Dagón contra Dios

Ratones, tumores y muerte- un castigo divino para los filisteos

En el estudio anterior, leímos de la muerte de Ofni, Finés, y su padre Elí, la derrota de los israelitas, y cómo los filisteos se apoderaron del cofre del pacto del Señor. Sin el cofre del pacto, y sin el sumo sacerdote y sus hijos, ya no había cómo hacer sacrificios por sus pecados, ni las otras ofrendas requeridas por la ley de Moisés.  Sin un sumo sacerdote ni sacerdotes, la vida en Israel paró. 

El pueblo lamentó la ausencia de la presencia de Dios; claro, Dios no se fue de Israel, no habitaba el cofre del pacto. El pueblo creía que Dios lo habitaba y ahora que estuvo en las manos de los filisteos, se sentía desprotegido y abandonado. Pero la verdad fue que era Israel quien abandonó a Dios, prefiriendo adorar a dioses falsos y hacer lo que le parecían mejor en vez de obedecer. El texto no dice lo que Samuel hizo, pero podemos imaginar que hablaba con Dios, dándole al pueblo cualquier mensaje que Él le diera.  Era levita, pero no un sacerdote, sino un profeta y juez. Más tarde, veremos que le hizo ofrendas a Dios, sugiriendo que posiblemente hacía ofrendas para los pecados, pero no sabemos a ciencia cierta. En este estudio, veremos que Dios no abandonó a los israelitas, sino vengó a los filisteos por haber robado el cofre del pacto.

Dagón el poderoso

Los filisteos regresaron cantando y bailando, muy alegres que Dagón derrotó al Dios de los israelitas. Llevaron el cofre de Dios a una ciudad filistea llamada Asdod y lo metieron al templo de Dagón. El texto no dice cómo lo llevaron, si lo tocaron o si lo cubrieron con una manta antes de llevárselo. Si los israelitas tocaran el cofre, sería la muerte. Tan solo los sacerdotes podrían llevarlo, siempre y cuando seguían las instrucciones de Dios de cómo llevarlo.

Dagón era uno de los dioses principales de los filisteos, el supuesto padre de Baal, otro dios que los israelitas habían adorado en el desierto antes de entrar en la tierra prometida. Dagón parecía hombre hasta la cintura, pero con la cola de pez. Era un dios de la fertilidad; era el recipiente de todo tipo de rituales sexuales y lascivias. (Mientras tuvieron una parranda en el templo de Dagón en Gaza, los filisteos llevaron al ciego Sansón al templo para entretenerlos.)

Pusieron el cofre del pacto al lado de Dagón; creían que habían capturado a el Dios de los israelitas. Aunque claramente no apoderaron de Dios, Dios no quería que este objecto sagrado compartiera el lugar con Dagón.  Comenzamos la historia de la venganza de Dios contra los filisteos por haberse apoderado del cofre del pacto con lo que Él hizo en el templo de Dagón.

Dagón adorando al cofre

I Samuel 5:3-4: A la mañana siguiente, cuando los habitantes de Asdod se levantaron, vieron que la estatua de Dagón estaba tirada en el suelo, boca abajo, frente al cofre del SEÑOR. Entonces la levantaron y la colocaron en su lugar. Pero cuando se levantaron a la mañana siguiente, ¡otra vez encontraron la estatua tirada en el suelo frente al cofre del SEÑOR! Esta vez la cabeza y las manos de la estatua estaban quebradas, tiradas en el umbral. Lo único que quedaba entero era el cuerpo de la estatua. 

Dagón ‘murió’

Los sacerdotes de Dagón lo tomaron muy mal viendo a su dios tirado en el suelo, boca abajo, como si estuviera adorando el cofre del pacto. Cuidadosamente, y sin contárselo a nadie, levantaron la estatua y la colocaron en su lugar, haciéndole ofrendas y disculpas. Al día siguiente, Dagón estaba tirado en el suelo, boca abajo frente al cofre del pacto, pero esta vez, estaba decapitado y sin manos, una muerte dolorosa y humillante. Dagón literalmente no pudo hacer nada ante el poder de Dios. Los sacerdotes ya no pudieron esconder lo que le aconteció a Dagón; muy pronto, todos en Asdod sabían que la estatua no pudo contra El Dios de los israelitas.

