David ama a los que lo odian y odia a los que lo aman

Después de la huida, David regresa a Jerusalén

En el previo estudio, hubo una guerra civil entre los hombres de Absalón y los de su papá. Los de David derrotaron a los de su hijo de una forma sobrenatural en el bosque de Efraín. A pesar de que David les pidiera a todos que trataran bien a su hijo Absalón, Joab lo mató para que no volviera a rebelarse. En este estudio, Joab reprende a David por lamentar la muerte de Absalón, perdona a Simí, descubre lo que realmente pasó con Mefiboset, y cruza el río Jordán de vuelta a Jerusalén. Vemos cómo David ama a los que lo odian y odia a los que lo aman.

David sigue lamentando

En el capítulo anterior, dejamos a David llorando amargamente la muerte de Absalón, chillando que hubiera preferido morir en su lugar. El texto no dice que alguien le contara a David que Joab mató a su hijo, pero por conocer tan bien a su primo, a lo mejor supiera que el único quien lo desafiara sería su general. Al comenzar este capítulo, el texto dice que David sigue llorando y llorando en su profunda tristeza por Absalón. Joab quería celebrar la victoria, pero el texto dice que la alegría se tornó en lamento con el rey, mantenido un silencio espantoso como si hubieran perdido. Joab tenía la razón; era lamentable que Absalón escogiera rebelar, pero realmente no les dio alternativa más que ejecutarlo. Por salvar a David y a la mayoría de los israelitas, había muchas razones para celebrar. Pero los soldados no quisieron ser insensibles al lamento de David. El texto dice que en su lamento, David se cubrió la cara y lloraba, «¡Absalón, hijo mío, hijo mío!» Pero Joab quería que fuera un día de celebración para todos. ¿Acaso el rey no pudo ver que su general le salvó la vida? Comenzamos la historia leyendo cómo Joab reprende a David.

Su Majestad ama a los que lo odian y odia a los que lo aman

2 Samuel 19:5-7: Joab fue al palacio del rey y le dijo:

—¡Su Majestad está humillando a sus oficiales! Ellos le salvaron la vida hoy y también salvaron la vida de sus hijos, hijas, esposas y concubinas. Su Majestad ama a los que lo odian y odia a los que lo aman. Hoy ha puesto en claro que no le importan sus oficiales y sus soldados. ¡Se ve que estaría usted feliz y contento si Absalón viviera y nos hubiera matado a todos hoy!  Vaya ahora y anime a sus oficiales. Si no lo hace ahora mismo, juro por el SEÑOR que no tendrá a nadie de su parte para esta misma noche, y eso sería peor que cualquiera de los problemas que ha tenido desde su niñez.

Eso sería peor que cualquiera de los problemas que ha tenido

Las palabras de Joab pican, pero suenan verdaderas: Su Majestad ama a los que lo odian y odia a los que lo aman. Joab no está equivocado. David lamenta lo que Amnón hizo, pero no hizo nada para castigarlo. Lamenta lo que le hizo a Tamar y cómo le arruinó la vida, pero no hizo nada para ayudarla. Lamenta lo que Absalón le hizo a Amnón, pero no hizo nada para corregir ni castigarlo. Ahora que Absalón está muerto, lo lamenta, en efecto rechazando el esfuerzo de sus leales. No agradece a Joab ni a sus soldados por matar a sus familiares y por enfrentar la muerte, todo por lealtad a él, su rey. Joab le dice que su lamento es egoísta, ignorando el increíble sacrificio que sus leales hicieron por él y haciéndoles sentirse horribles por su victoria. Joab lo amenaza, que, si no va a agradecer y animar a sus tropas ahora mismo, él insinúa que vaya a convencerlos a abandonarlo, dejándolo a solas con su tristeza. David se levanta, se limpia la cara, y el texto dice que va a la entrada de la ciudad a retomar el mando de sus tropas y animarlos. Pero no se olvida de la amenaza de su general, lo que veremos en breve.

¿Quieren que regrese?

El texto dice que todos los israelitas que estaban de parte de Absalón habían huido. ¿Fue difícil para David volver a Jerusalén con tantos traidores que apoyaban a su hijo porque los llenaba con engaño y lisonja, a pesar de todo lo que David les había hecho durante años? Recordamos que los sacerdotes Sadoc y Abiatar estaban en Jerusalén, esperando las órdenes de David. Continuamos con la historia, leyendo el mensaje que David les envió.

