Mi suegro es el maestro de estafadores

Jacob quería regresar a Canaán, pero Labán no lo quiso

Jacob trabajó por 14 años por el derecho de casarse con Raquel, y en todo ese tiempo no ganó nada, trabajaba por comida y una cama donde dormir, a pesar de tener dos esposas, dos concubinas y 12 hijos. Después del nacimiento de José, Jacob quiso regresar a Canaán, sabiendo que iría con las manos vacías. Es probable que ya no aguantó trabajar para Labán y sabía que en Canaán, ya era un hombre muy rico, si Esaú no lo diera una flecha en el corazón como bienvenida al regresar allí. Cuando se huyó del campamento de su padre, su madre le dijo que mandaría un mensajero cuando podía regresar, pero este mensaje nunca llegó. Continuamos nuestro estudio en Génesis leyendo cómo Jacob se volvió muy rico, y cómo Labán procuró engañarlo una y otra vez, pero Dios protegió a Jacob.

Esta devocional es parte de nuestra serie en Génesis. Si no has leído las otras devocionales en la serie, te invito a leer sobre las siguientes temas:

El comienzo: la creación, Adán, Eva, sus hijos Caín y Abel, los hijos de Dios, Noé en el diluvio, y la torre de Babel

La familia de Abraham: Téraj, el padre pagano de Abraham, Abraham, el padre de nuestra fe,  el misterioso sumo sacerdote Melquisedec, la visita del Señor a Abraham, Lot, el sobrino de Abraham que vivía en Sodoma, los secuestros de Sara, Agar, la madre de Ismael, Ismael, primogénito que no heredó la descendencia de Abraham,

La familia de Isaac: Isaac, hijo de Abraham y Sara, Dios le pidió a Abraham sacrificar a su hijo, la historia de amor de Isaac y Rebeca, los gemelos muy distintos, Esaú y Jacob, y Jacob y no Esaú recibió la bendición del primogénito

La familia de Jacob: la escalera de Jacob , Jacob se enamoró de Raquel, pero se casó con Lea, y la rivalidad entre Raquel y Lea

Comenzamos la historia leyendo una porción del intercambio entre Jacob y Labán al pedirle a su tío permiso para irse.

Ahora es tiempo de que me preocupe por mi familia

Génesis 30:25-28, 31: —Déjame regresar a mi propio hogar. Dame mis esposas y mis hijos y me iré; me los he ganado por trabajar para ti, tú sabes que he trabajado bien.

Labán le dijo: —…, he concluido que el SEÑOR me ha bendecido gracias a ti. Dime cuánto te debo pagar y eso te pagaré.

Jacob respondió: —No tienes que darme nada si haces esto para mí. Yo volveré a alimentar y cuidar a tus ovejas…

No te vayas

Labán no quería perder la labor de su yerno; sabía que por el esfuerzo de Jacob, y la bendición de Dios, habían crecido muchos los rebaños. No quiso perder ni la labor ni la bendición. Notaremos más adelante que Labán usaba ídolos para adivinar el futuro. Cuando dice que ha concluido que El Señor lo bendijo a través de Jacob, no estaba refiriendo al único Dios, Creador del Universo, sino uno de los muchos dioses en existencia en aquella época. Le preguntó cuánto quería que le pagara para quedarse y seguir trabajando para él. Parece que Jacob cambió de opinión, porque le propuso un pago, pero no fue dinero. Jacob sabía mejor que proponerle un salario, tan estafador era su suegro. Quería regresar a Canaán, pero vio una forma de no regresar con las manos vacías, por eso le propuso un trato.

