El abuso sexual, la familia, y la autoridad

Carnal y lujurioso. Hijo predilecto, malcriado, e indisciplinado. Engañoso y egoísta.  Violador incestuoso. Tenía malos amigos.  Hoy vamos a hablar de un tema polémica y triste, pero importante en el contexto familiar: el incesto, examinado la vida de Amnón, príncipe de Israel, hijo mayor del Rey David.

Este artículo es parte de nuestra serie sobre la familia y socios del Rey David. Puedes leer los siguientes artículos en la serie:

Abigail- esposa sabia y hermosa de David

 Abner- General del ejército de Saúl

Absalón-hijo de David, asesinó a Amnón e intentó tomar el trono por la fuerza

Ajitofel- consejero de David quien lo traicionó y abuelo de Betsabé

Ana- madre de Samuel, sumo sacerdote quien ungió a David

Betsabé- esposa de David y madre de Salomón

Doeg- actuó por una mentira de David, asesinando a muchos sacerdotes

Elí- sacerdote quien no disciplinaba a sus hijos

Goliat- gigante filisteo quien David mató por Israel

Joab- General del ejército de David

Jonatán- leal amigo de David, hijo del Rey Saúl

La Reina de Sabá- reina que visita a Salomón, hijo de David

Mefiboset- hijo cojo del mejor amigo de David

Mical- primera esposa de David

Nabal- primer esposo de Abigail y hombre necio quien negó ayudar a David

Rizpa- Concubina de Saúl y madre ejemplar

Siba- siervo engañoso de Saúl

Tamar- fue violada por su medio hermano Amnón

Urias- primer esposo de Betsabé y guerrero de Israel quien David asesinó

Nuestra introducción a Amnón va directo al asunto: tenía un problema con la lujuria y nadie intentó corregirlo. Deseaba tener relaciones con su media hermana, algo estrictamente prohibido por la ley de Moisés por varias razones. Primero, las relaciones fuera del matrimonio van en contra de la voluntad de Dios, y segundo, era su hermana- por lo tanto, no podrían estar casados. Comenzamos con nuestro primer encuentro con Amnón; se enfermó por pensar tanto en tener a su hermana.

II Samuel 13:1-2

Absalón hijo de David tenía una hermana muy bella que se llamaba Tamar. Amnón, otro hijo de David, estaba enamorado de ella. Amnón la quería mucho, pero como Tamar era virgen, él no creía que pudiera poseerla. La quería tanto que se enfermó de tanto pensar en ella. (Itálicos míos).

El problema de la lujuria

Es tan solo el comienzo del texto y ya encontramos varios problemas. Primero, David tenía muchos hijos, y no disciplinaba a ninguno. Absalón y Tamar tuvieron la misma madre y por el vínculo familiar, Absalón quería protegerla.  Amnón es el hijo mayor y medio hermano de los dos. Se creyó estar enamorado de su media hermana Tamar. Desde el principio, no buscó una relación mutua, sino quería poseerla, le guste o no, para hacer lo que quisiera con ella. Ahora tenemos que hacer una pausa y preguntar, ¿Cómo podría dejarse tener una atracción por su pariente, por su propia media hermana, compartiendo el mismo padre? Es nuestra primera señal que Amnón no fue disciplinado, hacía lo que quería y no confesaba sus pensamientos con alguien sabio. Un amigo sabio hubiera corregido este pensamiento de inmediato, siendo con un príncipe o no, con temor de que un perverso heredaría el trono de Israel. Pero como nadie lo corrigió, siguió con estos pensamientos malvados.

Pensaba que no podía poseerla porque era virgen. En tiempos bíblicos, todas las mujeres solteras eran vírgenes y si tomara una virgen, habría evidencia concreta por lo cual ella podría acusarlo. Es inquietante que el autor nos diga que pensaba no poder poseerla porque era virgen y no por todas las demás razones ya mencionadas. Los lectores ya perciben la tensión creciendo con miedo. Día tras día, Amnón pensó en tenerla. Se enfocaba tanto en tenerla que se enfermó- no de amor, sino en la lujuria. Si realmente estuviera enamorado de ella, hubiera querido lo mejor por ella, y no su ruina. Si estuviera realmente enamorado de ella, estaría expresando un lamento por no poder pedir su mano; la cuidaría y protegería contra de las malas intenciones, incluso las suyas.

