Los tres patriarcas de nuestra fe

Abraham, Isaac, y Jacob

Abraham, Isaac, y Jacob eran los tres patriarcas de nuestra fe. En esta devocional, vamos a repasar algunos momentos claves en sus vidas. Si te interesa leer mas sobre ellos, te invito a seguir leyendo los enlaces encontrados a través de esta devocional.

Comenzamos con Abraham, el padre de nuestra fe en el único Dios, Creador del universo. Dios llamó a Abraham para salir de una vida pagana pero cómoda en Ur de Babilonia a vagar por una tierra extranjera, Canaán. Aunque vieja, Sara, la esposa de Abraham, era una mujer sumamente bella. Al salir de Ur, Abraham le pidió que adondequiera que se fueran, que le dijera a todo el mundo que fuera su hermana en vez de su mujer. Abraham razonaba que, si todos pensaran que ella fuera su hermana, no lo matarían para poseerla. Y su plan funcionó, hasta cierto punto.

En Canaán, hubo una hambruna, y Abraham decidió ir a Egipto. Allí, el faraón, con el consentimiento de Abraham, tomó a su esposa y la hizo suya. Vemos lo egoísta que era Abraham, poniendo la vida de su esposa en riesgo mientras recibió un gran dote por ella. Comenzamos la historia de Abraham viendo su falta de fe en Dios, dejando que su esposa fuera mujer del propio faraón.

El faraón fue muy amable con Abraham

Génesis 12:15-20: Cuando los funcionarios del faraón la vieron, le contaron al rey lo hermosa que era. Entonces llevaron a Saray a la casa del faraón. Gracias a Saray, el rey fue muy amable con Abraham, quien adquirió ovejas y cabras, ganado, asnos, esclavos, esclavas, asnas y camellos. Luego el SEÑOR mandó una epidemia sobre el rey y su gente por haber tomado a Saray, la esposa de Abraham. Entonces el faraón llamó a Abraham y le dijo: «¿Qué rayos has hecho? ¿Por qué no me dijiste que ella era tu esposa? ¿Por qué me dijiste “¿Ella es mi hermana”, para que yo me casara con ella? Ahora aquí está tu esposa, tómala y vete». Entonces el rey dio órdenes con respecto a Abraham para que lo dejarán seguir su camino a él y a su esposa junto con sus posesiones.

Lot, el sobrino de Abraham

Cuando Dios llamó a Abraham a salir de Jarán, su sobrino Lot lo acompañó, viviendo muchos años con él. Después de unos años de vagar por el desierto, tanto Lot como Abraham tuvieron muchos rebaños, ganado, y siervos; los dos no podían alimentar a tantos animales con el pasto que había en el área. Abraham vio el lío que esto causó y propuso una solución: que se separaran. Lot estaba de acuerdo y él y todo los suyos fueron a vivir en el valle cerca de Sodoma, una decisión lamentable.

Luego, hubo una guerra entre varias naciones cerca de Sodoma. En el caos de la guerra, Lot y su familia fueron secuestrados y se llevaron todas sus posesiones. Uno de los siervos de Lot se escapó y llegó a Abraham para contarle el peligro que su sobrino corría. Abraham reunió a 318 hombres de su campo y fueron a liberar a su sobrino y su familia.

Abraham y Melquisedec

Después de rescatar a Lot, Abraham conoció a Melquisedec, quien apareció como si de la nada, presentándose como el rey de Salem y sumo sacerdote del Dios Altísimo. Muy agradecido que ninguno de sus 318 hombres muriera en la guerra, un milagro en sí, Abraham le dio un décimo del botín conseguido en la guerra.

Abraham y Agar

Aun con la promesa de Dios de darle a Abraham muchos descendientes, Sara no pudo concebir. Agar era parte del dote que Abraham recibió por Sara en Egipto. Continuamos la historia de Abraham leyendo lo que Sara le dijo para convencerle de acostarse con Agar.

