Agar se entrometió en el matrimonio de Abraham y Sara

Falta de fe, impaciencia y las consecuencias

Examinamos la vida de Agar, sirvienta de Sara convertida en la madre del primogénito de Abraham. Esta devocional se enfoca en el papel de la esclavitud, la falta de fe de la pareja, y cómo Dios puede lograr sus propósitos aun cuando fracasemos.

Esta devocional es parte de nuestra serie en Génesis. Si no has leído las otras devocionales en la serie, te invito a leer sobre la creación, Adán, Eva, sus hijos Caín y Abel, los hijos de Dios, Noé en el diluvio, la torre de Babel, Téraj, el padre pagano de Abraham,  el misterioso sumo sacerdote Melquisedec, la visita del Señor a Abraham, Lot, el sobrino de Abraham que vivía en Sodoma, los secuestros de Sara, y Ismael, primogénito que no heredó la descendencia de Abraham.

Cuando Abraham fue con su caravana a Egipto, el faraón decidió tomar a Sara como esposa. Cuando el faraón se enteró de que Abraham fuera su marido y no tan solo su hermano, se la devolvió y le dio muchos regalos a Abraham, incluyendo Agar, quien se convirtió en la sirvienta de Sara. Aun con la promesa de Dios de dar a Abraham muchos descendientes, Sara no pudo concebir. En ese entonces, a menudo las mujeres estériles dieron sus sirvientes a sus maridos para que pudieran tener un descendiente a través de ellas, criándolos como suyos. En un momento de desesperación, eso es precisamente lo que Sara hizo, usándola como una madre sustituta. No consultó a Dios ni nadie, y esto tenía consecuencias devastadoras. Comenzamos la historia leyendo lo que Sara le dijo a Abraham para convencerle de acostarse con Agar.

Ten relaciones sexuales con mi esclava

Génesis 16:1-4: Hasta ese día Saray, la esposa de Abram, no le había podido dar ningún hijo, pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar. Entonces Saray le dijo a Abram:

—Tú sabes que el SEÑOR no me ha permitido tener hijos, así que ten relaciones sexuales con mi esclava. Tal vez yo pueda tener un hijo por medio de ella.

Abram hizo lo que Saray le dijo. Cuando Abram llevaba diez años viviendo en la tierra de Canaán, su esposa Saray tomó a su esclava Agar y se la dio como mujer a su esposo Abram.

Abram tuvo relaciones sexuales con Agar y ella quedó embarazada. Cuando ella se enteró de que estaba embarazada, empezó a creerse más que Saray. 

Empezó a creerse más que Saray

La entrada de Agar en la vida de la pareja trajo problemas. En Egipto, recibió a Agar como parte de una dote enorme para su esposa Sara, incluyendo esclavos, animales, y otros lujos. Sara le dijo a Abraham que el Señor le impidió tener hijos. No sabemos la causa de su infertilidad, pero Dios claramente les había prometido descendientes. La fe es creer sin ver, esperando en Dios. Cuando actuamos sin consultarle al Señor, los resultados pueden ser desastrosos, como lo que le sucedió a Agar.

Abram hizo lo que Saray le dijo

El texto nos dice que Abraham hizo lo que su esposa le dijo. No lo vemos consultar a Dios ni nadie más antes de tomar la decisión. Seguramente Sara se lo había pedido varias veces y resistió, pero al final, se rindió. ¿Cuántas veces Sara tenía que pedirle a Agar que se acostara con su marido? ¿Agar estaba de acuerdo, o resistió, esperando casarse con alguien de su edad algún día? No lo sabemos. A lo mejor, como era una esclava, no tenía opción más que acostarse con Abraham, como cualquier otro deber doméstico. Me imagino que Sara y Abraham hablaran mucho sobre cómo Dios podría cumplir Su plan a través de la esclava, como no permitirían que su relación cambiara por eso, como el niño que Agar les daría sería el cumplimiento de la promesa de Dios. Pero estaban equivocados.