No tienes que darme nada

Jacob ya conocía muy bien a su suegro, así que le propuso una trampa- pues, no tienes que darme nada. Pero en realidad, iba a cobrar caro por todos estos años de trabajar gratis. Los rebaños eran una gran fuente de riqueza. Tantos años de cuidar de las ovejas, Jacob sabía muy bien cómo hacer que el rebaño creciera. Cuidó mucho sus palabras, diciéndole que no tenía que darle nada, para hacerle pensar que sería la ganga del siglo. En realidad, lo que Jacob le pidió era una porción de las ovejas, pero tan solo las que estaban manchadas, o rayadas, y todos los corderos negros. No le pidió las blanquitas para reforzar que casi no le pidió nada. Al entrar en esta conversación con la intención de decirle a su suegro que iba a llevar toda su familia a Canaán, pensó muy rápido en cómo sacar provecho de esta situación. Es posible que Jacob nunca procuró irse con las manos vacías y sabía que iba a poder hacer un tipo de trato con Labán, especialmente si pensara que casi no tenía que darle nada por su trabajo. Además, lo que le propuso era una manera de probar su lealtad a Labán─ o por lo menos eso era lo que quería que pensara. Continuamos la historia, leyendo el trato que se volvió sucio entre Jacob y su tío.

Sabrás que te lo robé

Génesis 30:33-34: Después podrás revisar si fui honesto contigo. Puedes ir a ver mis rebaños y si encuentras alguna oveja, macho o hembra, que no esté manchada o algún cordero que no sea negro, sabrás que te lo robé.

Labán respondió: —¡Acepto! Que sea como tú dices.

¡Acepto! Pero, no lo acepto

Pienso que Labán sabía perfectamente bien el salario potencial que Jacob podría sacar de sus rebaños con su talento. Después de hacer el trato, Labán fue con sus rebaños, escogiendo a todas las manchadas, rayadas y negras y las escondió, y luego sus hijos los llevaron a tres días de distancia. Jacob se quedó a cuidar a todas las blancas, todas propiedad de Labán. No le quedó de otro, ¿o no?  Pero Dios le habló a Jacob en un sueño y le dio un plan de qué debiera hacer. Continuamos la historia leyendo lo que Dios hará por Jacob.

Yo vi todo lo que Labán te ha hecho

Génesis 31:10-12: »Una vez tuve un sueño en la época en que los animales se estaban apareando. Vi que las ovejas que se estaban apareando estaban rayadas, manchadas y punteadas. Después un ángel del Señor me dijo en el sueño:…“Levanta tus ojos y mira que todas las ovejas machos que se están apareando están rayadas, manchadas y punteadas. Yo vi todo lo que Labán te ha hecho. …Ahora, levántate de aquí y vuelve a la tierra donde naciste”

Levántate y vuelve a Canaán

Dios le instruyó que ya era tiempo de regresar a Canaán, aunque un mensajero de sus padres nunca llegó, lo cual significaba que Esaú todavía quería matarlo. Continuamos con la historia, leyendo cómo Dios ayudó a Jacob a producir un rebaño fuerte que era totalmente suyo.

Rebaños fuertes

Génesis 30:37-39, 41: Entonces Jacob cortó unas ramas…, y las peló para que se pudieran ver rayas blancas. Luego colocó las ramas que había pelado en frente de los rebaños en el sitio donde…las ovejas se apareaban en frente de las ramas, tenían crías manchadas, rayadas o negras… Cada vez que los animales más fuertes del rebaño se apareaban, Jacob les ponía las ramas peladas en frente de sus ojos para que las vieran cuando se apareaban. 

Manchadas, rayadas y fuertes

Así que, Dios hizo que aunque comenzó tan solo con rebaños blancos, sin mancha, comenzaron a nacer rebaños manchadas, rayadas, y totalmente negras, y eran los animales más fuertes del rebaño. Jacob no era un genio en cuanto a las genéticas, sino Dios le dio la idea y Él proveyó. Pero Jacob no pudo descansar, Dios trabajó a través de su labor. Jacob separó las animales manchadas, rayadas, y negras de las blancas, tal y cómo se lo pidió a su suegro. Fue formando su propio rebaño y se volvió un hombre muy rico, con muchos rebaños, camellos, burros, y sirvientes leales a él.

Pero Labán no quiso que Jacob tuviera más que él. Cambió el salario de su yerno: dijo que le pagaría con las ovejas manchadas, luego cambió de opinión y le dijo que lo pagaría tan solo con las rayadas y así cambió su pago diez veces. No importaron las veces que Labán le cambió el salario, Dios era fiel e hizo que los rebaños produjeran el color exacto que Labán nombró como su pago. Dios no le permitió perjudicar a Jacob. Continuamos con la historia, leyendo como la riqueza de Jacob le cambiara el actitud de Labán hacia su yerno.

