Absalón roba el trono y David huye

Absalón gana el amor del pueblo y David lo pierde

En el previo estudio, Joab envió a una mujer astuta a David para convencerlo de dejar que Absalón regresara a Jerusalén. David consintió, pero no quiso reconciliarse con su hijo. Después de dos años de esperar que su padre lo viera, Absalón intentó hablar con Joab, pero se negó a hablar con el príncipe, así que Absalón quemó los campos del general. Joab fue a hablar con Rey David, y terminamos el capítulo leyendo que David se reconcilió con Absalón, sin castigarlo ni reprenderlo, y Absalón por su parte, no le pidió perdón. En este estudio, Absalón va a encabezar un golpe de estado, tomará el trono de su padre y David se rendirá, huyendo con un grupito de sus seguidores más fieles.

El texto no dice por cuánto tiempo Absalón planeó usurpar el trono de su papá, pero era más paciente planear un golpe de estado que con Joab. El texto dice que después de reconciliarse con su papá, por lo menos de una forma superficial y engañosa, Absalón comenzó a usar un carruaje lujoso, digno de un rey, con varios caballos y con 50 hombres corriendo delante de él, anunciando la llegada del príncipe heredero. Su padre ni siquiera hacía alarde un comité ni un carruaje así. Parte del plan de Absalón involucra levantarse temprano todos los días (menos el Sabbat, claro) y fingir interesarse por ayudar a la gente. Había cortes locales que juzgaban los casos de los israelitas. Si no le gustaba el resultado de su fallo, vendrían a Jerusalén para que David, o uno de sus representantes, pudiera escuchar su caso. Absalón fingía interesarse en la gente común de Israel. Les hablaba, preguntándoles sus nombres, y de qué ciudades eran. Sin duda, no le importaban para nada, prefería estar en casa levantando pesas o peinándose el cabello, pero para lograr su meta, se sacrificaba. Comenzamos la historia de la rebelión de Absalón leyendo el convincente argumento que el príncipe heredero usaba para ganarse la confianza del pueblo.

Tú estás en lo justo, pero el rey no te escuchará

2 Samuel 15:3-4: Entonces Absalón le decía: «Tú estás en lo justo, pero el rey no te escuchará». También le decía: «¡Cómo quisiera que me nombraran juez de este país! Así podría ayudar con una solución justa a todos los que vinieran a mí con sus problemas».

Miren lo bondadoso que soy

Por la reacción del pueblo ante el príncipe, parece que se olvidó de que hubiera matado a su hermano, o tal vez pensara que estaba en lo correcto, corrigiendo algo que el rey debiera haber hecho. Todos queremos escuchar que tenemos la razón; Absalón usaba la lisonja para ganar la confianza del pueblo. Muchos tenían casos resueltos por las cortes, pero no estaban satisfechos con su fallo; David no había escuchado sus casos todavía, pero Absalón les desanimaba de traérselos, mintiéndoles que no los escuchará. Así manchaba la reputación de David, y sembraba la amargura y la duda en los corazones de los israelitas. Y eso es exactamente lo que Absalón quería lograr para facilitar que algún día, los sujetos de su padre serían leales al hijo querido. Absalón se sentía muy desilusionado con la justicia de su padre: primero no castigó a Amnón, y luego, le castigó por hacer lo justo, defendiendo a su hermana. De cierta forma, su advertencia sobre la falta de justicia de su padre es entendible.

No era juez

Pero, Absalón no tenía ningún poder para ayudar a nadie. Israel ya no estaba bajo el sistema de jueces, Samuel era el último. Israel pidió un rey y tenía que ser el rey de modo que su fallo tuviera peso. Y, además de tener cabello largo, Samuel y Absalón no podrían ser más diferentes el uno del otro. Samuel era humilde, no tenía carruaje ni dinero, pero escuchaba directamente de Dios. El texto dice que la gente se le acercaba y se postraba rostro en tierra ante Absalón, una señal de su respeto equivocado. Absalón los ayudaba a levantarse, dándoles un beso.

El texto dice que hizo esto por cuatro años, cuatro años en que David no hizo nada para prevenir que su hijo engañara al pueblo. Como la mujer astuta del capítulo anterior, sin atacar a David directamente, Absalón era muy astuto, plantando una cosecha de descontento. Poco a poco, día tras día, año tras año, el guapísimo Absalón se ganó el corazón de todo el pueblo de Israel. Quizás David fuera más cercano al pueblo cuando comenzó su reinado, pero con los años de lidiar con tantas esposas e hijos, y con las consecuencias de su pecado con Betsabé, ya no interactuaba con el pueblo como antes. Y Absalón era el príncipe heredero, ¿o no? ¿Qué tenía de malo que anduviera entre su pueblo y que conociera mejor sus preocupaciones? El malo, más que ser una imagen totalmente inventada por Absalón, es que Dios escoge quién será el próximo rey, y Dios sin duda no elegirá a un hombre tan malvado como Absalón.