Ten relaciones sexuales con mi esclava

Génesis 16:1-4: Hasta ese día Saray, la esposa de Abraham, no le había podido dar ningún hijo, pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar. Entonces Saray le dijo a Abraham: —Tú sabes que el SEÑOR no me ha permitido tener hijos, así que ten relaciones sexuales con mi esclava. Tal vez yo pueda tener un hijo por medio de ella.

Abraham hizo lo que Saray le dijo. …Su esposa Saray tomó a su esclava Agar y se la dio como mujer a su esposo Abraham. Abraham tuvo relaciones sexuales con Agar y ella quedó embarazada. Cuando ella se enteró de que estaba embarazada, empezó a creerse más que Saray. 

Abraham hizo lo que Sara le dijo

Abraham hizo lo que su esposa le instruyó. No lo vemos consultar a Dios ni nadie más antes de tomar la decisión. Seguramente Sara se lo había pedido varias veces y resistió, pero al final, se rindió. Abraham no se casó con ella ni la hizo una concubina. Agar rápidamente concibió un hijo. Cuando se le apareció su panza de embarazada, comenzó a creerse mejor que su dueña. Llena de ira, Sara se arrepintió de entregarla a su esposo y reprochó a Abraham por obedecerla. Sara le dijo a Abraham que él tenía la culpa por la actitud irrespetuosa de Agar. Sara abusó de Agar después de que ésta cumpliera con exactamente lo que le pidió que hiciera. Agar dio a luz a un niño, Ismael, el primogénito de Abraham. Después de alrededor de 13 años, Sara dio a luz a Isaac. Un día, Sara vio a Ismael jugando bruscamente con su hermanito, burlándose de él. Sara le exigió a Abraham que echara a su esclava y a Ismael del campamento. La mañana siguiente, Abraham madrugó, y tomando pan y un poco de agua, echó a Agar y Ismael del campamento, para no regresar jamás.

Visita de El Señor

Abraham y Sara recibieron una visita del Señor y dos seres celestes. De inmediato, Abraham reconoció que fue El Señor quien lo visitó, y corrió a Él y se postró en reverencia. Le pidió quedarse con él para que el mismo pudiera servirles. Sabía que era El Señor, pero eso no le impidió practicar la hospitalidad tradicional de ese entonces, incluyendo lavarse los pies y servirles comida. Dios no necesita comer, pero Abraham quería ofrecerle lo que tenía y Él aceptó. Al terminar los preparativos, Abraham les trajo el banquete a los tres visitantes. Abraham no se olvidó de que fuera el siervo; no se atrevió sentarse con ellos, sino se quedó de pie al lado, listo para cualquier cosa que necesitaban. Después de comer y relajarse un poco, hablaron con Abraham. Uno de los tres le dijo a Abraham que durante el transcurso de un año, Sara iba a tener un hijo.

Sara fue secuestrada- otra vez

Parece que Abraham no aprendió su lección con el faraón raptando a Sara porque esto se repitió varios años después. Cuando Sara tenía 89 años y Abraham 99, se mudaron a otra parte de Canaán, a Guerar, y allí seguían mintiendo, diciéndole a todo el mundo que Sara fuera su hermana. El rey de la región, Abimélec, la llamó y la hizo su esposa. Continuamos con la historia, leyendo lo que aconteció al rey una noche oscura.

Vas a morir

Génesis 20:3-6:  Una noche Dios fue donde Abimélec en un sueño y le dijo: —Vas a morir por haber tomado a esa mujer, ella tiene esposo.

Abimélec todavía no había tenido relaciones sexuales con ella. Entonces le dijo: —Señor, ¿destruirías a una persona inocente? ¿Acaso no me dijo él: “Ella es mi hermana”? Ella misma también me dijo: “Él es mi hermano”. Yo hice esto de buena fe e inocentemente.

Entonces Dios le dijo en su sueño: —Yo sé que hiciste esto con buena intención. No permití que pecaras contra mí, y por eso no dejé que la tocaras.

¿Acaso no me dijo él: “Ella es mi hermana”?

