Amnón violó a su hermana Tamar

El incesto arruinó la vida de una bella princesa

En el previo estudio, el hijo de David y Betsabé murió, David consoló a Betsabé haciéndole el amor, y este regresó a la guerra, derrotando a los amonitas. Como consecuencia del pecado de David con Betsabé, su bebe se murió, pero Dios prometió que habrá otras consecuencias, una de las cuales veremos en este estudio. Leemos cuando Amnón, el primogénito de David, violó a su propia hermana, Tamar, la única hija del rey. Comenzamos la historia con Amnón, quien se enfermó por pensar tanto en tener a su hermana.

Amnón no sabía qué es amar

2 Samuel 13:1-2: Absalón hijo de David tenía una hermana muy bella que se llamaba Tamar. Amnón, otro hijo de David, estaba enamorado de ella. Amnón la quería mucho, pero como Tamar era virgen, él no creía que pudiera poseerla. La quería tanto que se enfermó de tanto pensar en ella.

Bajo la lujuria, el odio

Acabamos de empezar en la historia y ya encontramos a varios problemas. Amnón era el primogénito, el príncipe heredero. El autor dice que la amaba, pero nos va a mostrar que lo que sintió no tenía nada que ver con el amor. Deseaba tener relaciones con su media hermana, algo estrictamente prohibido por la ley de Moisés por varias razones. Por pensar tanto en tener a su hermana, Amnón se enfermó por su obsesión de que ella fuera una virgen. ¿Cómo podría dejarse tener una atracción por su pariente, por su propia media hermana, compartiendo el mismo padre? Parece que David no le enseñara la diferencia entre amor y lujuria, quizás por tener este mismo problema. Es nuestra primera señal que Amnón no fue disciplinado, sino un perverso quién heredaría el trono de Israel y llevaría la nación hacia todo tipo de perversidad.

El texto dice que Tamar era muy bella. Lo que le va a pasar a Tamar no es culpa suya para nada, pero la belleza puede traer muchos problemas, como con Sara y Betsabé. El texto dice que pensaba que no podía poseerla porque era virgen. En tiempos bíblicos, todas las mujeres solteras, con la excepción de las viudas, eran vírgenes. Es inquietante que pensaba no poder poseerla porque era virgen y no porque era su media hermana. Día tras día, Amnón pensaba en tenerla. Se enfocaba tanto en tenerla que se enfermó. Si estuviera realmente enamorado de ella, estaría expresando un lamento por no poder pedir su mano; la cuidaría y protegería contra de las malas intenciones, incluso las suyas. Si pensar incesantemente en ella no fuera suficiente, Amnón tenía un mal amigo que le dio un consejo malísimo que plantó una semilla mala en su mente. Escondió su lado oscuro de su padre y Natán, pero no de su primo, quien lo animó a explorar sus deseos perversos. Continuamos con la historia, leyendo el diálogo entre Amnón y su amigo y primo, Jonadab.

Eres rico y vas a ser rey, ¿qué más quieres?

2 Samuel 13:3-5: Un amigo de Amnón llamado Jonadab era muy astuto. Jonadab era hijo de Simá, un hermano de David. Jonadab le dijo a Amnón:

—¿Qué te pasa? Cada día estás peor, ¡anímate, que eres hijo del rey!

Amnón le dijo a Jonadab:

—Estoy enamorado de Tamar, pero es hermana de mi medio hermano Absalón.

Jonadab le dijo a Amnón:

—Acuéstate y finge estar enfermo. Cuando tu papá venga a verte, dile que sólo comerás si Tamar viene y prepara la comida en tu presencia.

¿Jonadab odiará a Amnón por darle tan mal consejo?

Bajo la lujuria hay odio, egoísmo y orgullo, cualidades que Amnón demuestra en abundancia. El texto nos dice que Jonadab era muy astuto, pero no es un cumplido, es decirnos que era astuto como la serpiente en el jardín de Edén. Probablemente, Jonadab quisiera quedarse en el favor de Amnón; era su primo, y todo señalaba que Amnón iba a ser el próximo rey. Sabía que su primo podría favorecerlo con una vida abundante, o hacerle la vida imposible si no le agradó su consejo. Le recordó que era hijo del rey, el príncipe heredero: podía tener lo que quería con solo pedirlo. Quizás Jonadab escondiera una envidia profunda por el primogénito del rey; los hermanos de David no lo querían, y a lo mejor, Jonadab creyera injusto que David fuera nombrado rey y no su padre Simá.

