mismo y traérselo. Ni tiene que matarlo, Saúl quiere el placer de asesinarlo ante su familia, con su primogénito a su lado.

No puedo creer lo que acabas de hacer

Cuando Jonatán le pregunta qué mal ha hecho David, Saúl no puede más. Soltando un grito malvado, Saúl agarra su lanza, e intenta meter el punto en el pecho de este hijo ingrato, amigo del traidor, tan rebelde y perverso como su madre. Jonatán la esquiva, sintiéndose como David. Ahora Jonatán entiende que el odio de su papá por David sea tan inmenso que está dispuesto a asesinar a su propio hijo. El texto dice que se retira de la mesa, enfurecido. Abner y los invitados no saben qué decir. Quizás Abner le pregunta a Saúl si quiere que él vaya ahora mismo y le traiga a David- Belén no está tan lejos. El escritor del texto nos da unos detalles muy humanos: Jonatán está tan enojado con su papá por humillarlo y por darse cuenta de que realmente quiere matar a David, que no come nada todo este día festivo.  Jonatán no puede creer que su padre intente matarlo, que esté tan loco, tan bajo la influencia del espíritu maligno que ya no haya marcha atrás. El hecho de que su papá es el villano lo consuma. Se siente avergonzado por el hombre que su papá sea, pero no puede hacer nada para cambiar el rumbo en que va; ahora lo único que puede hacer es orar y mantener su promesa a David.

Después de una noche sin comer ni dormir

La mañana siguiente, tal y como le prometió a David, Jonatán sale al campo para encontrarse con él, comunicándose con el código que habían creado. Jonatán sale de la casa con el pretexto de practicar con flechas; ahora que Saúl sabe que es leal a David y no a él, a lo mejor pide información de todos sus criados. Jonatán no comió nada el día anterior, tampoco no durmió, pensando toda la noche en lo malvado que es su propio padre, como él se atrevió a intentar a hacer lo impensable, a matar a propio hijo. ¿Qué sentido tiene cazar a David para establecer su trono, cuando va a matar al heredero del trono? Sus ojos rojos pican con tanto llorar, la cabeza le duele tanto que amenaza explotar, pero únicamente piensa en cumplir su parte del plan. Al amanecer, toma unos panes y sale con unos de sus criados más jóvenes, todavía miedoso de hacerle enojar y menos probable de informar alguna sospecha al rey. Ya era momento de ejecutar el plan. Continuamos con la historia leyendo si su complejo plan funciona.

Comunicando en código

I Samuel 20:36-39: Jonatán le dijo al criado:

—Ve y busca las flechas que voy a tirar.

El criado se echó a correr y Jonatán tiró las flechas sobre su cabeza. El criado corrió al lugar donde habían caído las flechas, pero Jonatán gritó:

—¡Están más allá! ¡Apúrate! ¡No te quedes ahí parado, ve por ellas!

El criado recogió las flechas y se las trajo a su amo sin darse cuenta de nada de lo que pasaba, pues sólo David y Jonatán lo sabían. 

¡Apúrate! ¡No te quedes ahí parado!

David escucha claramente el código: ¡apúrate, no te quedes ahí parado, mi papá quiere matarte! El mensaje le quita el aliento; ansiaba escuchar que todo está bien, que todo fue un malentendido, que puede regresar al servicio del rey hoy mismo. Pero no es así. David, olvídate de Mical, olvídate del ejército, olvídate de regresar a Belén. Ya eres un fugitivo. Ni tus amigos ni tu familia están seguros. El plan funcionó, pero a ninguno de los dos les gustó el resultado. El texto dice que Jonatán le da su arco y las flechas al criado, instruyéndole que regrese primero al pueblo. Sin sospechar nada, se va. David lo observa irse. Continuamos con el final de la historia, leyendo la triste despedida de Jonatán y David.

No puedo creer que tengamos que despedirnos

I Samuel 20:41-42: En cuanto se fue el criado, David salió de su escondite e inclinó su rostro ante Jonatán. Después de inclinarse tres veces, se besaron y lloraron juntos, hasta que David se desahogó. Jonatán le dijo a David:

—Ve en paz. En el nombre del SEÑOR, prometimos que seríamos amigos y que el SEÑOR sería testigo entre nosotros y nuestra descendencia para siempre.

¿Pero, eran homosexuales?

Sollozando, David se inclina ante Jonatán, agradecido por su amistad y lealtad, muy apenado por lo que acaba de averiguar sobre su propio padre, y lamentando que ya no se vayan a ver. Se besaron y lloraron juntos hasta desahogarse. Espera ¿no dijimos que Jonatán y David no tuvieron una relación homosexual? David no podría ser el hombre con el corazón de Dios, según Dios, si tuvieran una relación inapropiada. Se sentían tan unidos, se amaron tanto, que les dieron un beso de despedida, no un beso amoroso ni romántico.

Jonatán le cuenta todo lo que aconteció la noche anterior, que no sabe cómo va a lidiar con su papá ni su espíritu maligno, que no quiere que se vaya, pero entiende que ya no hay alternativa porque Saúl definitivamente quiere matarlo. Quizás Jonatán se disculpa con David, pidiéndole perdón por creer en su padre en vez que en él. Pero todavía tienen una esperanza: cuando David sea rey, pueden volver a ser amigos. Para que esto suceda, saben que Saúl estará muerto, y ninguno quiere que se muera. Se abrazan y se dan sonrisas lastimadas, y agotadas. David recoge su arpa, y comienza a marcharse en dirección opuesta. Jonatán se queda allí por unos minutos, hasta ver la figura de su mejor amigo desaparecer. David se da la vuelta para darle un último adiós con la mano, pero Jonatán ya no puede verlo, los ojos borrosos de lágrimas.

En el próximo estudio, David buscará comida y armas con un sacerdote y actuará como un loco ante el Rey Aquis de filistea.

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