Le pido permiso- como hice antes

Después de cuatro años de pararse en la entrada de la ciudad con su carruaje y su comitiva, le pidió a su papá permitirlo ir a Hebrón para cumplir una supuesta promesa que le hizo al Señor cuando vivía en Guesur.  Recordamos que Absalón también le pidió permiso a su padre para que todos sus hermanos fueran a su fiesta cuando envió a sus siervos matar a Amnón. David consintió su petición, quizás emocionado que su hijo tuviera la misma fe que él. Tenemos que preguntarnos si fuera una promesa verdadera al Señor, ¿porque esperó seis años para cumplirla? Claro, la promesa es una invención de Absalón para engañar a su padre. Partió para Hebrón, pero en vez de cumplir una promesa a Dios en Hebrón, cumplió su venganza contra su padre. Continuamos con la historia.

¡Absalón es rey en Hebrón!

2 Samuel 15:10-12: pero envió espías a todas las tribus de Israel para que les dijeran: «Cuando oigan la trompeta, digan: “¡Absalón es rey en Hebrón!”» Absalón invitó a 200 hombres para que fueran con él, pero ellos no sabían los planes de Absalón. Cuando Absalón ofrecía sacrificios, mandó llamar a Ajitofel, uno de los consejeros de David que era del pueblo de Guiló. Así la conspiración de Absalón fue tomando forma y más gente lo apoyaba.

¿Quién era Ajitofel?

David no era el único que Absalón engañó, sino también defraudó a sus 200 invitados que no tenían idea de lo que tramaba. Sabemos que Absalón planeaba todo el golpe de estado con lujo de detalle cuando dice que mandó llamar a Ajitofel. Ajitofel era un consejero de David y el abuelo de Betsabé. Como su abuelo, no faltaba razones para guardarle rencor contra el rey; quizás sintiera indignado por cómo sedujo a su nieta, o cómo envió a Urias a su muerte.  Como era consejero del rey, es probable que David se disculpara con él hace mucho tiempo, pero evidentemente, Ajitofel no lo perdonó. ¿Quién sabe por cuánto tiempo Ajitofel buscaba una oportunidad para vengarse de David?

El texto dice que un mensajero le dijo a David que Absalón se declaró rey de Hebrón y que llevó un comité de 200 hombres. Continuamos con la reacción de David.

¡Vámonos, huyamos de aquí!

2 Samuel 15:14: Entonces David les dijo a los oficiales que se habían quedado con él en Jerusalén:

—¡Vámonos, huyamos de aquí! Absalón no dejará a nadie vivo. Démonos prisa, porque si nos alcanza nos matará a todos y destruirá a Jerusalén.

Absalón no dejará a nadie vivo

¿Está sorprendido que David no se quedara a luchar para mantener la seguridad de Jerusalén y de sus sujetos? Sin pensarlo dos veces, David exige que se huyan de inmediato. Quizás lo más sorprendente sea que dice que si se quedan, Absalón matará a todos y destruirá a Jerusalén. ¿Será? Y si realmente cree eso, ¿Por qué le permitió regresar a Jerusalén y quedarse? ¿Y por qué no hizo nada durante los cuatro años que se reunió con la gente a la entrada de la ciudad, ganando su confianza y destruyendo la reputación de su propio padre? Estamos hablando de David, el mejor guerrero de todo Israel, con sus hombres valientes que han enfrentado a los enemigos más feroces de Canaán. Pero, no quiso enfrentar a su propio hijo, prefiere huir. Quizás Joab o uno de los aconsejadores fieles a David le sugieran que se quedaran, pero al final, el texto dice que salió con toda la gente de su casa: sus esposas, hijos, y oficiales que lo atendían. Solo dejó a diez de sus concubinas a cargo del palacio, un hecho del que se arrepentirá, como veremos; quizás algunas de sus concubinas se fueran con él, no sabemos cuántas tenía.

El autor del libro nos da un bello ejemplo de la lealtad de la mayoría de sus sujetos. Recordamos que por más de un año, David vivió en Siclag, un territorio filisteo cerca de Gat. Continuamos con el diálogo entre Itay de Gat y David, leyendo lo fiel que eran los que habían estado con David por años.

Itay el filisteo era más fiel que muchos israelitas

2 Samuel 15:19-21: Entonces el rey le dijo a Itay de Gat:

—¿Por qué nos acompañas? Regresa y quédate con el nuevo rey Absalón. Tú eres extranjero, esta no es tu tierra.  Apenas viniste ayer. Como no sé a dónde voy, no te voy a obligar a ir conmigo. Toma a tus hermanos y regresa. Que el SEÑOR sea fiel y leal contigo.

Pero Itay le contestó al rey:

—¡Tan cierto como que el SEÑOR y Su Majestad viven, juro que me quedaré con Su Majestad para vida o para muerte!

¡Juro que me quedaré con Su Majestad para vida o para muerte!

