La muerte de Moisés

La muerte de Moisés, la transferencia de liderazgo a Josué, y la lucha por el cuerpo de Moisés

En la devocional anterior, vimos el pecado de los hebreos adorando a Baal, el atrevimiento de Zimri de traer una pagana a su tienda, cómo Finés mató a los dos, y cómo los israelitas derrotaron a los madianitas. En esta devocional, veremos la muerte de Moisés y la llamada de Josué para ser el próximo líder de los hebreos, quien los llevará a la tierra prometida.  

Moisés tenía 120 años cuando murió; se rindió al castigo de Dios que jamás entraría en la tierra prometida. Le anunció al pueblo que Josué será su nuevo líder, guiándolos a Canaán. Había sido el asistente de Moisés y aprendía cómo dirigir el pueblo y escuchar de Dios. Comenzamos la historia, leyendo las últimas palabras de Moisés para los israelitas con quienes había vagado por el desierto por 40 años.

Esforzarse, ser valiente, y no tener miedo

Deuteronomio 31:6-8: Sean fuertes y valientes; no tengan miedo ni se aterroricen de ellas, porque el SEÑOR su Dios irá con ustedes. Él no los abandonará ni los olvidará».

Luego Moisés llamó a Josué, mientras el pueblo de Israel observaba, y le dijo a Josué: «Esfuérzate y sé valiente. Tú dirigirás a este pueblo hacia la tierra que el SEÑOR prometió darles a sus antepasados, y tú la repartirás y se la asignarás.  El SEÑOR te dirigirá, estará contigo y no te dejará ni te olvidará. No tengas miedo ni te amedrentes».

El Señor llama a Moisés y a Josué

Moisés instruyó al pueblo y a Josué a hacer tres cosas: esforzarse, ser valiente, y no tener miedo. Iban a enfrentar desafíos imposibles sin Dios cómo cruzar el río Jordán, derrotar pueblos feroces, y mantenerse fieles a Dios. Moisés hizo pública la transferencia de poder y liderazgo, poniéndose las manos sobre Josué, dándole el espíritu de sabiduría que Dios le había dado. Dios escogió a Josué; Moisés sabía que Josué lo había observado por años y que era fiel a Dios, algo que no pudo decir de los demás. Un poco más tarde, El Señor le instruyó a Moisés llamar a Josué y que los dos se presentaran en la carpa de reunión. Dios apareció en la columna de nube sobre la entrada de la carpa. Continuamos con la historia, leyendo las instrucciones de Dios para Moisés y Josué.

Después de la muerte vendrá la rebelión   

Deuteronomio 31:16-18: Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: «Tu muerte está cerca y este pueblo pronto me será infiel. Adorarán a los dioses extranjeros en la tierra que va a ocupar, me abandonarán y romperán el pacto que hice con ellos. En ese momento me enojaré con ellos y los abandonaré, me ocultaré de ellos, serán destruidos y caerán sobre ellos muchos desastres y dificultades. En ese momento ellos dirán: “Estos desastres sucedieron porque nuestro Dios no estaba con nosotros”. Y con toda certeza yo me rehusaré a ayudarles en ese momento debido a la maldad que habrán hecho de irse tras otros dioses.

¿Qué hice por 40 años?

Dios le dijo a Moisés que después de su muerte, los israelitas no iban a guardar la ley, y lo abandonarían. Es imaginable que estas palabras le rompieron el corazón a Moisés. Había pasado los últimos 40 años de su vida enseñando, guiando, y protegiendo al pueblo de Dios, pero lo que recibió fue muchas quejas, rebelión, e ingratitud. Morirá sabiendo el destino miserable de su pueblo. Serán infieles y Dios los abandonará. Quizás antes de morir, Moisés pensara porqué Dios lo llamó a salir de Madián si nadie iba a ser fiel a Dios y su destino sería un desastre por abandonarlo y seguir a dioses falsos. Por cientos de años, Israel luchará con el deseo de adorar dioses falsos como si esa primera vez de adorar a Baal Peor con las profetisas moabitas comenzara la constante tentación. Muy desilusionado, Moisés reunió a todos los ancianos líderes de sus tribus y a sus oficiales para decirles lo siguiente antes de morir.