2 Samuel 19:11-13:… «Hablen con los líderes de Judá y díganles: “¿Por qué son ustedes la última tribu en aceptar que yo, el rey David, vuelva a mi palacio? Todos los israelitas me están pidiendo que vuelva al palacio.  Ustedes son mis hermanos, mi familia. Entonces ¿por qué han de ser los últimos en aceptar que vuelva?” También dígale a Amasá: “Tú eres parte de mi familia. Que Dios me castigue si no te nombro capitán del ejército en lugar de Joab”».

Quiero el traidor Amasá como mi nuevo general

¿David se siente lastimado por no recibir una invitación formal a regresar de los mismos quienes lo traicionaron? Fue decisión de él huir y no quedarse a proteger a sus sujetos. Por matar a Absalón y por reprenderlo, hasta amenazarlo, David reemplaza a Joab con Amasá, el traidor quien era el general de Absalón. ¿Por qué David escogería precisamente a un traidor? No creo que David confiara más en Amasá, sino era un insulto para Joab ser reemplazado con su primo, él quien respaldó a Absalón. ¿Los soldados de David iban a aceptar a un nuevo capitán? No lo sabemos, pero no es el último que escucharemos de Joab y Amasá.

Así que David y los suyos se dirigieron al río Jordán y el texto dice que el pueblo de Judá fue a encontrarse con él para ayudarlos a cruzar. Recordamos que cuando David huyó de Jerusalén, Simí, un pariente de Saúl, lo maldijo y le tiró polvo y piedras, tanto que los soldados tuvieron que protegerlo con sus escudos. Ahora que Absalón está muerto, sin duda, Simí temaba por su vida. Tal vez por esta razón, el texto dice que Simí se apresuró a ser uno de los primeros en recibir a David. Siba también fue a recibirlo. El texto dice que el pueblo hacía que el rey se sintiera complacido. Mientras el rey cruzaba el río, se le acercó Simí, postrando su rostro en tierra ante David. Continuamos con la historia, leyendo la disculpa de Simí y la reacción de Abisay, hermano de Joab.

No recuerde las cosas malas que hice cuando usted salió de Jerusalén

2 Samuel 19:19-22: y le dijo:

—Le ruego a Su Majestad que olvide mis malas acciones. No recuerde las cosas malas que hice cuando usted salió de Jerusalén. Su Majestad sabe que he pecado, por eso soy el primero de la familia de José en venir a recibirlo.

Pero Abisay hijo de Sarvia dijo:

—Debemos matar a Simí porque maldijo al rey que el SEÑOR eligió.

Entonces David les dijo:

—¿Qué voy a hacer con ustedes, hijos de Sarvia? Ahora están contra mí. No se matará a nadie en Israel. Hoy sé que de nuevo soy rey de Israel.

¿Qué voy a hacer con ustedes, hijos de Sarvia?

Es improbable que la disculpa de Simí fuera sincera, sino motivada por miedo. Hasta hace alarde de ser el primero de la familia de José en venir a recibirlo. Era el primero por tener miedo, no por un corazón contrito. A fin de cuentas, ¿Qué ha cambiado desde que David huyó, sino la muerte de Absalón? ¿Por qué David no permitió que mataran a Simí, siendo un traidor? Otra vez, las palabras de Joab sonaban verdaderas: Su Majestad ama a los que lo odian y odia a los que lo aman. Como veremos en unos capítulos, David no perdonó a Simí, sino que no permitió que lo matara ese mismo día.

Mefiboset también fue a recibir a David. Por fin, hay alguien que sinceramente lo extrañaba. Continuamos con el texto, leyendo el lamento de Mefiboset desde que David huyó y la verdad sobre por qué no lo acompañó.

Lamento su huida tanto que me dedique a tener un olor asqueroso

2 Samuel 19:24-30:…Desde que el rey había salido de Jerusalén hasta que regresó en paz, Mefiboset no se había lavado los pies ni cortado el bigote ni cambiado de ropa. Cuando Mefiboset vio al rey en Jerusalén, el rey le dijo:

—Mefiboset, ¿por qué no me acompañaste cuando salí de Jerusalén?

