Moisés creció, mató, huyó y se casó
Crecía como egipcio, se identificó como hebreo y fue rechazado por dos pueblos
En la devocional anterior, conocemos a Moisés y sus dos madres, Jocabed y Bitiá. Aunque Jocabed era su madre biológica, cuando él tenía alrededor de tres años, fue a vivir con su madre adoptiva, Bitiá, la hija del faraón. En esta devocional, vamos a ver cómo Moisés creció como egipcio, cómo mató a un egipcio por justicia, cómo huyó a Madián, y con quién se casó allá.
Moisés-niño hebreo creciendo egipcio
No sabemos mucho sobre la juventud de Moisés, pero sabemos que no vivía como los hebreos. Moisés crecía entre lujos y comodidades que los hebreos no tenían. Aprendió a leer, las matemáticas, las ciencias, y los ritos a los dioses egipcios. Recibió entrenamiento militar y según el historiador Josefo, era un general en el ejército egipcio. Su sabiduría militar tendría importancia más adelante cuando les dará la noticia a los hebreos de que será su liberador. Iba a las mejores escuelas que existían en ese entonces. Parece que los egipcios eligieron ignorar el hecho de que José, un hebreo, los había salvado de la hambruna de siete años; Moisés crecía con el adoctrinamiento prevalente que los hebreos era una clase esclava, y siempre serían esclavos. Había crecido participando en rituales en los templos egipcios, dando sacrificios y orando a los dioses como Osiris y Isis.
Aunque Moisés sabía que era hebreo, su comportamiento nos indica que no conocía muy bien a su pueblo y permanencia en los lugares limpios y seguros que pertenecían a los egipcios. El texto no nos dice si los egipcios lo aceptaban como un egipcio o si experimentaba racismo. Me imagino que al faraón no le gustó para nada que su hija lo rescatara; nunca tuvo el mismo afecto para Moisés que para sus otros nietos.
Por su comportamiento sacrificial más tarde en su vida, sabemos que Bitiá tenía una buena influencia, pero tenía un lado impulsivo. Un día, salió de la limpia y segura parte de la ciudad para observar a su propio pueblo. Quizás se sorprendió viéndolos en las obras y plantaciones, cómo los obligaron a trabajar duro bajo el fuerte sol que no perdonaba a nadie. Vio a un egipcio golpeando a un hebreo, tratando de motivarlo a trabajar más rápido, más duro. Tenemos que recordar que Moisés es el autor del libro del Éxodo y nos cuenta como una confesión lo que hizo. Comenzamos el texto leyendo lo que Moisés hizo con el egipcio.
Miró, mató, y enterró
Éxodo 2:12-14: Miró a su alrededor y al ver que no había nadie, mató al egipcio y enterró su cuerpo en la arena. Al día siguiente salió Moisés y vio a dos hebreos peleando. Le preguntó al agresor:
—¿Por qué golpeas a tu compatriota?
El hombre respondió:
—¿Quién te nombró nuestro príncipe y juez? ¿Acaso vas a matarme como hiciste ayer con el egipcio?
Entonces Moisés se asustó y pensó: «Seguro que ahora todos saben lo que hice».
¿Quién te nombró nuestro príncipe y juez?
Moisés ya no pudo aguantar más; en un momento que lamentaría más tarde, dejó que su ira dominara y mató al egipcio. En silencio, pero no sin ser observado, lo enterró. No nos dice qué le dijo el hebreo que estaba sufriendo a las manos del difunto, pero si reaccionara como los dos hebreos el día siguiente, no le agradeciera. Si fuera un egipcio y matara a un egipcio, no hubiera sido tan problemático; pudiera explicar su razonamiento y como era nieto del faraón, no hubiera sido gran problema, pero como era hebreo, matar a un egipcio fue escandaloso. Moisés era algo ingenuo; los egipcios mataban a los hebreos todos los días, pero quizás por vivir tan protegido, no entendía lo que su pueblo realmente vivía y cómo sufría. Fue un momento decisivo en la vida de Moisés, ya no hubo marcha atrás. Ya no pudo regresar a casa o cenar en el palacio con su abuelo el faraón sin sentir en su corazón que era un traidor a su familia egipcia, la única familia que realmente conocía.
Los dos hebreos que peleaban no entendían que Moisés estaba a su lado, que quería defender a su pueblo. El libro de Hechos nos da una mirada a la mente de Moisés y por qué mató al egipcio.
Hechos 7:23-25: »Cuando Moisés tenía 40 años, decidió visitar a sus hermanos israelitas. Al ver a un egipcio maltratando a uno de nuestro pueblo, Moisés lo defendió, golpeando tan fuerte al egipcio, que lo mató. Moisés pensaba que sus hermanos israelitas entenderían que Dios los iba a liberar por medio de él, pero ellos no lo entendieron.
Ellos no lo entendieron
Tenemos que recordar que, en ese entonces, Moisés no parecía hebreo con la cabeza rapada y los ojos pintados, con su ropa fina y ligera, sin manchas ni cicatrices. Olía a aceites ricos y sus manos estaban suaves, su panza llena de todo tipo de delicias exóticas, y leía todo con facilidad. Mientras su pueblo era todo lo opuesto: no leían, no tenían esperanza, y sus cuerpos eran curvados por dolor y cicatrices por el látigo. Los egipcios no lo aceptaron como cien por ciento egipcio, a fin de cuentas, su piel era demasiado blanca, y los hebreos no lo aceptaron como suyo para nada. El libro de hebreos nos orienta a por qué Moisés rechazó a los egipcios para favorecer a su pueblo, los hebreos.