Si pensar incesantemente en ella no fuera suficiente, Amnón tenía un mal amigo que le dio un consejo malísimo que plantó una semilla mala en su mente. Continuamos con la historia, leyendo el diálogo entre Amnón y su amigo, Jonadab.

II Samuel 13:3-5

Un amigo de Amnón llamado Jonadab era muy astuto. Jonadab era hijo de Simá, un hermano de David. Jonadab le dijo a Amnón: —¿Qué te pasa? Cada día estás peor, ¡anímate, que eres hijo del rey!

Amnón le dijo a Jonadab: —Estoy enamorado de Tamar, pero es hermana de mi medio hermano Absalón.

Jonadab le dijo a Amnón:—Acuéstate y finge estar enfermo. Cuando tu papá venga a verte, dile que sólo comerás si Tamar viene y prepara la comida en tu presencia. (Itálicos míos).

El problema de malos amigos

El texto nos dice que Jonadab era muy astuto; tenía la habilidad de analizar la situación rápidamente y hacer un juicio. Pero además que astuto, tenemos el sentimiento de que Jonadab quería quedarse en el favor de Amnón. Jonadab era su primo, y todo señalaba que Amnón iba a ser el próximo rey. Como un astuto, sabía que su primo podría favorecerlo con una vida abundante, o hacerle la vida imposible si no le agradó su consejo. Le recordó que era hijo del rey, un príncipe: podía tener lo que quería con solo pedirlo. 

Cuando Amnón le confesó que estaba enamorado de Tamar, ni siquiera dijo <<mi media hermana>>, sino << hermana de mi medio hermano>>. Estaba muy entregado a su negación. Jonadab no se conmocionó con esta confesión, lo cual sería la reacción más natural. En vez de intentar razonar ni disuadir a Amnón, Jonadab le aconsejó fingir estar enfermo y crear la oportunidad para estar a solas con su media hermana. Ahora tenemos que tomar otra pausa: ¿Por qué le aconsejaría usar el engaño para estar a solas con ella si no supiera sus intenciones hacia ella? Creo que no sabía lo que estaba planeando; mientras Jonadab no era responsable por lo que Amnón le hizo, no era un buen amigo. Sabía los pensamientos íntimos de Amnón y no buscó corregir y ayudarlo, ni cuidaba de Tamar, al contrario, la puso en una posición precaria. Seguimos con la historia, en que Amnón engañó a su padre David para que pudiera realizar un engaño mayor.

II Samuel 13:6-7

Así que Amnón se acostó y fingió estar enfermo. Cuando el rey David fue a verlo, Amnón le dijo:—Deja que venga mi hermana Tamar para que me prepare unas empanadas aquí mismo y me las sirva.

David envió mensajeros a la casa de Tamar, y le dijeron:

—Ve a la casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer.

El problema del engaño

Amnón era un niño mimado que siempre se salía con la suya; su padre no lo disciplinaba, y como resultado, no amaba ni respetaba a su padre, ni a nadie menos a sí mismo. Si lo hubiera respetado, no le habría engañado, fingiendo ser enfermo, sino hubiera confesado sus pensamientos y le habría pedido ayuda. David, por su parte, debiera haber conocido esta parte engañosa de su hijo mayor y nunca debiera haber pedido a su hija que se fuera a la casa de Amnón. Continuamos con el texto, leyendo como Amnón engañó a su propia media hermana.

II Samuel 13:8-10

Así que Tamar fue a la casa de su hermano Amnón mientras él estaba en cama. Tamar tomó harina, la amasó y le cocinó las empanadas mientras Amnón la observaba. Luego Tamar las sacó y se las sirvió a Amnón, pero él se negó a comérselas diciéndoles a sus siervos que se fueran, que lo dejaran solo. Así que todos sus siervos salieron de la habitación.

Entonces Amnón le dijo a Tamar:—Tráeme la comida a mi cuarto y tú misma dame de comer.

