Los israelitas adoraron al dios Baal
Balán, Baal, Cozbí y la derrota de los madianitas
En la devocional anterior, leímos una historia fascinante del hechicero Balán contratado por el rey de Moab, Balac, de modo que maldijera a los hebreos. Pero Dios usó a Balán para bendecir a Israel. Los moabitas no estaban conformes con el fracaso de Balán y no se iban a quedarse con los brazos cruzados. En la devocional de hoy, por sugerencia de Balán, usaron a las mujeres moabitas para maldecir a Israel y cómo Israel tomó la venganza de Dios contra Madián.
Los hebreos comenzaron a corromperse con las mujeres moabitas que vivían cerca. Comenzamos la historia leyendo lo que hacían los israelitas que los maldijo de gran manera.
La adoración de Baal
Números 25:2-3: Ellas invitaban a los israelitas a acompañarlas en los sacrificios para sus dioses falsos y los israelitas comían de esos sacrificios y adoraban a esos dioses falsos. De esta manera, Israel comenzó a adorar a Baal Peor, lo que hizo que el SEÑOR se enojara con Israel.
La perversión de la verdad
Es imprescindible reconocer que en aquel tiempo y cultura, los sacrificios a dioses no fueron como los sacrificios de los hebreos. Según historiadores, los sacrificios paganos incluían sacrificar bebés, niños, sacarse sangre, y rituales sexuales con profetisas de Baal para celebrar la fertilidad. Cuando el texto nos dice que los israelitas participaron en los sacrificios para Baal Peor, abandonaron al único Dios, rechazando el pacto de Dios con ellos que no tendrían ningún otro dios menos Él. Este evento nos hace recordar de aquel día que Aarón les hizo un becerro de oro, lo adoraron, y tuvieron una orgia. Después de este encuentro con las paganas, los israelitas tendrán una historia repleta con sus dificultades de no adorar a dioses falsos, y Baal en particular. Siempre sería una tentación involucrarse con sus vecinos paganos y rendirse a la culta de sus dioses con ritos lascivos y totalmente malvados.
La llegada de las mujeres moabitas no fuera por casualidad ni por su placer. Recordamos en la devocional anterior que Dios no permitió que Balán maldijera a Israel, pero eso no quiere decir que se rindieron. Balán tuvo la idea de utilizar a estas mujeres para que se maldijeran ellos mismos con algo nuevo para los hebreos: sexo sin compromiso. Comieron carne sacrificado a Baal, tuvieron sexo con las profetisas de Baal, pusieron estatuas de Baal alrededor del campamento, y así trajeron la maldición ellos mismos. Si fueron soldados moabitas, nunca los hubieran permitido en el campamento, pero unas mujeres indefensas, más liberales que sus propias mujeres, los desarmaron rápidamente.
Una plaga para pecadores
Dios se enojó con Israel. Le comunicó a Moisés que llevara a todos los jefes del pueblo y que los matara públicamente, dejando que sus cuerpos colgaron como una advertencia. El castigo se enfocó en de los jefes israelitas por dos razones: unos participaron en adorar a Baal, y los que no participaron permitieron que pasara, lo cual fue imperdonable. Moisés les dio la orden a todos los jueces de Israel que mataran a todos que habían participado en la adoración de Baal Peor. Cuando los hombres empezaron a corromperse con las mujeres moabitas, una plaga comenzó a propagarse por el campamento, pero aun así, no se detuvieron. Personas inocentes murieron por culpa de la adoración de unos de Baal. Continuamos con la historia, leyendo lo que sucedió en plena luz del día.
Sexo, pudor y lagrimas
Números 25:6-9: Justo en ese momento uno de los israelitas vino y trajo una mujer madianita a donde estaba su familia. Hizo esto delante de Moisés y de todos los israelitas, quienes se encontraban llorando a la entrada de la carpa del encuentro. Finés, que era hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, viendo esto, se alejó de la reunión, tomó su lanza y siguió al israelita hasta su carpa. Allí Finés atravesó por el estómago al israelita y a la mujer madianita y así fue como se detuvo la plaga que afligía a los israelitas, aunque la plaga ya había matado a 24 000 de ellos.
Zimri y Cozbí
Por el texto, se supone que este hombre no fuera soltero: trajo a la madianita a la tienda de su familia, delante de Moisés y todos los israelitas. Su acto proclamó al mundo entero que no le importó Dios, ni las leyes, ni su propia familia. Finés vio esto y actuó con rapidez, matando a la pareja luego identificados en el texto como Zimri, hijo del jefe de una familia de la tribu de Simeón, y Cozbí hija de Zur, el jefe de una familia de Madián. Probablemente, Cozbí era una profetisa de Baal, con mucha experiencia en seducir y prostituirse por su divinidad. El hecho de que el hijo de un jefe de la tribu de Simeón hiciera tal cosa en su tienda que compartía con su mujer e hijos nos indica la maldad en su corazón y en el campamento.
Si Zimri hubiera logrado tener relaciones con Cozbí en medio de una plaga en el campamento, sin que nadie lo hubiera parado, aunque todos supieran lo que hicieran, ¿Quién más habría seguido su ejemplo? La llevó a su tienda familiar, probablemente para tener una orgía con la participación de todos los varones en su familia. ¿Hasta qué punto hubiera parado?
