¿Quién era Esaú?

Primogénito peludo, cazador capaz, pagano peligroso

¿Quién era Esaú? Era el primogénito de Isaac y Rebeca, pero no recibió la bendición de la primogenitura. Esaú y Jacob eran gemelos, pero no se parecían para nada. Era un cazador, un pagano, y estableció el pueblo de Edom, un enemigo de Israel. En esta devocional exploramos la vida de Esaú y por qué Dios no lo escogió para establecer el pueblo de Israel.

Esaú le causó dolor a su familia aun antes de nacer. Rebeca, su madre, tenía un embarazo muy doloroso. Comenzamos la historia de Esaú leyendo por qué su embarazo le dolió tanto.

Esaú y Jacob peleaban desde siempre

Génesis 25:22-23: Los bebés peleaban dentro de su vientre y Rebeca se preguntó: «¿Por qué me está pasando esto a mí?», así que consultó al SEÑOR. El SEÑOR le respondió: «Tienes a dos naciones dentro de tu vientre. Van a nacer de ti los líderes de dos familias y serán separados. Uno de tus hijos será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor».

Esaú no se parece a Jacob en nada

Los gemelos nacieron y no podrían haber sido más diferentes. El primogénito, Esaú, era un pelirrojo con el cuerpo muy peludo mientras que el segundo, Jacob, tenía la piel suave y castaño. En hebreo, Esaú significa peludo. Esaú le gustaba estar afuera y se convirtió en un excelente cazador. Era atlético, pero no muy inteligente ni bueno para crear estrategias. Esaú era el preferido de Isaac y Jacob el de Rebeca. A Esaú le gustaba vivir como un pagano y no le interesaba Dios ni agradar a sus padres.

En el mundo antiguo, ser el primogénito significaba convertirse en el líder de la familia a la muerte de su padre y heredar una doble porción de la herencia. Desde muy joven, Jacob era el más responsable y quería la primogenitura. Buscaba oportunidades para recibir los derechos del hijo mayor. Una de estas veces, Jacob estaba cocinando pan y una sopa de lentejas cuando Esaú llegó al campo exhausto y hambriento. Le pidió a su hermano menor algo de comer. El intercambio que sigue es un excelente ejemplo de lo poco que la primogenitura valía para Esaú. Continuamos con la historia, leyendo como Esaú tan solo pensaba en el aquí y ahora.

Esaú le vendió a Jacob los derechos que él tenía por ser hijo mayor

Génesis 25:30-34: y [Esaú] le dijo a Jacob: —Estoy exhausto, déjame comer un poco de esa sopa roja que tienes ahí…

Pero Jacob dijo: —Véndeme los derechos que tú tienes por ser el hijo mayor de nuestro papá.

Esaú dijo: —Estoy que me muero de hambre, y muerto no me serviría de nada toda la riqueza de mi papá.

Jacob dijo: —Antes, prométeme que me darás tus derechos de hijo mayor.

Entonces Esaú se lo prometió y así le vendió a Jacob los derechos que él tenía por ser hijo mayor.  Entonces Jacob le dio pan y sopa de lentejas a Esaú, quien comió y bebió, y luego se levantó y se fue. De esta manera demostró lo poco que le importaban sus derechos de ser el hijo mayor.

Esaú era un pagano

Claramente, Esaú no iba a morir por faltar una comida, aun si no hubiera comida en dos o tres días. Pero sentía dolores de hambre y cansancio y buscó remediar la incomodidad físico de inmediato, vendiendo lo más valioso que tenía. Esaú vivía en el momento, sin reflexionar sobre cosas espirituales. Cazaba y disfrutaba de cosas terrenales con sus mujeres paganas. Cuando Esaú tenía 40 años, se casó con dos mujeres hititas, Judit y Basemat. Estas mujeres trajeron muchas prácticas paganas al campamento y les amargaron la vida de sus suegros. Ni siquiera en su elección de con quién casarse obedeció a sus padres. Al gran disgusto de sus padres, además de casarse con las dos paganas, Esaú viajaba a la tierra de Ismael en el territorio de Egipto y se casó con una tercera pagana, Majalat, hija de su tío Ismael, y luego con una cuarta pagana. Esaú tenía muchos descendientes y se convirtió en el padre de los edomitas, una nación pagana enemiga de Israel.

El libro de hebreos en el nuevo testamento nos advierte no seguir el ejemplo de Esaú. Continuamos la devocional leyendo la advertencia que el autor de hebreos nos da.