Para proteger la vida de todos en el reino, Abimélec llamó a Abraham en la madrugada para devolverle a Sara y regañarlo por mentirle.  Abraham le explicó a Abimelec por qué le mintió, y que era culpa suya por pedirle a su esposa que les mintiera a todo el mundo.

Dios le pidió a Abraham sacrificar a su hijo Isaac

Dios le puso otra prueba de fe a Abraham, esta vez a sacrificar a su hijo Isaac. Continuamos la historia de Abraham leyendo el mensaje de Dios para Su siervo.

Abraham, ¡sacrifica a tu hijo!

Génesis: 22:1-2: Después de todo esto Dios puso a prueba a Abraham. Le dijo:

—¡Abraham!

Y él le dijo:

—Aquí estoy.

Luego Dios dijo:

—Toma a Isaac, tu amado hijo único, ve a la tierra de Moria y ofrécelo como un sacrificio que debe quemarse completamente, en la montaña que yo te indicaré.

Tu amado hijo único

Abraham obedeció de inmediato. A la mañana siguiente, se levantó temprano, llevó a Isaac y dos siervos y se fueron. En hebreos 11:19 en el nuevo testamento, el autor de este libro nos dice que Abraham creía que Dios tenía el poder para resucitar a los muertos, incluso su único hijo. Cuando por fin llegaron a Moria, dejó a sus siervos y al burro para esperarlo mientras subió con Isaac. Les dijo que los dos irían y volverían. Paso a paso Abraham y Isaac caminaban juntos, Isaac llevando la leña en los hombros y Abraham el cuchillo. Llegaron al lugar que Dios le indicó y construyeron un altar. Abraham volvió hacia Isaac y le dijo que Dios le pidió sacrificarlo. Isaac se rindió, su papá lo ayudó a subirse al altar, y entre sollozos y calladas súplicas de parar, Abraham sacó el cuchillo. Pero el ángel del Señor lo interrumpió. Continuamos con la historia.

¡Detente!

Génesis 22:12-13: Luego el ángel dijo: —¡Detente! No le hagas daño al muchacho. No le hagas nada, porque ahora sé que tú respetas y obedeces a Dios. No le negaste a tu único hijo.

Luego Abraham levantó la mirada y vio un cordero enredado por los cuernos en un arbusto. Así que fue, lo agarró y lo ofreció como sacrificio a cambio de su hijo. 

Isaac era el hijo tan esperado de Abraham y Sara. Ahora repasamos unos momentos claves en la vida de Isaac. Hay pocos nacimientos tan esperados como el de Isaac, anunciado varias veces por Dios mismo. Cuando sus padres ya eran muy viejos y dejaron de esperar un descendiente propio, Isaac nació. A Sara no le gustó la forma en que Ismael, su medio hermano, trató a Isaac e insistió en que Abraham echara a Agar e Ismael del campamento. Abraham concedió e Isaac crecía como hijo único y muy amado.

Isaac y Rebeca

Cuando Isaac tenía alrededor de 35 años, su madre se murió, y él estaba muy triste. Todavía no estaba casado cuando tenía 40 años. Abraham le pidió a un siervo que fuera a su tierra natal para buscar una esposa para Isaac. El siervo fue, encontró a Rebeca, sobrina de Abraham, y regresó con ella para casarse con Isaac. Comenzamos la historia de Isaac leyendo la primera vez que Isaac y Rebeca se vieron.

Génesis 24:63-67:  Isaac salió a caminar al campo y vio que venían unos camellos. Rebeca levantó su mirada y vio a Isaac. Luego se bajó del camello y le dijo al siervo: 

—¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros?

El siervo respondió:

—Es mi amo.

Entonces Rebeca tomó su velo y se tapó la cara. El siervo le contó a Isaac todo lo que le había pasado. Después Isaac llevó a Rebeca a la carpa de Sara, su mamá, y se casó con ella. Isaac amó a Rebeca y así se consoló de la muerte de su mamá.