Es impresionante cómo un filisteo reconozca al Señor vivo, que se haya convertido a judío por la buena influencia de David. Itay era leal al verdadero rey, Dios, y, por lo tanto, a su amigo David. Es sorprendente lo rápido que David aceptara la situación, hasta llamando a su hijo el nuevo rey. ¿Se olvidó que es Dios quien nombra los reyes? El texto dice que había muchos que acompañaron a David, llorando por todo el camino, confundidos por lo que acaba de suceder. El texto dice que cruzaron el arroyo de Cedrón y llegaron al desierto. David conocía muy bien al desierto: el frío en la noche, el caluroso por el día, la falta de vegetación, la abundancia de serpientes, y que el viento le susurraba cada pecado que cometió que causó que su hijo lo odiara tanto.

El texto dice que Sadoc, Abiatar y otros levitas acompañaron a David, llevando el cofre del pacto. Abiatar tenía un papel de suma importancia: oraba hasta que todos los que los acompañaban salieran de Jerusalén. Pero David no quiso tener ni el cofre con él. Continuamos con la historia, leyendo lo que David le instruyó al sacerdote Sadoc.

Regresen con el cofre de Dios a Jerusalén

2 Samuel 15:25-28: El rey le dijo a Sadoc:

—Devuelve el cofre de Dios a Jerusalén. Si el SEÑOR quiere, él permitirá que yo regrese y vea su templo. Pero si dice que no soy de su agrado, entonces él hará conmigo lo que bien le parezca.

También el rey le dijo a Sadoc:

—Escúchame, regresa a la ciudad en paz. Lleva contigo a tu hijo Ajimaz y a Jonatán hijo de Abiatar.  Te esperaré cerca del cruce del río que lleva al desierto hasta que sepa de ti.

Sean mis espíes

David no quiso tener el cofre de Dios consigo porque sería como rendirse a no regresar a Jerusalén jamás. Tampoco quiso a los sacerdotes, menos Abiatar, entre la gente que tendría que cuidar. Como sacerdotes, no sabían cómo luchar si fuera necesario, y como eran leales a él, preferiría que se quedaran en Jerusalén para espiar y darle información. Desafortunadamente, si Absalón fuera el próximo rey, era probable que los matara por su lealtad a David. Así que Sadoc y Abiatar regresaron, devolviendo el cofre del pacto a su lugar.

El autor nos da unos detalles muy específicos, que David subió al Monte de los Olivos llorando, con la cara cubierta y los pies descalzos. Otra vez regresa a las manos severas del desierto para esconderse del rey, pero esta vez no es joven. Ha alcanzado su punto mínimo en la vida; sabemos que ha pasado por momentos muy feos, pero ser traicionado por su propio hijo quizás sea el más bajo. Cuando la situación no puede ser peor, las cosas se empeoran. Continuamos con cómo el abuelo de Betsabé lo traicionó.

Ajitofel era uno de los que planeó la conspiración con Absalón

2 Samuel 15:31: Alguien le contó a David que Ajitofel era uno de los que planeó la conspiración con Absalón. Entonces David oró: «Te pido SEÑOR que fracasen los planes de Ajitofel».

Espera- ¿podemos orar que Dios fracase los planes de alguien?

A lo mejor David volteara, buscando a su consejero- claro que fuera con ellos, ¿o no? No lo ve. Piensa y se da cuenta, no quiso verlo, pero las señales estaban allí, sino las ignoraba.  Por fin, vemos a David orando. ¿Está mal orar que fracasen los planes de Ajitofel? No cuando David está en lo correcto. No ora que se muera ni que su hijo sufra, sino que cualquier plan que hace fracase. Y casi de inmediato, Dios contesta su oración. El texto dice que mientras David subía a la cima del monte, encontró a su amigo Husay el arquita esperándolo. Él también estaba lamentando lo sucedido, tenía la ropa rasgada y con ceniza en la cabeza. Como Itay, es otro hombre no israelita, pero leal a David, quien se ha convertido por la buena influencia y fe del rey. Terminamos la historia leyendo la petición de David para Husay.

Hacer fracasar los planes de Ajitofel

2 Samuel 15:33-37: David le dijo a Husay:

—Si vas conmigo, serás uno más a quien cuidar.  Pero si regresas a Jerusalén, puedes hacer fracasar los planes de Ajitofel. Di a Absalón: “Su Majestad, estoy para servirle. De la misma manera que serví a su papá, ahora le serviré a usted”.  El sacerdote Sadoc y Abiatar estarán contigo y deberás informarles todo lo que oigas en el palacio del rey. Ajimaz hijo de Sadoc y Jonatán hijo de Abiatar estarán allí con ellos para que los envíes a informarme lo que oigas.

Husay, que era amigo de David, llegó a la ciudad al mismo tiempo que Absalón.

¿Absalón logra tomar el trono de su padre? ¿Husay logra fracasar los planes de Ajitofel? En el próximo estudio, veremos la tracción de Siba, la maldición de Simi, y lo que Absalón hace con las concubinas de su padre.

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