Esaú cometió inmoralidades sexuales y le faltaba al respeto a Dios

Hebreos 12:16-17: No cometan inmoralidades sexuales ni le falten al respeto a Dios. Eso fue lo que hizo Esaú cuando vendió los derechos que tenía como hijo mayor a cambio de una sola comida. Ustedes ya saben que después trató de conseguir la bendición de su papá y, aunque la suplicó con lágrimas, él no se la dio, pues ya no podía cambiar lo que había hecho.

Esaú no recibió la bendición de Dios

Cuando Issac ya era un anciano y casi ciego, le pidió a su hijo preferido, Esaú, el gran cazador (como su violento antepasado Nimrod), que fuera a cazar un animal, prepáralo como a él le gustaba, y traérselo para así darle su bendición del primogénito. Fue el momento que Esaú había esperado, y se fue a cazar un venado con visiones de lo rico y poderoso que iba a ser después de ese día.  Pero su madre estaba escuchando a escondidas y no quiso que su hijo mayor recibiera la bendición. Habló con Jacob, contándole todo lo que había escuchado. Recordamos que Jacob y Esaú no se parecían para nada. Jacob se lo mencionó a su madre que no tenía el velludo de su hermano, pero su madre le persuadió seguir sus instrucciones. Jacob fue y mató unas cabras del rebaño, y su madre las preparó. Luego le vistió a Jacob con ropa de Esaú y lo mandó a la tienda de su padre para recibir la bendición.  

Isaac sabía que Esaú no seguía a Dios, que se casó con mujeres paganas, y para él la primogenitura le valía menos que un guisado y pan. Pero a pesar de eso, quería darle la bendición. Con el disfraz, Jacob logró engañar a su padre y recibió la bendición del primogénito que Isaac había reservado para Esaú. Justo después de recibir la bendición, Esaú volvió, entrando a la carpa de su papá, emocionado para que su padre probara su asado y que le diera su bendición. Pero Isaac, incrédulo, le preguntó quién era. Pensando que su padre realmente estaba fuera de sus cabales, contestó que era Esaú. Esto fue cuando Isaac se dio cuenta que su hijo menor lo engañó. Continuamos con la historia, leyendo la reacción de Esaú.

Esaú escuchó esto, lanzó un grito grande y amargo

Génesis 27:33-35: Entonces Isaac se puso furioso y dijo: —¿Cómo? ¿Quién fue el que cazó un animal y me lo trajo? Me lo comí todo y le di mi bendición antes de que tú vinieras. Ahora él será el que tendrá la bendición.

Cuando Esaú escuchó esto, lanzó un grito grande y amargo y le dijo a su papá:

—Papá, dame a mí también tu bendición.

Isaac dijo: —Tu hermano vino, me engañó y tomó tu bendición.

Esaú exigió una bendición

Furioso, Esaú maldijo a su gemelo, exclamando que fue la segunda vez que Jacob lo engañó, sin tomar ninguna responsabilidad por vender su primogenitura a su hermanito. Esaú no era sabio y vivía sometido a sus emociones y reacciones. Vemos que Esaú no entendió la bendición que su hermano recibiera: era la bendición de Dios, irrevocable y no hubo nada que pudiera hacer para quitárselo. Pero quería la bendición de su padre, lo que fuera y le pidió darle una bendición. Isaac resistió, pero Esaú comenzó a llorar a gritos. Isaac le dio una bendición muy distinta a la que le dio a Jacob. Continuamos leyendo la bendición que parecía maldición que le dio a Esaú.

¿No has guardado una bendición para mí?

Génesis 27:37, 39-40: Isaac le respondió a Esaú: —Le di a él control sobre ti, a todos sus hermanos como siervos y también abundancia de cosechas y vino. ¿Qué puedo darte a ti, hijo mío?

Entonces Isaac le dijo: «No vivirás en buenas tierras, y no recibirás mucha lluvia. Tendrás que pelear para vivir, y serás esclavo de tu hermano. Pero cuando estés listo, te separarás de su control».

Serás esclavo de tu hermano

Esaú salió de la tienda de su padre sin creer lo que sucediera. Estaba rabioso porque Jacob le robó la bendición que le pertenecía por derecho y en cambio recibió una maldición. Con cada respiro, su odio por Jacob creció. Isaac le dijo que sería esclavo de su hermano, y su odio lo esclavizó a Jacob. Pensaba que a su padre le quedaba muy poco antes de que se muriera, y después de que esto aconteciera, planeaba matar a Jacob. Pero su madre se enteró del plan de Esaú y concibió otro plan: que su hijo preferido iría a Jarán por unos días, pensando que Esaú se calmara. Jacob huyó ese mismo día a Jarán, pero Esaú no se calmó.