Este ladrón de cuñado se apoderó de nuestra herencia

Génesis 31:1-3: Un día Jacob escuchó a los hijos de Labán hablando. Ellos dijeron: «Jacob se apoderó de todo lo que le pertenecía a nuestro papá. Se ha convertido en un hombre rico por medio de las cosas de nuestro papá». Luego se dio cuenta de que Labán ya no se portaba con él como antes. El SEÑOR le dijo a Jacob: «Regresa a la tierra de tus padres, donde naciste. Yo estaré contigo».

No era un ladrón, sino un hombre bendecido por Dios

Se supone que los hijos de Labán envenenaron a su padre, diciéndole cómo su yerno era el peor de los ladrones. Después de adquirir tanta riqueza, Labán ya no lo engañó con una fachada amable. El problema no fue que Jacob era un ladrón, sino que los hijos de Labán eran envidiosos de la bendición que Dios derramó sobre la vida de Jacob. No nos olvidemos de que Jacob, un hijo rico que nunca había trabajado, trabajaba muy duro para Labán. Aunque tenía la bendición de Dios, no descansó, sino trabajaba todos los días hasta muy tarde.

Jacob no disminuyó la que hubiera sido la herencia de sus primos, sino en comparación con su riqueza, los bienes de Labán parecían poco.

Jacob se lo comunicó todo esto a Raquel y Lea y su plan de irse de la casa de su suegro. Continuamos con el final de esta historia leyendo como Raquel y Lea le contestaron, de acuerdo con huir de su casa a una tierra desconocida.

Las hermanas se unieron para quejarse de su padre

Génesis 31:14-16: Entonces Raquel y Lea le respondieron: —Nuestro papá no tiene nada para darnos cuando se muera. Nos trata como extrañas. Nos vendió y ya se gastó lo que recibió por nosotras. Toda la riqueza que Dios le quitó a nuestro papá, en realidad nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos. Entonces, haz todo lo que Dios te dijo que hicieras.

Todo lo tuyo en lo nuestro

En aquel entonces, era raro que una hembra recibiera alguna herencia cuando su padre murió, así que ni Lea ni Raquel debieran haber esperado nada de su padre. Se quejaron de que las vendió; irónicamente era Jacob quien era el esclavo en esta situación, trabajando por gratis. Dijeron que su padre ya había gastado todo lo que recibió por ellas, pero no recibió nada por ellas, sino que no pagara a Jacob. Escuchamos el resentimiento de las hermanas, opinaron que las riquezas que Dios dio a Jacob realmente pertenecían a ellas y sus hijos. Pero, a fin de cuentas, estaban de acuerdo con huir de allí sin despedirse de su padre. Planearon huir de allí sin despedirse de nadie, mucho menos a Labán; Jacob no quiso darle la oportunidad de engañarlo de nuevo ni de dificultar su salida. Como Dios lo había instruido salir, no fue necesario huir, sin embargo, Jacob tenía miedo a pesar de tener la bendición de El Señor. Esperaron hasta los días en que Labán y sus hijos estuvieron en el campo esquilando a sus ovejas. Jacob y su familia se prepararon para el viaje, preparando a todos los animales y los niños para el larguísimo viaje a Canaán para comenzar una nueva vida.

Antes de irse, Raquel se robó los ídolos que su papá usaba para adivinar el futuro, fuera porque quería usarlos ella misma para adivinar el futuro, o quería algo de valor que vender, sin dependerse del Dios de Jacob. Según la tradición rabínica, a veces usaban los ídolos como prueba de quién era el dueño de alguna propiedad. Si fue así, Raquel se robó los ídolos como un plan b, por si acaso el viaje no les fue bien, podría regresar y reclamar las propiedades. Así que, Jacob tomó todo lo suyo cuando su tío no estaba para procurar estafar al gran estafador. En la próxima devocional, veremos si su plan funcionó.

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

http://apoyocristiana.com
Anterior
Anterior

Labán persiguió a Jacob y hicieron un pacto

Siguiente
Siguiente

La rivalidad entre Raquel y Lea