El texto dice que Dios le hizo la vida difícil al pueblo de Asdod y las ciudades cercanas. Les envió problemas; aunque no define cuáles eran los problemas, eran problemas diferentes de lo normal, tan fuertes que los habitantes de Asdod no encontraron otro culpable que el cofre del pacto. El texto dice que uno de sus problemas era tumores que les salieron, sin cura, que sangraron y dolían mucho. Otro problema fue que Dios les mandó una infestación de ratones; como hoy en día, los ratones trajeron enfermedades y suciedad. Parecía algo como la peste bubónica. Los filisteos tenían mucho miedo. Para saber lo que aconteció en filisteo, los cuentos tenían que llegar a un fuente israelita; por lo tanto, sabemos que en filistea, no se hablaba de otra cosa. El pueblo de Asdod, de alguna manera, sabía que fue el cofre del pacto de Dios que causó las dificultades. Continuamos con la historia, leyendo lo que el pueblo de Asdod hizo.

Dagón vs Dios

I Samuel 5:7-8: El pueblo de Asdod vio lo que pasaba y dijo: «¡El cofre del Dios de Israel no puede quedarse aquí! Dios nos está castigando a nosotros y a nuestro dios Dagón».

El pueblo de Asdod convocó a los cinco gobernantes filisteos y les preguntó:

—¿Qué debemos hacer con el cofre del Dios de Israel?

Los gobernantes respondieron:

—Llévenlo a la ciudad de Gat…

Dios nos está castigando a nosotros y a nuestro dios Dagón

Los filisteos creían correctamente que Dios estaba castigándolos a ellos, pero también a Dagón. Si Dagón tuviera algún poder de verdad, ¿se sometiera al castigo? Su declaración era como admitir que el Dios de los israelitas era el más poderoso, tan poderoso que pudo castigar a Dagón. Quizás pensaron en la razón por la cual Dios estaba castigándolos: ¿por derrotar a los israelitas? ¿Por robar el cofre? Quizás ni de los dos, sino por poner el cofre en el templo de Dagón, así sometiéndole al mismo trato que cualquier otro dios, cuando Su historia ya comprobó que claramente no era como cualquier otro, era único.

El cofre trajo sufrimiento, ratones y tumores. No sabemos por qué los gobernantes sugirieron llevar al cofre a Gat, quizás pensaron que el cofre necesitaba un cambio de aires. (En unos capítulos, conoceremos a Goliat, un gigante de Gat.) Pero en Gat, Dios los castigó igual que en Asdod. El texto dice que les envió muchos problemas, y también les salieron llagas. Desesperados para aliviarse del castigo, enviaron el cofre a la ciudad de Ecrón. A estas alturas, nadie quería el cofre en su ciudad, así que cuando llegó a Ecrón, sus habitantes protestaron. Continuamos con el final de esta historia, leyendo lo que los de Ecrón pidieron.

¿Quieren matarnos?

I Samuel 5:10-12:…pero cuando el cofre llegó a esa ciudad, el pueblo de Ecrón empezó a quejarse gritando: «¿Por qué traen el cofre del Dios de Israel a nuestra ciudad de Ecrón? ¿Quieren matarnos a nosotros y a nuestro pueblo?» El pueblo de Ecrón convocó a todos los gobernantes filisteos y les dijo: «Devuelvan el cofre del Dios de Israel a su lugar antes de que nos mate a nosotros y a nuestro pueblo». Los habitantes de Ecrón tenían mucho miedo. Dios les hizo la vida imposible en ese lugar, y a los que no murieron les salieron tumores. Los gritos del pueblo de Ecrón llegaban hasta el cielo.

Los gritos del pueblo de Ecrón llegaban hasta el cielo

El pueblo de Ecrón fue el primero en resistir la llegada del cofre allí. El texto no dice dónde pusieron el cofre en Gat o Ecrón, pero a lo mejor lo metieron en los otros templos de Dagón, o de Baal, o quizás en el centro de la ciudad. Donde fuera que lo pusieron, el texto dice que esta vez en Ecrón, Dios no tan solo les dificultó la vida, sino les hizo la vida imposible, aunque no sabemos exactamente cómo. Les salieron tantos tumores, que muchos murieron. Los que no murieron, querían morir por sufrir tanto. Los problemas y dificultades afectaron a todos, hombres y mujeres, y niños. El texto dice que gritaron tan fuertemente, que hasta en el cielo los escucharon. Claro, Dios ya sabía perfectamente bien cómo sufrían. Notamos que los filisteos sabían sin duda que los problemas, tumores y muerte provenían de El Dios de los israelitas; al darse cuenta de eso, ¿no hubiera tenido más sentido rendirse y someterse a Dios? Pero esto significaria cambiar su sociedad por completo, unirse a los israelitas, pedirles perdón, y servir a un único Dios que no aprobaría su estilo de vida. Era más fácil intentar pegar los pedazos rotos de Dagón y ponerles ungüentos a sus tumores. Los filisteos no se rindieron, aun sabiendo que Dios era el más poderoso. Pero los gobernantes filisteos no van a devolver el cofre a Israel, todavía no. En el próximo estudio, veremos lo que los filisteos deciden hacer con el cofre del pacto.

 

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