Fue un día muy duro para Esaú. Además de perder la bendición, Esaú se enteró de que sus padres ayudaran a Jacob a huir, que su padre le dio a Jacob una segunda bendición antes de huir, y que a sus padres no le agradaban sus esposas. Como siempre, reaccionó sin pensarlo mucho, y tomó un viaje propio, viajando al territorio de su tío Ismael cerca de Egipto y se casó con una tercera esposa, Majalat, hija de su tío. El texto no nos dice por qué se casó con una tercera mujer, pero como Ismael no siguió a Dios, podemos suponer que Esaú no se casó con ella procurando agradar a sus padres, sino para amargarles la vida aun más, como una venganza. Es posible que Ismael también buscó una oportunidad para vengarse de Isaac.  Al escuchar la historia de su sobrino, conspiraron de manera que a la muerte de Isaac, asesinaran a Jacob, y el hijo de Esaú y Majalat sería el heredero de todo, así desafiándose de Dios.

Reunión con Esaú

Después de engañar a su padre para que le diera la bendición del primogénito, Jacob tuvo que huir de la furia de su gemelo Esaú de modo que no lo matara. Antes de marcharse, su madre le prometió enviarle un mensajero para informarle cuando Esaú se calmó y que estuviera seguro volver. Lo que iba a ser unas semanas en Padán Aram se convirtió en más que 20 años. En todo este tiempo, no recibió ningún mensaje que estuviera seguro regresar. En la mente de Jacob, lo que eso quería decir fuera que Esaú todavía quería matarlo. Vino el día en que a pesar de no saber si estuviera seguro de regresar, Jacob tomó la decisión de regresar al campamento de su padre. La familia y siervos siguieron su trayecto hasta entrar en el área donde Esaú vivía. Al saber esto, Jacob pensó evitar una tragedia, enviando a sus siervos a comunicarle a Esaú su entrada en su territorio. Continuamos la historia leyendo lo que Jacob les instruyó a sus siervos.

A mi señor Esaú

Génesis 32:4-5: Les dijo: «Díganle esto a mi señor Esaú: “Su siervo Jacob le manda decir: He vivido con Labán todos estos años. Tengo ganado, burros, ovejas, esclavos y esclavas. Mi señor, te mando este mensaje para pedir que nos aceptes”».

Te mando este mensaje para pedir que nos aceptes

Notamos que Jacob llame a su hermano “Mi señor,” varias veces a través de su encuentro. Esto tiene el efecto de expresar un nivel de respeto demasiado formal, poniendo distancia entre los dos, Esaú como el amo y Jacob como el esclavo. El texto no nos cuenta nada del intercambio entre los siervos de Jacob y Esaú, pero cuando regresaron a Jacob, le dieron una noticia que seguramente le paró el corazón: Esaú y 400 de sus hombres venían a recibirlo. Si Esaú viene en paz, ¿Por qué no les dio una palabra de consuelo a los siervos de Jacob? Si ya no le guardaba rencor, ¿por qué recibir a su hermano con 400 hombres? Jacob dividió a su gente, a los rebaños, al ganado y a los camellos en dos grupos, pensando que si Esaú lograra destruir el primer grupo, el segundo podría escapar.

Jacob les instruyó a sus siervos que fueran delante con alrededor de 550 animales de sus rebaños y dárselos a Esaú como un regalo. Pensó que todos los regalos le calmarían a su hermano y que se portaría amablemente con él. La mañana siguiente, Jacob se enfrentó con su pesadilla hecha realidad: vio en la distancia a su hermano con sus 400 hombres. Como hizo con sus rebaños, dividió a sus mujeres y niños.  Jacob estuvo en frente de ellos y se inclinó siete veces a su hermano. Continuamos con la historia, leyendo el momento tan esperado del reencuentro entre Jacob y Esaú.

El odio convertido en amor

Génesis 33:4-5: Pero Esaú corrió a su encuentro y lo abrazó. Le lanzó sus brazos alrededor del cuello y lo besó. Los dos lloraron. Después Esaú vio a las mujeres y a los niños, y preguntó:

—¿Quiénes son los que están contigo?

Jacob respondió: —Estos son los hijos que Dios me ha dado a mí, tu siervo.

