¿Quién era Asenat?
¿Quién era Asenat?
En la devocional anterior, leemos cómo Dios le reveló a José el significado del sueño del faraón y este le cambió la vida de José totalmente, dándole el puesto del segundo encargado de alto y bajo Egipto, cambiándole el nombre y dándole una esposa egipcia, Asenat. Sabemos muy poco de Asenat, pero hay algunas pistas en el texto de Genesis 41 que nos dice algo de quien era.
En la tradición rabínica, existe varias teorías sobre quien era Asenat, las cuales no cubrimos en esta devocional, pero si te interesa leerlas, están disponibles en varias publicaciones. Aunque nunca reemplace la biblia, a veces la tradición rabínica puede ayudarnos entender mejor la cultura, los costumbres, y las personas que hay en la biblia, especialmente cuando el texto nos dice muy poco sobre ellos. No sabemos a ciencia cierta que la tradición rabínica es correcta, así que si la tomamos como la verdad, cometemos un grave error, pero si la tradición rabínica nos ayuda entender mejor el contexto de la historia como está escrita en la biblia, sirve su propósito.
Una joven egipcia noble
El faraón conocía a Asenat porque su padre era Potifera, un sacerdote del faraón, quien adoraba a los dioses. El trabajo del sacerdote era muy importante; fue visto como el ser quien ayudaba a mantener el orden cósmico con sus oraciones y ofrendas a los varios dioses. Fue probable que como una hija de un sacerdote, provenía de una familia noble y fue invitada al palacio para las fiestas y celebraciones más importantes. Era una chica destinada a casarse bien, ¿y con quien más ilustre que el segundo en todo Egipto?
No se enamoraron
José y Asenat no se enamoraron, de hecho, fue improbable que se conocieran antes de casarse, José siendo un esclavo y ella la hija de un sacerdote. Al hacerle a José el segundo hombre más poderoso de la tierra, el faraón le cambió el nombre a uno egipcio y le dio una esposa que él eligió. Como en Canaán, en Egipto los matrimonios arreglados fueron de costumbre. Probablemente, el faraón pensó que con un nombre egipcio y una esposa noble egipcia, la gente se someterá más fácilmente a un aumento de 20% en el impuesto del trigo, en vez de pelear con un hebreo extranjero.
No querían casarse
El texto describe a Jacob como guapo, inteligente y paciente, así que, aun si Asenat no quería casarse, o por lo menos no con un extranjero, probablemente cambió de idea cuando lo vio y escuchó cómo el faraón mismo lo elogió. No creo que creyera la historia de que intentara violar a la esposa de Potifar, pero aun así, no era egipcio. Pero, casándose con el hombre que era segundo al faraón, gozaría de una vida rica, con una casa bella, sirvientes, y todas las comodidades imaginables.
José por su parte, probablemente tampoco no quería casarse con Asenat; aunque vivía en Egipto unos 13 años, nunca se acostumbró a las mujeres con pelucas, creencias media raras, miedosas de salir en la noche, y su panteón de dioses extraños. Pero no quiso ofender al faraón y se casó con Asenat.
Como su padre era un sacerdote, fue muy probable que aunque Potifera no pudo oponerse al faraón, se opuso totalmente a tal matrimonio; quería que su hija se casara con un noble egipcio que adoraba sus dioses y seguía sus tradiciones. Quizás cuando tuvieron hijos, Potifera intentaba platicarles de los dioses egipcios, trayéndolos obsequios y estatuas de dioses, los cuales José tendría que echar después de que su abuelo se fuera.
Tuvieron dos hijos
José y Asenat tuvieron dos hijos, Manasés y Efrain, y estos dos fueron incluidos en las doce tribus de Israel en vez de su padre José. Los hijos eran medio egipcios de una madre que a lo mejor adorara dioses extranjeros, dándonos una mirada al plan de Dios para salvar a los no hebreos. Fue posible que José le convenciera a Asenat dejar de adorar los dioses, que le contaba las historias sobre el Dios de su bisabuelo, abuelo y padre, convenciéndola seguirlo a Él en vez de seguir las tradiciones de sus ancestros. Si se convirtiera, abrió al paso para otras mujeres paganas a convertirse, como Séfora y Rajab.
Pero la verdad es que no sabemos cómo era su matrimonio, si ella se convirtió o si vivía tratando de convencerlo que su Dios invisible, sin imagen, no existía. ¿Su cuero cabelludo calvo lo repugnó, tanto como sus varias supersticiones y fiestas a dioses que involucraban prácticas paganas? ¿Sus oraciones a un Dios invisible la hizo reír? Son preguntas sin respuesta definitiva, simplemente no lo sabemos. Aun si Asenat y sus hijos creían en Dios, era difícil vivir fielmente en un ambiente tan pagano como Egipto.
Cuando los hermanos de José vinieron a Egipto para comprar trigo, quizás Asenat le ayudó a su marido perdonarlos y reconciliarse con ellos. En las próximas devocionales, veremos el reencuentro entre José y sus hermanos quienes lo vendieron en esclavitud.