Cuando Amnón le confesó estar enamorado de Tamar, ni siquiera la refirió como su media hermana, sino como la hermana de su medio hermano. Estaba muy entregado a su negación. Jonadab no se conmocionó con esta confesión, lo cual sería la reacción más natural. En vez de intentar razonar y disuadir a Amnón, Jonadab le aconsejó fingir estar enfermo y crear una oportunidad para estar a solas con su media hermana. Probablemente Jonadab supiera lo que tuviera en mente, y cómo planteó la idea de cómo lograrlo, era cómplice. Continuamos con la historia, leyendo cómo Amnón engañó a su padre para conseguir un momento a solas con su hermana.

¿Quieres que tu mama te cuide? Tu hermana ni sabe cocinar

2 Samuel 13:6-7: Así que Amnón se acostó y fingió estar enfermo. Cuando el rey David fue a verlo, Amnón le dijo:

—Deja que venga mi hermana Tamar para que me prepare unas empanadas aquí mismo y me las sirva.

David envió mensajeros a la casa de Tamar, y le dijeron:

—Ve a la casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer.

Ve a la casa de tu hermano Amnón

Por su comportamiento, es fácil imaginar que Amnón fuera un niño mimado que siempre saliera con la suya; su padre no lo disciplinaba, y como resultado, no respetaba a su padre, ni a nadie. David, por su parte, debiera haber conocido esta parte engañosa de su hijo mayor y nunca debiera haber pedido a su hija que se fuera a la casa de Amnón. ¿David le cuestionó, preguntándole por qué quería que precisamente Tamar fuera a cuidarlo? ¿Por qué no su madre, o por lo menos una sierva? El texto no nos dice, pero como fue una pedida tan fuera de lo normal, ojalá que le hiciera estas preguntas. Pero, a fin de cuentas, David concedió su pedido y la mandó al día más triste de su vida.

Había una vez una princesita hermosa

Aunque el texto no nos dice, probablemente David arreglara su matrimonio desde que Tamar era una niña. La princesa soñaba con su boda, su vestido, la fiesta, y con ser una esposa y madre. Esperaba este día con paciencia, con la esperanza de que su prometido estuviera a su agrado, pero aun si no, era obediente y no iba a entregarse a nadie sino su futuro marido en su noche de bodas. Como crecía en el harem, quizás escuchara a las mujeres de su padre susurrando de asuntos amorosos, pero la joven realmente no sabía nada. Era inocente en un mundo siniestro. Tamar vivía con la ley de Moisés implícita en todo lo que hacía para proteger su pureza. Por lo tanto, vivía muy bien vigilada y solamente salía del harem acompañada con sirvientes.

Y Amnón estaba consciente del compromiso de Tamar y que arruinaría su futuro matrimonio si intentara hacer algo impropio con ella. Amnón le pidió a su padre que Tamar viniera a su casa para cocinarle para que tuviera la oportunidad estar a solas con su hermanita. Nota que debe tener el permiso de su padre, no puede decírselo directamente a ella. David envió mensajeros a la casa de Tamar, lo cual significa que esa joven no vivía en el palacio, y que su padre no la protegía. Observamos los verbos del texto: Ve y prepárale. David no estaba pidiéndole que fuera; este es un mandato y ella no tuvo de otra más que obedecer. La palabra del rey, aun siendo su padre, era ley. Continuamos con el texto, viendo la obediencia en detrimento de Tamar. 

Ni cocino muy bien

2 Samuel 13:8-10: Así que Tamar fue a la casa de su hermano Amnón mientras él estaba en cama. Tamar tomó harina, la amasó y le cocinó las empanadas mientras Amnón la observaba. Luego Tamar las sacó y se las sirvió a Amnón, pero él se negó a comérselas diciéndoles a sus siervos que se fueran, que lo dejaran solo. Así que todos sus siervos salieron de la habitación.

Entonces Amnón le dijo a Tamar:

—Tráeme la comida a mi cuarto y tú misma dame de comer.

Tamar tomó las tortas que había preparado y fue al cuarto de su hermano. 

Se negó a comérselas diciéndoles a sus siervos que se fueran

Era un poco peculiar que una princesa cocinara; tenían sirvientes que hacían todo por ellos. Quizás casi no haya cocinado y las empanadas le saliera muy mal. Lo que le pasó a Tamar no es su culpa para nada; Amnón tenía un corazón malvado y la engañó. No esperaba que su hermano le perjudicaría. Pero, se actuó un poco ingenua en esta escena. En ese entonces, las damas nunca debían estar a solas con los hombres, incluso con sus hermanos. La protección de la virginidad era una prioridad. Sabiendo eso, debiera insistir que los siervos se quedaran. Cuando Amnón ordenó que los siervos salieran de su cuarto, debiera haber sido una bandera roja para ella. Los siervos participaron en la violación, aunque no tuvieran alternativa más que obedecer, un siervo leal arriesgaría el castigo interviniendo por ella. Sabían que no debieran dejarla a solas, temían lo peor y se sentían inútiles para parar una tragedia. Me imagino que cuando le ordenara traer la comida a su cuarto, Tamar estuviera algo alterada, pero sin cuestionarlo y causar un escándalo por desobedecer. Pienso que sabía que él no estaba enfermo, pero tampoco no quiso hacerle enojar. Continuamos con la historia con la canallada de su medio hermano.