Tamar tomó las tortas que había preparado y fue al cuarto de su hermano. 

El problema de la ingenua

Lo que le pasó a Tamar no es su culpa para nada─ Amnón tenía un corazón malvado y la engañó a propósito. Ella tenía un corazón puro, y quería obedecer a su padre. Pero, se actuó un poco ingenua en esta escena. En ese entonces, las damas nunca debían estar a solas con los hombres, incluso con sus hermanos. La protección de la virginidad era una prioridad de sus familiares. Sabiendo eso, debieran insistir que llevara uno de sus hermanos con ella.

Mientras cocinaba, su hermano la observó, su deseo fue creciendo. Cuando Amnón ordenó que los siervos salieran de su cuarto, debiera haber sido una bandera roja para ella. Los siervos participaron en la violación; aunque no tenían alternativa más que obedecer, un siervo leal arriesgaría el castigo interviniendo por ella. Sabían que no debieran dejarla a solas, temieron lo peor y se sentían inútiles para parar una tragedia. Me imagino que cuando le ordenó traer la comida a su cuarto y servirle, que estuviera algo alterada, pero no quería causar ningún problema, mucho menos a quejarse, quizás empeorando la supuesta enfermedad de su hermano. Después de todo, era una doncella frágil, una princesa y rechazar una orden de su hermano sería inimaginable. Continuamos con la historia, leyendo la canallada de Amnón.

II Samuel 13:11-14

Cuando empezó a darle de comer, él la agarró de la mano y le dijo:—Ven, acuéstate conmigo.

Tamar le dijo: —¡No, hermano! ¡No me obligues a hacer eso! ¡No cometas esta infamia, que eso no se hace en Israel! No podría librarme de mi vergüenza y la gente te vería como un criminal. Mejor habla con el rey, él dejaría que nos casáramos.

Pero Amnón no escuchó a Tamar y como era más fuerte, la forzó a tener relaciones sexuales con él. (Itálicos míos).

El problema del depravado

Esta sección de la historia es muy difícil leer─ queremos mirar al otro lado, huirnos a cualquier otro lugar en vez de estar presente con lo acontecido, sin poder hacer nada para Tamar, sino observarla ser violada por su propio hermano. Nos incomodamos y nos enojamos para ella, pero sentimos inútiles. 

Aun antes de ser forzada, vemos la bondadosa advertencia que Tamar le dio: <<No podría librarme de mi vergüenza y la gente te vería como un criminal.>> No quería llevar la vergüenza que traería ser soltera e impura, tampoco deseaba lo malo para él, que sería visto como una canalla. Aun sabiendo lo depravado y asqueroso que fuera, le proveyó una solución: pedirle su mano al rey, y seguramente se le otorgaría. No sabemos si David estaría dispuesto a romper la ley de Moisés para cumplir un capricho de su hijo mayor, pero Tamar se lo propuso, sacrificándose a casarse con su medio hermano, que no amaba como un marido, tan solo para salvarse de la impureza y vergüenza. Pero Amnón no la escuchó, no quiso casarse con ella; quería su cuerpo y no quiso esperar. Amnón actuó como un animal, satisfaciendo los deseos carnales en el momento, sin importarle que pasaría con su hermana. Continuamos con la historia, leyendo que sucedió después de esta barbaridad.

II Samuel 13:15-18

Pero después de violarla, sintió un odio hacia ella mucho más grande que el amor que sintió antes, y le dijo:—¡Levántate y vete!

Tamar le dijo a Amnón:—¡No! No me eches así. ¡Eso sería peor de lo que acabas de hacer!

Pero Amnón no la escuchó, sino que llamó a su siervo y le dijo:—¡Echa de aquí a esta mujer! Y luego cierra bien la puerta.

 Así que el siervo de Amnón la echó fuera y cerró la puerta. (Itálicos míos).

El problema de la lujuria convertido en odio

De repente, Amnón se dio cuenta de que lo que sentía por ella nunca fue el amor, sino deseo, y después de complacerse, quitándole la pureza, su verdadero sentimiento por ella apareció: el odio. Pero, la odiaba desde siempre, aunque se engañó, pensando lo contrario. No la conocía, no buscaba respetarla y protegerla. La manipuló y la engañó. Por lo que acaba de suceder, nos sorprendemos de que el siervo de Amnón estuviera tan cerca que apareció de inmediato cuando lo llamó.