Todos envidiaban a Isaac

Isaac creía en el Dios de su padre, y tenía la bendición de Dios dondequiera que se fuera. Por esta bendición, muchos hombres lo envidiaban, por lo rico que era, por su bella esposa Rebeca, y por su cercanía con Dios. Había una hambruna en el área donde Isaac y su caravana estaban acampando. Isaac decidió ir a Egipto para buscar refugio de la hambruna, pero Dios se le apareció en el camino, mientras estuvo en Guerar. Le dijo que no se fuera allá, que se quedara en Canaán, la tierra que sus descendientes heredarían y Isaac lo obedeció, aunque su gente le suplicó continuar el camino hacia Egipto. Isaac decidió confiar en Dios, el mismo quien le salvó la vida, en vez de escuchar a los hombres.

Dios se mostraba fiel a Isaac. Aun en medio de una hambruna, Dios lo bendecía grandemente y se enriqueció. Aunque heredó todas las bienes, riquezas, y esclavos de su padre y no tenía que trabajar, trabajaba duro al lado de sus siervos y familia. La bendición de Dios fue obvia para los filisteos y como resultado, lo envidiaron y lo echaron de su territorio.

Esaú era el favorito de Isaac

Isaac y Rebeca tuvieron gemelos. El mayor era Esaú y el menor Jacob. Cuando Issac ya era un anciano y casi ciego, le pidió a su gemelo preferido, Esaú, que fuera a cazar un animal, prepáraselo como a él le gustaba, y traérselo para así darle su bendición del primogénito. Esaú se fue a cazar un venado. Isaac no sabía cuánto tiempo le quedaba de vida y no quiso morir sin darle a su favorito la bendición del primogénito. Rebeca había escuchado su intercambio a escondidas y no quiso que su hijo mayor recibiera la bendición. Habló con Jacob, contándole todo lo que había escuchado e instruyéndole que debía usurpar a Esaú y así recibir la bendición de Isaac. Jacob obedeció; mató dos cabras, y Rebeca las cocinó. Recordamos que Jacob y Esaú no se parecían para nada. Jacob se lo mencionó a su madre, que al tocarlo su padre sabría que procuró engañarlo. Rebeca fue a la carpa de su hijo Esaú y encontró su mejor ropa y le vistió a Jacob con esa ropa. Además, tomó las pieles de las cabras y se las puso en los brazos y cuello de su hijo amado. Con trepidación, Jacob entró en la tienda de su padre el patriarca.

Isaac no estaba convencido de que fuera Esaú quien le trajo la comida. Le preguntó cuál de sus hijos era, y Jacob le contestó que era Esaú con lo que había cazado para que le diera su bendición. Era casi ciego, pero no tonto; recordamos que Isaac era inteligente y muy hábil en los negocios. Continuamos la historia, leyendo cómo Jacob consiguió engañar a Isaac.

¿Eres Esaú de verdad?

Génesis 27:21-23: Luego Isaac le dijo a Jacob:

—Hijo mío, acércate que te quiero tocar para saber si en verdad tú eres mi hijo Esaú.

Jacob se acercó a su papá, él lo tocó y dijo:

—Tu voz parece la de Jacob, pero tus brazos se sienten como los de Esaú.

Isaac no lo reconoció porque los brazos estaban velludos como los de su hermano Esaú, entonces lo bendijo.

Hombre engañado

Aun así, con todo el esfuerzo que Jacob y Rebeca pusieron en engañarlo, algo no le cuadraba para Isaac y le preguntó de nuevo si realmente era Esaú. Comió un poco de la carne que su hijo le trajo, y tenía el sabor perfecto que le encantó. Pidió que Jacob se acercara y le diera un beso. Engañando por el olor y velludo, Isaac sentía que no tenía de otra que confiar y darle la bendición a Jacob. Justo después de recibir la bendición, Esaú volvió, entrando a la carpa de su papá, emocionado para que su padre probara su asado y que le diera su bendición. Pero Isaac, incrédulo, le preguntó quién era. Esto fue cuando Isaac se dio cuenta que su hijo menor era un estafador. Continuamos con la historia, leyendo la reacción de Isaac.