En vez de matarlo, lo abrazó

Como lector, no se sabe que el corazón de Esaú se ablandó ni qué esperar con su reencuentro. Aunque el texto no nos dice cuando sucedió, el resentimiento y furia de Esaú fue reemplazado por amor fraternal. Ni mencionó nada del pasado, parece que lo había perdonado y hasta olvidado.  Jacob le presentó a sus mujeres e hijos, todos acercándose a Esaú e inclinándose. Esaú no quería las pertenencias de Jacob, estaba contento con lo que tenía. Continuamos esta historia leyendo la conversación entre Esaú y Jacob.

Quédate con tus cosas

Génesis 33:8-11: Esaú preguntó: —¿Qué sentido tenía mandar todos esos grupos con los que me encontré?

Jacob respondió: —Esos eran para que me aceptaras, mi señor.

Entonces Esaú dijo: —¡Hermano, yo ya tengo suficiente! Quédate con tus cosas.

Pero Jacob dijo: —¡No! Por favor, si en verdad me aceptas, recibe mis regalos. Para mí verte es como ver la cara de Dios. Estoy feliz de que me hayas aceptado.  Te ruego que aceptes mi bendición que te traigo. Dios ha sido bueno conmigo, y yo tengo todo lo que necesito.

Entonces Jacob le rogó y Esaú aceptó. 

¿Esaú era confiable?

Esaú lo animó a seguir su camino con la protección de él y sus hombres, pero es evidente que Jacob no confiaba en él. En vez de aceptar su propuesta, le dio una excusa. Entonces Esaú insistió por lo menos dejar algunos de sus hombres para cuidarlos, pero Jacob también rechazó la oferta, diciéndole que era suficiente lo amable que había sido con él. Quizás pensó que el buen humor de su hermano podría cambiar en cualquier momento.

Evidentemente, al madurar, Esaú se convirtió en un hombre rico y ya no creyó que le faltara nada que la bendición traía. Como su padre Isaac le dijo hace más de 20 años, cuando estuviera listo, dejará de ser controlado por su odio y envidia de su hermano. Así que Esaú regresó con sus hombres. Aunque Esaú se calmó y no le guardaba rencor contra Jacob, nunca siguió a Dios. Tenía cuatro esposas paganas y varios hijos. Un poco después de reunirse con Jacob, su padre Isaac murió y él y Jacob lo enterraron. Terminamos la historia de Esaú leyendo cómo terminó convirtiéndose en el padre de la nación de Edom, un pueblo pagano y enemigo de Israel.

Jacob es Israel, Esaú es Edom

36:6-8: Luego Esaú tomó sus esposas, sus hijos, sus hijas, y toda la gente que vivía con él. También se llevó su ganado, todos sus otros animales y todo lo que había conseguido en Canaán. Se fue a vivir a otra tierra, lejos de su hermano Jacob.  El ganado de Jacob y el ganado de Esaú aumentaron tanto que no era posible vivir todos juntos en la tierra de Canaán. Entonces Esaú se fue a vivir a la región montañosa de Seír. Esaú también es llamado Edom.

Ambos hermanos son muy ricos, pero Jacob siguió a Dios y Esaú no. Es la última vez que escuchamos de Esaú hasta el nuevo testamento cuando es mencionado como un mal ejemplo que no debemos seguir.

Esta devocional es parte de nuestra serie en Génesis. Si no has leído las otras devocionales en la serie, te invito a leer las siguientes:

El comienzo: la creación, Adán, Eva, sus hijos Caín y Abel, los hijos de Dios, Noé en el diluvio, y la torre de Babel

La familia de Abraham: Téraj, el padre pagano de Abraham, Abraham, el padre de nuestra fe,  el misterioso sumo sacerdote Melquisedec, la visita del Señor a Abraham, Lot, el sobrino de Abraham que vivía en Sodoma, los secuestros de Sara, Agar, la madre de Ismael, Ismael, primogénito que no heredó la descendencia de Abraham,

La familia de Isaac: Isaac, hijo de Abraham y Sara, Isaac-esperado, envidiado y engañado, Dios le pidió a Abraham sacrificar a su hijo,  la historia de amor de Isaac y Rebeca, la matriarca Rebeca, los gemelos muy distintos, Esaú y Jacob,  Jacob y no Esaú recibió la bendición del primogénito

La familia de Jacob: la escalera de Jacob, Jacob se enamoró de Raquel, pero se casó con Lea, y la rivalidad entre Raquel y Lea, ¿Quién era Labán? Labán era el maestro de estafadoresLabán persiguió a Jacob y hicieron un pacto, Jacob se reunió con EsaúJacob luchó con Dios

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

http://apoyocristiana.com
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