¡No me obligues a hacer eso!

2 Samuel 13:11-14: Cuando empezó a darle de comer, él la agarró de la mano y le dijo:

—Ven, acuéstate conmigo.

Tamar le dijo:

 —¡No, hermano! ¡No me obligues a hacer eso! ¡No cometas esta infamia, que eso no se hace en Israel! No podría librarme de mi vergüenza y la gente te vería como un criminal. Mejor habla con el rey, él dejaría que nos casáramos.

Pero Amnón no escuchó a Tamar y como era más fuerte, la forzó a tener relaciones sexuales con él.

Mi propio hermano se abusó de mi

Esta sección de la historia es muy difícil de leer, sin poder hacer nada para ayudar a Tamar. Aun antes de ser forzada, vemos la bondadosa advertencia que Tamar le dio: No podría librarme de mi vergüenza y la gente te vería como un criminal. No quería llevar la vergüenza que traería ser soltera e impura, tampoco deseaba que él arrumara su reputación. Aun sabiendo lo depravado y asqueroso que fuera, le proveyó una solución: pedirle su mano al rey. David no estaría dispuesto a romper la ley de Moisés para cumplir un capricho de su hijo mayor, pero Tamar se lo propuso, sacrificándose a casarse con su medio hermano, tan solo para salvarse de la impureza y vergüenza. Vemos en ella una joven inteligente, que pensó rápidamente aun bajo la presión, una mujer sacrificial. Pero Amnón no la escuchó, no quería casarse con ella; quería su cuerpo y no quiso esperar. Amnón actuó como un animal, satisfaciendo los deseos carnales en el momento, sin importarle que pasara con su hermana. Echamos un vistazo a los verbos usados por cada uno en esta sección del texto.

Amnón: agarró, ven, acuéstate, no escuchó, era más fuerte, la forzó.

Tamar: empezó a darle, no obligues a hacer, no cometas, no se hace, no podría librarme, vería como un criminal, habla, dejaría que nos casáramos.

Es obvio quién tenía el poder. Vemos el carácter de Amnón: habrá consecuencias por este acto asqueroso, y no le importa. Su hermana será desgraciada por el resto de su vida, y no le importa. Es muy posible que perdiera el trono por lo que acaba de hacer, pero no le importa. A Amnón, no le importa nadie ni nada que no sea él. No podemos echarle la culpa a su padre David por no controlar su lujuria, pero a lo mejor aprendiera de su padre a dominar a las mujeres, a casarse con varias, y cuando te aburres de ellas, tómate una concubina, hasta la esposa de un muy buen y fiel soldado. Continuamos con la historia, leyendo que sucedió después de esta barbaridad.

Después de violarla, sintió un odio hacia ella mucho más grande que el amor que sintió

2 Samuel 13:15-18: Pero después de violarla, sintió un odio hacia ella mucho más grande que el amor que sintió antes, y le dijo:

—¡Levántate y vete!

Tamar le dijo a Amnón:

—¡No! No me eches así. ¡Eso sería peor de lo que acabas de hacer!

Pero Amnón no la escuchó, sino que llamó a su siervo y le dijo:

—¡Echa de aquí a esta mujer! Y luego cierra bien la puerta.

Así que el siervo de Amnón la echó fuera y cerró la puerta…

La niebla del autoengaño

Pero después de violarla, sintió un odio hacia ella mucho más grande que el supuesto amor que sintió antes. De repente, Amnón se dio cuenta de que lo que sentía por ella nunca fue el amor, sino deseo, y después de violarla, su verdadero sentimiento por ella apareció: el odio. La odiaba desde siempre, aunque se engañó, pensando lo contrario. Quizás odiara a todas las mujeres por ser criado con tantas o por sentirse inútil ayudar a su madre a competir con tantas. Tamar le imploró no echarla; en desesperación, le suplicó reparar este trauma que había causado. Le dijo que echarla sería peor que violarla. ¿Qué podría ser peor que ser violada por su propio hermano? Está rogándole que se case con ella; es la única manera de quitarle la vergüenza. No quiso estar condenada a vivir toda su vida como una solterona, sin marido ni hijos. Ahora quiere que Amón vaya a hablar con David, explicarle lo que ha hecho, y como con Dina, que se case con ella, aunque le quitó su pureza. Pero, Amnón no hace esto, sino la echa de su casa, refiriéndose a ella como “esta mujer”. En el próximo estudio, continuamos la historia viendo como su padre reaccionó y quien la ayudó a superar esta tragedia.

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