Génesis 27:33-35: Entonces Isaac se puso furioso y dijo:

—¿Cómo? ¿Quién fue el que cazó un animal y me lo trajo? Me lo comí todo y le di mi bendición antes de que tú vinieras. Ahora él será el que tendrá la bendición.

Cuando Esaú escuchó esto, lanzó un grito grande y amargo y le dijo a su papá: —Papá, dame a mí también tu bendición.

Isaac dijo: —Tu hermano vino, me engañó y tomó tu bendición.

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¿Quién era Jacob?

Jacob era el hijo de Isaac y Rebeca, y el hermano gemelo de Esaú. Jacob era el favorito de su mamá. Como acabamos de leer, Jacob le robó la bendición del primogénito a su hermano. Cuando Esaú se enteró de la trampa que le puso a su padre, estaba furioso y juró matarlo. Para preservar su vida, Jacob tuvo que huir esa misma noche, saliendo sin nada. Después de caminar mucho, estaba oscureciendo y Jacob decidió acostarse. No llevaba una almohada ni una frazada. Tomó una piedra, la usó como una almohada, y se acostó en la tierra. Pero aun en un momento tan solo y desesperado, Dios lo alcanzó. Continuamos la historia, leyendo el sueño de Jacob.

La escalera al cielo

Génesis 28:12-15: En sueños vio una escalera que tenía un extremo en la tierra y el otro en el cielo, y había ángeles de Dios subiendo y bajando por ella.  Vio que el SEÑOR estaba parado a su lado y que le dijo: «Yo soy el SEÑOR, Dios de tu antepasado Abraham y Dios de Isaac. Les daré a tus hijos la tierra en la que ahora estás acostado. Tendrás más descendientes que partículas de polvo hay sobre la tierra. Se esparcirán por el norte, el sur, el oriente y el occidente, y todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia.  Mira, estoy contigo, te protegeré dondequiera que vayas y te volveré a traer a esta tierra. No te abandonaré y cumpliré lo que te acabo de decir»

La puerta al cielo

Jacob se despertó muy asustado. Sentía la presencia de Dios y se alteró, exclamando que ese lugar debía ser la casa de Dios y la puerta del cielo. Dios le prometió tierras, descendientes, y Su protección. Huyó de Esaú creyendo en Dios, pero no conocía a Dios; ahora, se convirtió en siervo de Dios, tal y como su abuelo y padre. Se levantó muy temprano y tomó la piedra que había usado como una almohada y le derramó aceite, dedicándola a Dios. Continuamos con esta historia, leyendo lo que Jacob le dijo a Dios en la ceremonia de dedicación a Dios.

Si hace todo esto, será mi Dios

Génesis 28:20-22: Luego Jacob prometió: «Si Dios va a estar conmigo, me va a proteger en este viaje, me va a dar comida, vestido y me va a traer sano y salvo de regreso a la casa de mi papá, entonces el SEÑOR será mi Dios. Esta piedra que puse como recordatorio será casa de Dios y le daré a Dios una décima parte de todo lo que él me dé».

Si me da todo esto, le daré una décima parte de lo que me dio

En vez de darle gracias a Dios por revelarse a él y sus promesas, le hizo un trato: si lo protegiera, lo aceptaría como su Dios y le daría un diezmo de todo. Pero Dios acabó de decirle que lo protegería adondequiera que se fuera, sin pedirle nada. Dios le prometió a Jacob que tendría muchísimos descendientes, que daría esta tierra a sus hijos, y que lo protegería dondequiera que fuera, volviéndolo siempre a esa tierra, y nunca lo abandonaría.

Siete años para Raquel

Se fue a vivir con su tío Labán, el gran estafador. Trabajando para su tío, se enamoró de su hija menor, Raquel. Como no trajo ningún dote para ella, se acordaron en que trabajaría siete años para casarse con ella y así quedarse lejos de Esaú.