Agar rápidamente concibió un hijo. Abraham no se casó con ella ni la hizo una concubina, sino que se acostó con ella lo suficiente para embarazarla.  Cuando se le apareció su panza de embarazada, comenzó a creerse mejor que su dueña y quería que Sara la obedeciera en vez de al revés. Sara nunca pensó que su sierva sería capaz de creerse la dueña. Llena de ira, Sara se arrepintió de entregarla a su esposo y reclamó a Abraham por obedecerla. Continuamos con la historia.

Tú eres el culpable de lo que me está pasando

Génesis 16:5-6: Entonces Saray le dijo a Abram: —Tú eres el culpable de lo que me está pasando. Yo misma entregué a mi esclava en tus brazos y cuando ella vio que estaba embarazada, me volví despreciable para ella. Que el SEÑOR decida quién, entre tú y yo, tiene la razón.

Pero Abram le dijo a Saray: —Mira, esa esclava es tuya, haz con ella lo que tú quieras.

Entonces Saray trató mal a la esclava, y la esclava huyó.

Haz con ella lo que tú quieras

La relación sexual es la más íntima y vulnerable de todas, y por esta razón Dios prohíbe el sexo fuera del matrimonio. Sin embargo, Sara estuvo dispuesta a permitir que Abraham tuviera relaciones con otra para obtener lo que quería. La vergüenza es un gran motivador: Sara sufría de una intensa vergüenza por su infertilidad e incluso estaba dispuesta a arriesgar su matrimonio para remediarla. Aun si tenía en mente embarazarse y luego compartir la riqueza del dueño, no parece que estuviera apasionada, sino obediente a las órdenes. Era una sirviente leal antes de acostarse con Abraham. Cuando Agar se quedó embarazada, comenzó a faltarle el respeto a Sara. Por primera vez, Agar se sintió superior y no pudo evitar su deseo de presumir de su estado. Tenía algo que su bella y rica dueña no podía obtener.

Que el SEÑOR decida quién, entre tú y yo, tiene la razón

Tan pronto como Agar anunció su embarazo, Sara se arrepintió de su decisión. Le dijo a Abraham que él tenía la culpa por la actitud irrespetuosa de Agar. Dios puede permitirnos cosechar lo que hemos sembrado por nuestra propia fuerza. Después de que Sara se quejara a Abraham por la forma en que Agar la trataba, invocó al Señor para que Él decidiera quién tenía la razón. No echemos la culpa a Dios por una situación que hemos ocasionado sin consultarlo. El Señor no habría elegido que Sara le diera a Agar a su esposo, eso no es Su manera. Él quería poner a prueba su fe y verlos esperar con paciencia mientras Él trabajaba en Su propio tiempo. 

Nunca se refiere a Agar como la concubina o segunda esposa de Abraham; siempre se la conoce como la esclava. Es posible que Agar le recordara a Abraham del error que cometió en Egipto y por lo tanto la resintió. Como Agar no era ni una esposa, ni una concubina, Abraham la dejó indefensa. Sara abusó de Agar después de que ésta cumpliera con exactamente lo que le pidió que hiciera. Cuando involucramos a otros en nuestro pecado, no debiéramos culparlos cuando nos damos cuenta de que el resultado no era lo que queríamos.

La esclava huyó

El campamiento se ubicaba en el desierto, y fuera de allí, no había nada por mucha distancia. Cuando Sara la maltrató, fue con la intención de hacerla huir y ni ella ni el infante sobrevivirían. Al huir, Agar, sabiendo que no había nada fuera del campamento, sabía que iba hacia su muerte. En el desierto, encontró una fuente de agua y se sentó para tomar y pensar en qué iba a hacer. De repente, un ángel del Señor se le acercó y le preguntó de dónde vino y a dónde iba. Sin pensar dos veces que estaba en la presencia de un ángel, Agar le contestó que estaba huyendo de Sara, todavía no tenía un plan. A lo mejor no se sorprendió al encontrarse con un ángel por haber observado a Abraham rezar y escuchar directamente de Dios. El ángel le mandó a regresar a Sara y someterse a su autoridad. Continuamos la historia, leyendo lo que el ángel le dijo en cuanto al niño que llevaba.

