El funeral de Jacob y otra mentira de sus hijos

Un funeral, una mentira, y una muerte

En la devocional anterior, leímos como antes de morir, Jacob bendijo a sus nietos e hijos, pero más que bendiciones, eran palabras proféticas personales para cada uno, y también aplicarán para la tribu que vendrá de la familia de cada uno. Después de pronunciar estas palabras proféticas, Jacob se murió.

Ahora que el líder de la familia murió, José se encargó de su entierro y de la familia.

El texto en el último capítulo de Génesis es muy preciso en cuanto al entierro de Jacob. Nos dice que los médicos egipcios tomaron 40 días para preparar el cuerpo de Jacob, y que ese era el tiempo normal para embalsamar un cuerpo. Por ser el padre del gobernador, todos los egipcios guardaron el luto por él durante 70 días. Después de este tiempo, José fue a comunicarse con el faraón y pedirle permiso cumplir con el último deseo de su padre que fue enterrarlo en la cueva cerca del Mamré en Canaán, donde estaban enterrados sus abuelos, padres, y Lea (recordamos que Raquel se murió en el camino y no fue enterrado en la cueva familiar). Aunque tenía mucho poder, todavía era un siervo del faraón y tenía que pedirle permiso salir del país. El faraón le concedió este pedido, y José le prometió regresar a Egipto tan pronto que terminara con el entierro.

Comenzamos la historia leyendo cuánta gente lo acompañó a enterrar a Jacob.

El entierro de Jacob

Génesis 50:7-9: Entonces José fue a enterrar a su papá. Lo acompañaron todos los funcionarios del rey, es decir los ancianos de su casa y todos los ancianos de Egipto. También lo acompañaron todos los familiares de José y sus hermanos. Los únicos que se quedaron en la tierra de Gosén fueron los niños menores, los rebaños y el ganado. También fueron carrozas y hombres a caballo. Era un grupo muy numeroso.

Todos apoyaron al gobernador

Por ser el segundo hombre más importante en Egipto, había mucha gente ilustre que fue a Canaán para apoyar a José. Al llegar cerca de la cueva donde lo iba a enterrar, la muchedumbre lloró por Jacob y José le guardó luto por siete días. Parece que en Egipto los egipcios guardaron luto por 70 días, pero fuera de Egipto, de regreso a su tierra natal, este luto de 7 días fue para José. Él y sus hermanos cumplieron con los deseos de Jacob hasta el pie de la letra. Lo enterraron en la cueva del campo de Macpela, cerca de Mamré, esa misma cueva que Abraham había comprado después de la muerte de Sara. Después del funeral de su papá, José y sus hermanos y todos los demás regresaron a Egipto.

Ahora, se va a vengar ¿no?

Ahora que su padre estaba muerto, los hermanos pensaron que ya no había nadie para protegerlos contra la rabia de José. Razonaron que, ahora que su papá ya no estaba allí para defenderlos, seguramente fuera a vengarse por venderlo en esclavitud. No sería posible que no se vengara, ¿verdad? Así que, los hermanos le mandaron un mensaje a José. Continuamos con la historia, leyendo este mensaje y cómo José reaccionó.

Los hermanos mintieron otra vez

Génesis 50:15-17:  Los hermanos de José estaban temerosos porque su papá había muerto. Dijeron: «Tal vez José siga enojado con nosotros y nos haga pagar por todo el mal que le hicimos». Entonces le mandaron un mensaje a José que decía: «Tu papá nos dio estas instrucciones antes de morir: “Díganle esto a José: Por favor, olvida la maldad y los pecados de tus hermanos. Perdona el mal que te hicieron”. Entonces te ruego que perdones la maldad que cometieron los siervos del Dios de tu papá».

Cuando José leyó ese mensaje, se puso a llorar. 