Cuando cumplió el tiempo de trabajar para el dote, Jacob le pidió a su tío Labán que le diera a Raquel, tal y como había prometido. Labán les dio una fiesta de bodas muy grande. Debiera haber sido el día más feliz de sus vidas. Pero no lo fue. Continuamos con la historia, leyendo cómo Labán engañó a Jacob en la noche de la boda.

Labán engaña a Jacob

Génesis 29:23, 25-27: pero, por la noche, Labán le llevó a su hija Lea, y Jacob tuvo relaciones sexuales con ella. …A la mañana siguiente Jacob se dio cuenta de que se había acostado con Lea y entonces le dijo a Labán:

 —¿Por qué me hiciste esto? Trabajé muy duro para casarme con Raquel. ¿Por qué me engañaste?

Labán respondió:

—En nuestro país no se permite que la hija menor se case antes que la hija mayor. Cumple con la semana de celebración de bodas y también te daré a Raquel para que te cases con ella, si trabajas otros siete años para mí.

Regresa a la tierra de tus padres

Jacob quería regresar a su tierra. Como el propio Dios lo había instruido salir, no fue necesario huir; sin embargo, Jacob tenía miedo a pesar de tener la bendición de El Señor. Esperaron hasta los días en que Labán y sus hijos estuvieron en el campo esquilando a sus ovejas. Jacob y su familia se prepararon para el viaje, preparando a todos los animales y los niños para el larguísimo viaje a Canaán para comenzar una nueva vida.

Regresar a Canaán significó una reunión con su hermano gemelo. Pero antes de reunirse con Esaú, Jacob luchó con Dios y luego Él le cambió su nombre a Israel. En un acto de pánico, mandó a toda su familia a cruzar el río en plena noche, algo que no se hace si uno está en su sano juicio. Jacob se quedó solo, en vela, muy ansioso por el pendiente reencuentro con su hermano. En el silencio de la noche, apareció un hombre de la nada y luchó con Jacob hasta el amanecer.  Continuamos la historia leyendo la lucha entre Dios y Jacob.

Has luchado contra Dios

Génesis 32:25-28: Cuando el hombre se dio cuenta de que no podía derrotar a Jacob, lo golpeó en la unión de la pierna con la cadera, y esa parte se le dislocó.

Luego el hombre le dijo:

—Déjame ir, que ya está amaneciendo.

Pero Jacob dijo:

—No te dejaré ir a menos que me des tu bendición.

El hombre le preguntó:

—¿Cómo te llamas?

Y Jacob respondió:

—Jacob.

Después el hombre dijo:

—De ahora en adelante no te llamarás Jacob sino Israel, ya que has luchado contra Dios y contra seres humanos, y has ganado.

¿Dios dejó ser vencido?

Dios en forma humana, o sea Jesús antes de su encarnación, por alguna razón luchó con Jacob. Notamos que Dios comenzó la lucha y no Jacob. No lucharon por unos minutos, sino toda la noche. Esto habla de la determinación de Jacob; pudiera haberse rendido mucho antes, pero quería la bendición más que su comodidad. Dios pudiera haber ganado en cualquier momento. ¿Por qué eligió luchar con Jacob en vez de hablarle? Si lo amaba tanto, ¿Por qué herirlo? Quizás porque Jacob no estaba escuchándole; Dios sabía que tenía que atacar lo más valioso que tenía para alcanzarlo─ su propio cuerpo. Anteriormente, Dios le permitió ver ángeles, pero aun así todo lo que hizo después de ver los ángeles fue motivado por el miedo. Al saber que no iba a desistir, le dislocó la unión entre la cadera y la pierna, una herida sumamente dolorosa, ni mencionar que acaba de dificultar la huida de su hermano, poniéndolo en una posición muy vulnerable. Jacob ya no luchó, sino que se aferrara a Él, lo que Dios quería al principio. Ahora que estaba débil fue cuando era realmente fuerte porque ahora estaba escuchando y confiando en Dios y no en su propia inteligencia.

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

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