El SEÑOR ha escuchado tu tristeza

Génesis 16:11-12: El ángel del SEÑOR también le dijo: —Ahora que estás embarazada, darás a luz a un hijo al que llamarás Ismael ya que el SEÑOR ha escuchado tu tristeza. Será tan libre como un asno salvaje. Luchará contra todo el mundo y todo el mundo luchará contra él. Vivirá en desacuerdo con todos sus hermanos.   

—Ahora que estás embarazada

El ángel del Señor le dijo: —Ahora que estás embarazada.  Eso no era la voluntad de Dios, pero como hace con nosotros, ahora que te metiste en tal y tal cosa, no nos abandona, sino nos ayuda seguir el nuevo plan que tiene. Si estás viviendo sin rumbo, vagando o huyendo de las circunstancias, pídale a Dios que te guíe. Al igual que Agar, quizás te vuelve a lo que estás huyendo y darte esperanza y la fuerza para enfrentar tus problemas.

Agar obedeció al ángel y regresó al campamento. Pronto dio a luz a un niño y le puso el nombre de Ismael, el primogénito de Abraham. Después de regresar a su dueña, el texto no nos dice que Sara y Agar resolvieran sus diferencias. Quizás Agar se burlaba de Sara a sus espaldas por su infertilidad, o presentó a su hijo como el hijo de su amo. No sabemos, pero por seguro las mujeres no se llevaron bien. Después de alrededor de 13 años, Sara dio a luz a Isaac. Cuando Isaac era una criatura, Sara vio a Ismael jugando bruscamente con su hijo, burlándose de él. Sara ya no pudo más y le dijo a Abraham que tenía que echar a su esclava y Ismael del campamento, no quiso que Isaac compartiera la herencia con el hijo del esclavo ni que nada le sucediera. Parece que Sara no recordó las palabras de Dios, que la promesa era para su hijo, no lo de Agar. Cuando dejamos de confiar en Dios, tomamos decisiones precipitadas con consecuencias nefastas. Abraham no quería echar a su hijo, pero no sentía nada por Agar. Dios habló con Abraham y lo animó a hacer lo que Sara quería. Continuamos con la historia, leyendo la partida de Agar y su hijo.

«No me dejes ver la muerte de mi hijo» 

Génesis 16:14-16: Abraham madrugó al otro día, tomó pan y un recipiente de cuero con agua y se los dio a Agar, colocó todo junto con el niño en la espalda de ella y le dijo que se fuera. Agar se fue y vagó por el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el agua del recipiente de cuero, Agar bajó al niño y lo puso debajo de un arbusto. Se fue y se sentó a cierta distancia, aproximadamente la distancia de un tiro de flecha, porque ella pedía: «No me dejes ver la muerte de mi hijo». Se sentó a esa distancia y comenzó a llorar.

De él haré una gran nación

Pero Dios oyó a Ismael y la reconfortó, junto con su hijo, y la dejó ver una fuente de agua. Llenó su recipiente de agua, y comenzaron una nueva vida. Eventualmente, se estableció en el desierto de Parán y Agar le consiguió una mujer egipcia para su hijo. Agar nunca tuvo la intención de ser parte de la vida de Abraham y Sara, pero Dios se encargó de un error cometido por impaciencia y falta de fe. No sabemos cómo Agar terminó, pero el texto nos dice que con Ismael, se establecieron en el desierto de Parán y consiguió una esposa egipcia para él. Ismael tiene un papel importante en la fundación de la nación árabe y islam, lo último nos dice que se apartaron del camino de Dios.

Dios puede usarlo todo, incluyendo nuestros errores.  Dios tiene el mismo mensaje para nosotras hoy a medida que pasamos por las pruebas: ¡No tengas miedo! Abre los ojos al manantial de la vida frente a ti, las bendiciones y alegrías que Dios coordina de las peores circunstancias.

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