Sé que después de mi muerte ustedes se volverán completamente corruptos

Deuteronomio 31:27 y 29: porque yo sé mejor que nadie que ustedes son tercos y rebeldes. Miren, si ustedes se han estado rebelando en contra del SEÑOR aun ahora cuando todavía estoy vivo y con ustedes, con mayor razón se rebelarán después de que yo muera.  Porque sé que después de mi muerte ustedes se volverán completamente corruptos y dejarán de vivir como les he mandado. Entonces les sucederán dificultades en el futuro, por hacer lo que el SEÑOR considera perverso y lo harán enojar por lo que han hecho».

Su futuro es negro y deprimente

¿Qué pensaron los hebreos al escuchar estas palabras de su líder? ¿Le dijeron que estaba equivocado, que jamás se rebelarían en contra de Dios, negando las varias veces que lo han hecho? Moisés quería que supieran que iban a corromperse con los pueblos en Canaán, y que en vez de alegrías y obediencia al único Dios, su futuro sería lleno de dificultades y castigo por su desobediencia.

Después de compartir este alarmante mensaje, Moisés subió solo al mirador de un monte. Antes de morir, Dios le mostró toda la tierra prometida. Moisés miró y miró, imaginando como quisiera que el futuro de su pueblo sería, pero pensando en lo que El Señor acabó de decirle. Sabía que Josué enfrentará grandes retos, quejas y rebelión. Pero ahora ya no era carga suya. Se acostó y cerró los ojos, agradecido por la cercanía con Dios, por todos los milagros, y por el privilegio de escribir todas las historias y leyes que Dios le dio. Continuamos, leyendo la muerte de Moisés.

El Señor enterró a Moisés  

Deuteronomio 34:5-7: Luego Moisés, el siervo del SEÑOR, murió en la tierra de Moab como el SEÑOR lo había dicho.  Lo enterró en el valle en la tierra de Moab cerca de Bet Peor, pero aun hoy en día nadie sabe exactamente dónde está la tumba de Moisés. Moisés tenía 120 años de edad cuando murió. Estaba tan fuerte como siempre y podía ver con claridad. 

Nadie sabe exactamente dónde está la tumba de Moisés

Siendo un líder tan prominente, ¿no es raro que nadie sepa exactamente dónde está la tumba de Moisés? El texto confirma que como Dios lo enterró, nadie vio el cuerpo de Moisés, y nadie sabe con exactitud dónde está su tumba. En el nuevo testamento, Judas (no Judas Iscariote) parece confirmar una tradición rabínica sobre la muerte de Moisés. Según la tradición, nadie sabe exactamente donde lo enterró, porque Dios lo llevó al cielo. Como evidencia de esto, Moisés apareció con Elías en la transfiguración de Jesús que ocurrió en Mateo 17:3. También es posible que Moisés sea uno de los dos testigos en Jerusalén durante la tribulación descrita en Apocalipsis 11. Pero antes de ser llevado al cielo, la tradición rabínica dice que había una lucha entre el buen y el mal por el cuerpo de Moisés. Leemos el versículo en la carta de Judas sobre la lucha entre el arcángel Miguel y el diablo por el cuerpo de Moisés.

La lucha entre el arcángel Miguel y el diablo

Judas 1:9: Ni siquiera el arcángel Miguel cuando estaba discutiendo con el diablo sobre el cuerpo de Moisés se atrevió a maldecir al diablo, sino que le dijo: «¡Que el Señor te reprenda!» 

Después de Moisés, Josué

Después de la muerte de Moisés, Josué se convirtió en el nuevo líder de los hebreos. El texto nos dice que estaba lleno del espíritu de sabiduría porque Moisés había puesto las manos sobre él. Los israelitas lo aceptaron como su líder y lo escucharon como a Moisés. Terminamos la historia de Moisés con una descripción del autor de los primeros cinco libros de la biblia, un príncipe convertido en pastor, y convertido en el siervo Dios.

Nunca hubo otro profeta en Israel como Moisés

Deuteronomio 34:10-12: Pero nunca hubo otro profeta en Israel como Moisés, con quien el SEÑOR tratara cara a cara, ni que hiciera todas las señales y los milagros que el SEÑOR le mandó hacer a Moisés en Egipto contra el faraón, contra todos sus funcionarios y contra todo su país. No hubo nadie con tanto poder como el que Moisés demostró en todos los hechos grandiosos e increíbles que hizo a la vista de todo Israel.

 

En la próxima devocional comenzaremos nuestro estudio de Josué y los retos que los hebreos encontrarán al conquistar la tierra prometida.

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

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