Mefiboset contestó:

—Mi siervo me engañó, Su Majestad. Como soy cojo, le dije a mi siervo Siba que me ensillara un asno para ir con el rey, pero me engañó y me maldijo. Pero Su Majestad es como un ángel de Dios y hará lo que le parezca correcto. Su Majestad podía haber matado a toda la familia de mi abuelo, pero no lo hizo. Por el contrario, me sentó a su mesa, y por eso no tengo derecho a quejarme de nada ante el rey.

El rey le dijo a Mefiboset:

—No tienes que decir más. Está decidido que tú y Siba dividirán la tierra.

Mefiboset le dijo al rey:

—Me conformo con que Su Majestad haya regresado en paz. Deje que Siba se quede con la tierra.

Tú y Siba dividirán la tierra

Desde el día en que David huyó, Mefiboset entró en luto, a pesar de que estuviera en Jerusalén y arriesgando que alguien le contara a Absalón que el hijo de Jonatán no celebraba el nuevo rey. Quizás por ser cojo, Absalón no lo viera como una amenaza verdadera, aunque, en la ausencia de David, Mefiboset pudiera haber reclamado el trono para la tribu de Benjamin, una victoria decisiva para Simí, Siba, y toda la tribu. Oliendo muy mal, pero en humildad, Mefiboset vino a recibir a su querido rey, el que ha sido como un padre para él. Quizás no podamos apreciar el sacrificio que Mefiboset hizo con no bañarse, ni siquiera los pies. Estar tan sucio era un riesgo de contraer la lepra. Él tenía que oler a sí mismo; viviendo en el desierto donde la arena y el sudor se mezclaba en todo, nadie quería estar cerca de él. Es probable que siendo tan sucio fuera impuro y por lo tanto no pudiera participar en varios aspectos de la vida cotidiana. Mefiboset realmente mostraba su lamento por lo que David sufría.

Entendemos que Siba le mintió a David y que engañó a Mefiboset. ¿Por qué David no le devolvió toda la tierra a Mefiboset cuando entendió que Siba le había engañado? Otra vez suenan las palabras de Joab a David: Su majestad ama a los que lo odian y odia a los que lo aman. No se disculpa con Mefiboset, y no insiste en recuperar las tierras, hasta dice que Siba se quede con todas. Quizás con el regreso de David, no se preocupara por la comida, comerá en la mesa del rey. Sabe que discutir con Siba para dividir las tierras no vale la pena, que ese siervo sin escrúpulos hará cualquier cosa para salir con la suya.

David tuvo una conversación más antes de regresar a Jerusalén. El texto dice que trató de convencer a un anciano muy rico llamado Barzilay, quien le había dado comida y techo a David y los suyos, a acompañarlo a Jerusalén, pero no quiso. Terminamos la historia leyendo la respuesta de Barzilay.

No necesito nada de lo que quiere usted darme

2 Samuel 19:34-38: Pero Barzilay le dijo al rey:

—¿Sabe Su Majestad cuántos años tengo? ¿Cree que puedo irme con usted a Jerusalén? ¡Tengo 80 años! Estoy viejo, sin sentido común y no le hallo el gusto a la comida ni a la bebida. Estoy muy viejo para ponerme a oír el canto de los hombres y mujeres. ¿Para qué se molesta Su Majestad conmigo? No necesito nada de lo que quiere usted darme. Cruzaré el río Jordán con Su Majestad, pero después déjeme ir a casa para que muera en mi pueblo y me sepulten en la tumba de mis padres. Puede Su Majestad quedarse con mi siervo Quimán. Deje que lo acompañe y haga con él lo que le parezca.

¿Barzilay protesta demasiado? ¿Por qué no sea más cortés en su respuesta? El texto dice que David aceptó a su siervo Quimán y que lo cuidó. David regresó a Jerusalén y comienza a ponerse al día sobre todo el daño y caos que su hijo causó. En el próximo estudio, Sabá rebele y Joab mata al general Amasá.

Para procesar:

¿Crees que Joab tenía razón, que David ama a los que lo odian y odia a los que lo aman? ¿Qué ejemplos concretos de su vida te hacen pensar así? En tu vida, ¿amas a los que te odian y odias a los que te aman? Si, sí, ¿Por qué crees que amas a los que te odian y odias a los que te aman? ¿Cuál primer paso puedes tomar para cambiar lo que sientes y cómo actúas?

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