Tamar salió del cuarto de Amnón y de inmediato comenzó el luto por lo sucedido. Acudió a Absalón para ayudar y protegerla. Es curioso: Absalón se enfureció con lo que su medio hermano hizo a su hermana, pero más adelante, cuando intentará tomar el trono de su padre por la fuerza, va a tener relaciones con varias concubinas del rey. Cuando su padre se enteró de lo que Amnón le hizo a su hija, se enfureció, pero no quiso castigar a su hijo predilecto, así que no hizo nada. Quizás David se vio en su hijo: quería tomar a Betsabé, una mujer casada, y no paró hasta que la consiguió. Y después de acostarse con ella, se fue del palacio y él no pensó más en ella.

El problema de la falta de disciplina

Tamar aceptó la ayuda de Absalón en vez de pedir ayuda de su padre; ambos ya sabían que su padre no haría nada. De hecho, David no buscó a Tamar ni a Amnón para juzgar este crimen, como haría con sus sujetos. Absalón consoló a Tamar y le aconsejó a venir a vivir con él, bajo su protección. Absalón planeó castigar a Amnón, pero esperó dos años antes de vengarse. Era el tiempo de esquilar las ovejas, y Absalón le pidió permiso a su padre para que todos sus hermanos, incluyendo Amnón, lo acompañaran al festival de esquilar. Por fin David consintió y Absalón tuvo la oportunidad que tanto esperaba de vengar a su hermana. Absalón les ordenó a sus siervos vigilar a Amnón y cuando su hermano se emborrachara durante el festival, que lo mataran. Y así es exactamente lo que hicieron. Es difícil no alegrarse leyendo que Amnón por fin cosechó lo que sembró.

El problema de tener familiares malvados

Jonadab, sobrino de David, el mismo que animó a su primo a engañar a su media hermana, seguía siendo malvado, casi psicótico. David había escuchado que todos sus hijos fueron asesinados en el festival. De una forma sin ninguna emoción ni empatía, le anunció a su tío que fuera Amnón quien murió. Continuamos con el fin de esta historia, al momento que Jonadab le habló con David.

II Samuel 13:32-33

—No preste atención Su Majestad a esos rumores, sólo ha muerto Amnón. Ese era el plan de Absalón desde el día que Amnón violó a su hermana Tamar. Así que no haga caso Su Majestad de esos rumores, pues el único que ha muerto es Amnón. (Itálicos míos).

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Jonadab nos confiesa lo malo que es; le comentó a David que sabía del plan de Absalón matar a  Amnón desde el día en que violó a su hermana y se lo dijo de una manera muy casual. Además, igual como su amigo y primo  Amnón, era una canalla; de alguna forma supo lo que  Amnón le hizo a su hermana, y no guardaba el secreto para proteger la integridad de su prima Tamar. 

Actividades para procesar:

Desafortunadamente, el abuso sexual es común. Según estadísticas de varias investigaciones, alrededor de 1 de cada 4 mujeres ha tenido alguna experiencia sexual abusiva. 

Sanar del abuso sexual es posible, pero sola, sin decírselo a nadie, es imposible. Dios quiere que sanes del abuso, de la vergüenza, y malos sentimientos. Si has sido abusada, quizás estas enojada con Dios por permitir este abuso. El primer paso es decírselo a Dios, reza y desahógate de todos tus sentimientos, incluso lo que sientes hacia Él. 

Después, comprométete a contar lo que te sucedió a una persona confiable.  A veces puedes contar con el apoyo de tu mejor amiga, pero a veces es mejor contar el abuso a un profesional entrenado a ayudarte a procesar los acontecimientos y tus sentimientos, y ayudarte con los pensamientos traumáticos. Tu iglesia puede ser un recurso para ayudarte a encontrar la persona adecuada, y a lo mejor, si es una iglesia más grande, tiene una aconsejadora cristiana disponible para ayudar. ♥

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

http://apoyocristiana.com
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