Rechazó las riquezas y comodidades
Hebreos 11: 24-25: Por la fe, cuando Moisés creció, rechazó los honores de ser llamado nieto del faraón. Moisés decidió no disfrutar los placeres pasajeros del pecado; al contrario, decidió sufrir junto al pueblo de Dios.
¿Decidió sufrir junto con su pueblo?
Quizás el día que salió a ver a los israelitas, salió disfrazado como un hebreo y comenzó a trabajar en una obra o plantación, sufriendo el látigo y el abuso de los capataces. Mientras Moisés lamentaba que su propio pueblo no lo quisiera, las cosas empeoraron para él. El faraón se enteró que su nieto adoptivo era un asesino. Se sentía traicionado. ¿Cómo sería posible que su hija criara a un hijo tan malvado, tan desagradecido? Matar a un egipcio fue como declarar la guerra. El faraón quiso ejecutarlo, pero Moisés se enteró del dictamen del faraón. Rápidamente se escapó en la noche con un poco de comida y un abrigo para enfrentar los días calurosos, las noches friolentas, serpientes, arañas venenosas y muchísimas millas de arena hasta llegar a la tierra de Madián.
De Egipto a Madián
No sabemos cuántos días pasó cruzando el desierto. Los historiadores dicen que Madián se ubicaba en lo que es hoy en día Saudí Arabia. Estiman que Moisés caminó por lo menos un mes. El hecho que sobrevivió es testamento a la presencia de Dios, ayudándolo a encontrar agua, comida y techo. Después de vagar por el desierto, vino a Madián. Con mucha sed, se sentó al lado de un pozo, por fin bebiendo hasta saciar la sed. Allí, se encontró con las siete hijas de Jetro, tratando de darles agua a sus ovejas. Había unos pastores que también estaban cerca del pozo y estaban echando a las ovejas de las hijas de Jetro; Moisés las protegió, dándoles agua a sus ovejas. No nos dice cuántos pastores había, pero vemos el entrenamiento militar de Moisés; aun muy cansado por el viaje, hambriento y con sed, los echaba y las defendía. Como había huido de Egipto de prisa, se supone que estaba vestido como un egipcio, con joyas y los ojos pintados, aun empolvado por su trayectoria por el desierto y muy sucio por semanas sin poder bañarse. Me imagino que las hermanas se sorprendieron, de inmediato reconociendo que era egipcio, preguntándose por qué estaría tan lejos de su tierra.
Moisés conoció a Jetro
Al volver a su tienda, las hermanas se lo contaron a su padre cómo un egipcio las había protegido y las ayudó a dar de beber a sus ovejas. A diferencia de los egipcios, para las hijas de Jetro, Moisés era un egipcio. A diferencia del faraón, Jetro estaba muy agradecido con este egipcio por defender a sus hijas. Jetro le invitó a su tienda para comer. Al conversar, le invitó a quedarse a vivir en Madián, ofreciéndole techo y comida. ¿Moisés le dijo que era un asesino, y un hebreo que crecía como un egipcio, que no pertenecía a ningún pueblo? Moisés no nos dice en su cuento. En su agradecimiento por ayudar a sus hijas, Jetro le dio la oportunidad de comenzar de nuevo. Moisés aceptó y comenzó a cuidar sus rebaños, un trabajo que los egipcios no harían porque los consideraban sucios.
¿El sacerdote de qué?
El texto describe a Jetro como el sacerdote de Madián. Pero, ¿Qué tipo de sacerdote era? Los escolares bíblicos no están de acuerdo con lo que esto significa. ¿Era un sacerdote del Señor, o un sacerdote pagano? Algunos creen que era un sacerdote de EL Señor porque era un ancestro de la segunda esposa de Abraham. Pero, la tradición rabínica indica que había sido un sacerdote pagano, pero dejó de rendir culto a los dioses regionales antes de conocer a Moisés. Por lo tanto, vivía en el desierto y no en el propio Madián. Por rechazar a sus dioses, la gente lo rechazó, junto con sus hijas. Especulan que este rechazo de su gente lo motivó a darle una de sus hijas, Séfora, como esposa a este extranjero, aun sin conocerlo bien. Así que, no sabemos a ciencia cierta en qué creyera Moisés: tal vez su suegro le habló de El Dios de los hebreos, o quizás los dos intercambiaron historias de adorar a varios dioses.
Una nueva vida
Moisés aceptó casarse con ella, y se quedó en Madián por unos cuarenta años, pastoreando las ovejas de su suegro. Según la tradición rabínica, Séfora era muy hermosa. Historiadores indican que ella, como todos de Madián, tuviera la piel muy oscura, la cual causara conflicto entre la familia de Moisés más adelante. Su vida cambió por completo: ahora era un pastor de ovejas, viviendo en el desierto con su esposa, hijos, suegro y las hermanas de Séfora. Era una vida dura pero agradable, predecible y segura. Pero su vida segura y predecible iba a cambiar otra vez. El faraón, su abuelo, quien quiso matar a Moisés, murió. En Egipto, los hebreos le clamaron a Dios y Él los escuchó. Terminamos esta devocional leyendo el resultado de las súplicas del pueblo de Dios.
Dios escuchó sus súplicas
Éxodo 2:23-25: Moisés se quedó allá muchos años y durante ese tiempo murió el rey de Egipto. Sin embargo, seguían obligando a los israelitas a trabajar muy duro. Ellos le suplicaban a Dios que los ayudara. Dios escuchó sus súplicas y se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob. Vio a los israelitas y se dio cuenta de su situación.
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En las próximas devocionales, veremos más de Séfora y Jetro, y cómo Dios contestó este clamor y quién les iba a mandar para el gran éxodo de Egipto a la tierra prometida.