Maná, el pan del cielo

Dios milagrosamente alimentaba a los israelitas con agua potable y maná

En la devocional anterior, testificamos otro milagro de la mano de Dios cuando partió el mar Rojo para los israelitas y con el mismo mar, mató a todo el ejército egipcio que se atrevió a seguir a Su pueblo. Ahora con la erradicación de los egipcios, los hebreos ganaron aún más atención de los pueblos vecinos. ¿Quiénes eran esos hebreos cuyo Dios los cuidaba tan bien? Los israelitas comenzaron a sentirse realmente libres por primera vez en su vida, pero su felicidad fue pasajera. La realidad era que ahora estaban en el desierto sin agua ni comida. Pasaron tres días sin encontrar agua y el agua que encontraron, no pudieron tomarlo porque era amargo. ¿Cómo iban a sobrevivir? Empezaron a quejarse de Moisés. ¿Por qué los guió al desierto para morir? En esta devocional, veremos cómo Dios les alimentó durante sus 40 años vagando por el desierto. Comenzamos leyendo cómo Dios resolvió la situación del agua amargo.

¿Qué vamos a beber?

Éxodo 15:24-25:  El pueblo se quejó con Moisés y le preguntaron: «¿Qué vamos a beber?»

Moisés le pidió ayuda al SEÑOR y el SEÑOR le mostró un árbol. Moisés echó el árbol al agua y el agua se volvió dulce….

Quejas y provisión milagrosa

A través de su jornada de 40 años por el desierto, veremos un patrón: los israelitas se quejaron y Dios les dio oportunidades para obedecer y crecer. Dios les daba instrucciones que muchas veces no tenían sentido. Si obedecieron, pasaron la prueba, pero si no, Dios esperó hasta que estuvieran dispuestos a obedecer. Esta es la primera de varias veces que Dios les dio agua milagrosamente. Aun después de ver las plagas y cruzar por tierra seca en medio del mar Rojo, los israelitas dudaron del poder de Dios. El mero hecho de enfrentar un reto los puso nerviosos: ¿Dios realmente estaba vigilándolos y protegiéndolos? ¿Por qué no darles la tierra prometida ya, y pudieron empezar sus vidas? Otro patrón que veremos es que a Dios le interesa el proceso de crecimiento de sus hijos. Si les diera lo que querían sin tener que crecer en su fe y dependencia de Él, nunca hubieran sido Su pueblo, habrían caído en la tentación de ser como las naciones paganas que los rodeaba.

¿Para qué pedirle a Moisés echar el árbol en el agua? ¿De alguna manera, las propiedades del árbol hicieron el agua potable? No sabemos a ciencia cierta, pero fue improbable que el árbol tuviera que ver con quitarle el amargo del agua, sino Dios quería ver su fe y obediencia, aun en algo que no tenía sentido. La falta de agua no era el único problema que tenían: ya ha pasado un mes después de salir de Egipto. Comieron todo el pan sin levadura y estaban en el medio del desierto sin comida. Había serpientes y arañas, pero no había nada que comer.  Pero Dios no pensó dejar que Su pueblo pasara hambre.  Hambrientos y exhaustos, los israelitas se quejaron otra vez contra Moisés y Aarón. Continuamos con la historia, leyendo su queja y el plan de Dios de proveer milagrosamente por ellos.

Los hebreos tenían una memoria distorsionada

Éxodo 16:3-5: Les dijeron:

—Hubiéramos preferido que el SEÑOR nos matara en Egipto. Al menos allá teníamos suficiente comida, toda la que necesitábamos. Ahora nos trajeron a este desierto a matarnos de hambre.

El SEÑOR le dijo a Moisés:

—Voy a hacer que les llueva comida del cielo. Cada día, el pueblo irá y recogerá sólo lo necesario para ese día. De esta manera los pondré a prueba para saber si realmente obedecen mis leyes. En el sexto día cuando preparen su comida, se darán cuenta de que tienen la cantidad suficiente para dos días.

