El problema con intentar a evitar los problemas

 “pero Dios, quien los llamó para compartir su gloria eterna en Cristo, les mostrará todo su generoso amor. Sufrirán por un tiempo, pero después Dios los sanará, los fortalecerá, los apoyará y evitará que caigan,” (I Pedro 5:10).

A continuación, examinamos el problema con intentar a evitar los sentimientos negativos y los problemas que causan.

Si tus padres no te enseñaron a identificar y procesar tus sentimientos sanamente, es posible que has aprendido estrategias de afrontamiento que funcionen para calmar y adormecer los sentimientos negativos. Por ejemplo, cuando tienes un mal día o estás sufriendo alguna perdida, ¿qué haces? ¿Hablas con tu familia, tus amigas, una consejera? ¿O no les dices nada y comes helado y ves tres horas de televisión? La mayoría de nosotros elegimos la segunda opción por el simple hecho de que no tenemos que “molestarle” a nadie y nos enseñaron resolver nuestros propios problemas y no ser un estorbo para nadie. Por lo tanto, hemos aprendido como calmarnos en maneras que realmente no nos ayudan ni sanan, solamente nos distraen de sentir mal por un tiempo.  

Debido a que las maneras que usamos para calmar nuestra angustia funcionan temporalmente, continuamos utilizándolas para entumecer los sentimientos negativos aun cuando ya no sirven. Por ejemplo, había una temporada cuando leer novelas románticas mientras comías dulces te hacía sentir mejor, pero ahora tienes que ir de compras o ver horas de novelas para distraerte en vez de sentir y lidiar con los sentimientos negativos.

Hoy, la invitación que les hago es arriesgarte y comenzar a enfrentar y procesar los sentimientos negativos. Una vez que descubras lo que hay detrás de ellos, puedes comenzar a hacer cambios que sanen las heridas y obtener lo que necesitas, en vez de simplemente calmar o adormecerlos.

 Para procesar:

1.      De niña, cuando estabas molesta, ¿qué hicieron tus padres o cuidador? (Por ejemplo: Me dio una merienda, me dejó ver la televisión, me puso a dormir una siesta, me hablaron, me gritaron, me azotaron, me ignoraron).

2.      ¿Cuál es tu primer recuerdo con la forma en que calmas o entumeces sentimientos? Escribe sobre la primera vez que lo usaste para calmarte (beber o gastar en exceso, siempre estar ocupada, procrastinar, etc.). ¿Cómo te sentiste?  (Por ejemplo, “Tenia 14 años la primera vez que tome una cerveza. Estaba en una fiesta familiar y estaban ignorándome y después de tomar sentía más relajada.”

3.      ¿La primera vez que te calmaste usando algo poco saludable, ¿qué estaba sucediendo en tu vida en ese momento? (Por ejemplo: mis padres peleaban constantemente, me sentía invisible, me estaban intimidando en la escuela, etc.).

4.      ¿Cuáles decisiones llevaron a sus principales dificultades o problemas? (Por ejemplo, me casé muy joven para escaparme de la casa de mis padres; comencé a tomar a los 15 años, decidí comenzar a trabajar en la fabrica porque no sabía cómo pagar mis estudios.)

5.      ¿Qué has hecho para intentar a ocultar tus dificultades?

6.      ¿Cuáles mensajes están ligados a tus dificultades? (Por ejemplo, si te elogiaron por ser atractiva (mensaje), ¿ahora tienes problemas con la gestión de imágenes corporales o manejo de imagen (dificultad)? Si tus padres se quejaron de la tímida que eras (mensaje), ¿ahora te obligas a socializar, pero mientras tienes que tomar para relajarte (dificultad)?

7.      ¿Viste tus maneras de calmarte modeladas en tu familia de origen? (Por ejemplo, Después de trabajar, mi papá siempre tomaba cerveza hasta dormirse en el sofá, y mi mama iba de compras y se le escondió los recibos de él.)

8.      A medida que continúas calmándote o entumeciéndote, ¿qué te cuentas a ti misma? ("No estoy lastimando a nadie." "Necesito esto para sobrevivir el día." "Hago ____ porque mi trabajo me hace miserable.") ¿Cuál es la verdad?  

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

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