Sacerdote y héroe
Durante su historia, los israelitas eran influenciados por todos sus vecinos paganos en el desierto. Tenían que hacer un esfuerzo monumental para no corromperse y mantenerse firmes en El Señor. Y eso fue exactamente lo que Finés hizo. Como un levita, no se entrenó con los demás hebreos porque los levitas no iban a la guerra, pero aun así, era hábil con la lanza. Finés estaba cumpliendo la voluntad de Dios de que los involucrados morirían ese mismo día. Le importó más agradar a Dios que a los israelitas. Dando el atrevimiento de Zimri traer a Cozbí a la tienda de su familia, matarlos para salvar a los israelitas fue lo justo.
Seguimos con el texto, leyendo lo que Dios prometió hacer por Finés porque buscó agradar a Dios y no a la gente.
Lo que Finés hizo le agradó a Dios
Números 25:11-13:—Finés hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón salvó a los israelitas de mi ira al enojarse como yo contra los que pecaron, por lo cual yo no destruiré a los israelitas en mi ira. Así que dile a Finés que yo hago este pacto de amistad con él: Yo le entrego el sacerdocio para siempre a él y a sus descendientes porque se indignó en favor de su Dios e hizo purificación de parte de los israelitas.
Le entrego el sacerdocio para siempre a él
No sabemos por cuánto tiempo la plaga duró, pero mató a 24 000 antes de que Finés mató a Zimri y Cozbí. Como sacerdote, Finés hubiera estado muy cerca del proceso de la recuperación de la plaga y la reconciliación del pueblo con Dios. Eran los sacerdotes quienes estaban entrenados en reconocer enfermedades, sus curas, y rezar para la gente por el perdón de pecados y la reconciliación del pueblo con El Señor.
Las madianitas eran una nación nómada y muchos vivían entre los moabitas. Después de que los hombres de Israel se corrompieron con las mujeres de Madián, Dios le habló a Moisés, diciéndole que mandara tropas a los madianitas para destruirlos en venganza. Aunque Moisés vivió en Madián por 40 años y se casó con una madianita, obedeció.
Guerra contra los madianitas
Para la guerra contra Madián, Moisés envió 12 000 hombres, 1000 de cada tribu. No como cuando recién llegaron al desierto, ahora los hombres entrenaban para la guerra. Moisés les envió a la batalla con Finés, quien llevó los objetos sagrados y las trompetas, dirigiendo el ataque. Creo que el hecho de que Finés dirigió el ataque y llevaba la presencia de Dios era significante; aunque pecaron, Dios era fiel, dirigiéndolos y no se retractó de Su pueblo. El texto nos dice que los israelitas atacaron y mataron a todos los hombres de Madián, incluso a Balán, y Zur, padre de Cozbí. El texto no nos dice nada sobre la familia de Moisés en Madián, a Jetro, a Séfora, ni a sus seis hermanas. Lo más probable fue que todos ya estaban muertos antes del ataque. Continuamos con la historia, leyendo lo que los israelitas hicieron después de la guerra.
Mujeres malditas, sus hijos, y riquezas
Números 31:9-12: Los israelitas hicieron prisioneras a las mujeres de Madián y a sus hijos, y se llevaron todos sus animales, ganado y riquezas. También les incendiaron todas sus ciudades y campamentos. Luego reunieron todo el botín, incluyendo personas y animales, y se lo llevaron a Moisés, a Eleazar el sacerdote y a la comunidad israelita, al campamento en las llanuras de Moab, junto al río Jordán, frente a Jericó.
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Moisés y el sumo sacerdote Eleazar fueron afuera del campamento a recibir a los soldados. Cuando Moisés vio que trajeron mujeres y niños, estaba muy enojado con los oficiales y comandantes de cada tribu que volvieron de la guerra. Continuamos con la historia, leyendo porque Moisés se frustraba con ellos y qué hizo al respeto.
Moisés se enojó con los soldados
Números 31:15-18: Moisés les dijo:
—¿Por qué dejaron vivas a todas las mujeres? Ellas fueron precisamente las que siguieron el consejo de Balán que hizo que los israelitas pecaran contra el SEÑOR en Peor, y por eso cayó una terrible plaga sobre la comunidad del SEÑOR. Así que ahora, maten a todos los niños varones y a todas las mujeres que no sean vírgenes, pero dejen vivir a todas las muchachas vírgenes y tómenlas para ustedes.
Trajeron a las culpables
Había una explicación muy sensata por qué Moisés se enojó cuando vio a las mujeres: que fueron precisamente las que siguieron el consejo de Balán que hizo que los israelitas pecaran contra el Señor en Peor, y por eso cayó una terrible plaga sobre la comunidad del Señor. Mataron a todas las mujeres que no eran vírgenes para matar a las que posiblemente participaron en la corrupción de los hebreos, para evitar más adoración de Baal Peor. Mataron a sus hijos varones para prevenir que crecieron odiando a los hebreos y lucharían contra ellos en batallas futuras. Como una concesión, permitió que los hebreos tomaran a las vírgenes como esposas. Quizás Moisés se sintiera un poco culpable por haber casado con una madianita hace tantos años. Pero Séfora llegó a creer en Dios, así que a lo mejor por eso Moisés lo permitió. En su misericordia por el sobrino de Abraham, Lot, quien era el padre de los moabitas, Dios dejó que los moabitas sobrevivieran. Recordamos que los moabitas eran producto del incesto entre Lot y sus hijas; su maldad y corrupción eran partes de sus raíces.
En la próxima devocional, comenzamos a estudiar las últimas historias con Moisés.