Un mensaje mentiroso

Es la primera vez que leemos que los hermanos pidieron perdón por lo que le hicieron, pero envolvieron pedir perdón en una mentira. ¿Jacob realmente les instruyó a los hermanos pasarle un mensaje a José, el de olvidar la maldad que le hicieron? Si quería darle esta instrucción, ¿por qué no se lo dio a José directamente? Es poco probable que Jacob les instruyera pasarle este mensaje a José. Jacob tampoco no olvidó la maldad y pecados de Rubén, Simeón, y Levi en su lecho de muerte, ¿para que le pidiera a José perdonar a sus hermanos cuando él mismo no los había perdonado? Los hermanos tuvieron miedo porque si los papeles estuvieran al revés, ellos lo harían pagar por el mal. Motivados por el miedo, inventaron esta mentira con la esperanza de calmar su enojo.

Sus hermanos no tuvieron muy buena memoria: cuando José reveló quién era, los perdonó. Durante los años de la hambruna, los mantenía con comida y trabajo en el mejor lugar de Egipto que había obtenido para ellos. A pesar de todo eso, le tenían miedo. Creo que durante los años, José iba a Gosén para visitarlos, era amable con ellos, pero por su maldad contra él, nunca confiaba en ellos, nunca gozaba de la cercanía con ellos que deseara. Así que, una reconciliación plena no fue posible como consecuencia de su comportamiento y actitud. Quizás por la falta de cercanía que ellos sintieron, interpretaron la distancia como enojo y un corazón vengativo, cuando realmente, por su conducta no eran confiables y por eso, José tenía que mantener su distancia emocionalmente.

Cuando leyó el mensaje, se puso a llorar. ¿Por qué? Quizás intentaba olvidarse del trauma de ser arrojado en el pozo y luego vendido, pero no logró olvidarse de esto completamente. Su mensaje le recordó la distancia que había entre ellos, la cual no podría ser diferente. Pero José no quiso vengarse de ellos. Continuamos con la historia, leyendo el intercambio entre José y sus hermanos.

¿Acaso puedo tomar el lugar de Dios?

Génesis 50:18-21: Luego sus hermanos fueron a buscarlo, se inclinaron ante él, y le dijeron:

—Nosotros somos tus esclavos.

Pero José les dijo:

—No tengan miedo. ¿Acaso puedo tomar el lugar de Dios? Ustedes planearon hacerme daño, pero Dios lo hizo para bien. Lo hizo para obtener los resultados que vemos ahora, para salvarle la vida a mucha gente. No tengan miedo, yo los voy a mantener a ustedes y a sus hijos.

De esta manera, José les dijo cosas buenas a sus hermanos y los hizo sentir bien.

Planearon hacerme daño, pero Dios lo hizo para bien

Vemos que José tenía un lado codependiente, diciéndoles cosas buenas y haciéndolos sentir bien. Observamos como su relación no era de iguales: ellos se postraron ante su propio hermano y él seguía manteniéndolos. José tenía todo el poder y control. No les dijo que los amaba, que debieran olvidarse de lo que hicieron, que venderlo no le afectó en absoluto. En vez de mentir, fue honesto: lo que hicieron sí lo dañó, pero no lo destruyó, de hecho, Dios usó el mal que hicieron para salvar la vida de muchos. José sabía que su papel no era de juzgarlos, que solo Dios juzga.  Les dijo que seguiría mantenidolos.

Aun después de la hambruna, José se quedó en Egipto como el gobernador. Sus hermanos y sus familiares se quedaron en Egipto también, prosperaron en Gosén y tuvieron muchos hijos, nietos, y bisnietos. José vivió a ver a sus hijos casarse y tener a sus propias familias. A los 110 años, José murió; no fue enterrado en una pirámide, sino en un ataúd donde podrían acceder a su cuerpo fácilmente. No era un entierro lujoso, digno de un gobernador ilustre. Nunca perdió la esperanza de que algún día Dios los sacara de Egipto y que los guiaría a la tierra prometida. Antes de morir, como su padre, los hizo prometer llevar sus huesos cuando salieran de Egipto. Y eso es exactamente lo que harán en Éxodo 13:19, pero tendrán que esperar más de 400 años para que esto sucediera.

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