Dios les dio comida y una prueba de fe

Los israelitas no tenían una buena memoria: nunca tenían suficiente comida en Egipto, el único que jamás pasó por la desnutrición era Moisés. Esa sería la primera vez en sus vidas que comerían lo suficiente, que sus cuerpos tendrían la oportunidad de sanar y de recibir las nutrientes que necesitaban. Dios sabía que no iban a tener nada que comer. ¿Por qué no comunicarles que siempre fue Su intención darle comida milagrosamente, antes de que comenzaran a quejarse? Creo que Dios quería que Su pueblo se dieran cuenta de que Él iba a alimentarlos y en vez que quejarse y dar una falsa narrativa en cuanto a lo grandioso que era ser esclavos, quería que simplemente le pidieran cómo encontrar comida y esperar Su respuesta. No fue el plan de Dios que saldrían del campamento para encontrar comida, arriesgándose la vida. La prueba de fe vino en la oportunidad de obedecerlo: debían recoger tan solo lo que podrían comer ese mismo día, con la excepción de los viernes cuando recogerían suficiente para el sábado, el día de descanso. Dios no quería que su existencia en el desierto fuera como su esclavitud en Egipto: ya no tendrían que luchar para sobrevivir, sino crecer en su fe en Él, esperando que YO SOY proveería y cubriría todos sus necesidades. 

El plan de Dios era mandarles comida. En la mañana, recogería algo que luego llamarían maná. Maná significaba ¿Qué es esto? Continuamos con el texto, leyendo sobre la abundante y rica comida que Dios le envió a su pueblo en medio del desierto.

¿Qué es esto?

Éxodo 16:13-15: Esa tarde llegaron unas codornices que llenaron el campamento y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, algo muy fino y parecido a la escarcha quedó sobre la superficie del desierto. Como no sabían qué era, cuando los israelitas lo vieron se preguntaron unos a otros: «¿Qué es esto?» Entonces Moisés les respondió:

—Este es el pan que el SEÑOR les da para comer. 

Maná y codornices del cielo

Los israelitas salieron de sus tiendas todas las mañanas y recogieron lo que pudieron comer ese mismo día. De la maná, horneaban pan y pasteles frescos todos los días, menos el sábado. El texto describe a la maná como blanco como semilla de cilantro y sabía a hojuelas con miel. Dios no tan solo proveía comida sabrosa, les dio comida nutritiva y deliciosa, comida que jamás había saboreado antes ni después. Notamos que los israelitas tenían que actuar: no salieron a recoger pan recién hecho, sino el ingrediente del pan. Dios proveyó, pero ellos tenían que confiar en Él y levantarse, recogerlo, y cocinarlo para comer. El texto nos dice que cuando el sol se puso caliente, la maná se derritió; así que, cada familia tenía que levantarse temprano para recoger lo que necesitaba para ese día.

Como con la maná, Dios no mató y asó a los codornices, pero los trajo al campamento milagrosamente para que los israelitas los atraparon y cocinaron. Probablemente las mujeres salieron a recoger, preparar y hornear la maná y los hombres salieron en la tarde para matar los codornices para que las mujeres los cocinaran. No debían recoger más que lo que necesitaban para ese mismo día. Dios quería que tuvieran fe en Él como su proveedor; si acumularan comida, no tendrían la oportunidad de crecer en su fe en el YO SOY. Pero había algunos que recogieron maná extra. Continuamos con la historia, leyendo lo que aconteció con la comida que sobró.

Su desobediencia huele mal

Éxodo 16:20: Pero algunos no lo obedecieron y guardaron comida para el día siguiente. Esta comida se llenó de gusanos y empezó a oler muy mal. Moisés se enojó mucho con ellos.

Se llenó de gusanos y empezó a oler

Siempre que trataron de reservar un poco de comida extra, se les pudriera, con la excepción del viernes en preparación para el día de descanso el sábado. Hasta había algunos que salieron el día de descanso para encontrar maná, pero no había. Moisés se enojó con ellos. Terminamos con esta historia leyendo lo que Moisés les dijo.

Obedezcan y descansen

Éxodo 16:29-30: Tengan presente que el SEÑOR les dio el día de descanso y esa es la razón por la cual les da la comida necesaria para dos días. Todos ustedes deben quedarse en su carpa; ninguno debe venir aquí el día de descanso.

Entonces el pueblo se dedicó a descansar el día de descanso.

Antes de salir de Egipto, los hebreos vieron la destrucción total de su agricultura. El país más poderoso del mundo ya no pudo alimentar a nadie, sino en el desierto donde no hubo nada, Dios Todopoderoso alimentó a Su pueblo con abundancia. Por los 40 años que vagaban por el desierto, Dios les envió maná por la mañana para que crecieran en su fe en Él y sentirían Su amor por ellos. 

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

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