Rebeca, la hermana de Labán, y la esposa de Isaac

Rebeca- una matriarca de nuestra fe

Hoy vamos a estudiar la vida de Rebeca, viendo como fue elegida para casarse con Isaac, su vida con Isaac, su embarazo, y su preferencia por su hijo Jacob.

Esta devocional es parte de nuestra serie en Génesis. Si no has leído las otras devocionales en la serie, te invito a leer las siguientes:

El comienzo: la creación Adán,  Eva, sus hijos Caín y Abel,  los hijos de Dios Noé en el diluvio, y la torre de Babel

La familia de Abraham: Téraj, el padre pagano de Abraham, Abraham, el padre de nuestra fe, el misterioso sumo sacerdote Melquisedec, la visita del Señor a Abraham, Lot, el sobrino de Abraham que vivía en Sodoma, los secuestros de Sara, Agar, la madre de Ismael, y Ismael, primogénito que no heredó la descendencia de Abraham,

La familia de Isaac: Isaac, hijo de Abraham y Sara, Dios le pidió a Abraham sacrificar a su hijo, la historia de amor de Isaac y Rebeca, los gemelos muy distintos, Esaú y Jacob, y Jacob y no Esaú recibió la bendición del primogénito

La familia de Jacob: la escalera de Jacob, Jacob se enamoró de Raquel, pero se casó con Lea, y la rivalidad entre Raquel y Lea, Labán era el maestro de estafadores   y Labán persiguió a Jacob y hicieron un pacto

Después de la muerte de Sara, Abraham quería que Isaac se casara, pero no con una mujer de Canaán, sino con uno de su tierra natal. Echamos un vistazo a cómo encontraron a Rebeca, hija de Betuel y hermana de Labán.

Cómo encontraron a Rebeca

Cuando Abraham era ya muy viejo, le pidió a su siervo más antiguo y leal (probablemente fue Eliazar) hacerle una promesa ante Dios de casar a Isaac con una mujer de su tierra natal. El siervo hizo la promesa y empezó el viaje que escolares bíblicos estiman que fuera por lo menos 800 kilómetros, llevando consigo un gran dote para la mujer desconocida. Eliazar rezó muy específicamente que la mujer con la cual Isaac debiera casarse les daría agua a todos sus camellos. En esta oración, pidió que fuera una mujer con el corazón de Dios y que no se creyera por encima de hacer trabajo manual y dispuesta a ayudar a un completo desconocido. La mujer elegida tendría que llevar suficiente agua para 10 camellos. Eliazar no buscó una mujer bella, sino una de carácter.

Fue una oración de Dios contestó de inmediato, porque antes de que terminara de orar, una joven linda se acercó a la fuente para llenar su cántaro. Iba de regreso cuando el siervo se le acercó y le pidió agua. Ella se lo dio y también les dio agua a los camellos del siervo. Después de terminar la labor de dar agua a los camellos, Eliazar le dio un anillo para la nariz y dos brazaletes de oro, dándole a ella una mirada de la riqueza de su amo. Luego le preguntó quién era su padre y si él, sus hombres, y sus camellos podrían alojarse con su padre esa noche.  Continuamos la historia, leyendo la respuesta de Rebeca.

¿Quién es su papá?

Génesis 24:24-25: Rebeca le respondió: —Mi papá es Betuel, el hijo de Milca y Najor. Sí, tenemos mucha paja y forraje para que coman sus camellos y lugar para que puedan dormir.

¡La encontramos!

Al escuchar la respuesta de Rebeca, Eliazar sabía que Dios le contestó su oración; Najor era uno de los hermanos de Abraham, y ella era una pariente, tal y como Abraham quería. Rebeca fue a su casa a contarle todo a su familia. Al ver el anillo y los brazaletes, su hermano Labán fue a reunirse con el siervo. Después de que Eliazar les contara todo lo acontecido, Betuel y Labán dieron su consentimiento para que llevara a Rebeca y que se casara con Isaac. El dote consistía en regalos para toda la familia, y oro, plata, y ropa para Rebeca. Fue el dote y no tanto la adoración de Dios al parte del siervo que les convenció de que era la decisión correcta.

La próxima mañana cuando se despertaron, les dijeron a sus anfitriones que ya tenían que regresar al campamento de Abraham. Pero Labán y la mamá de Rebeca querían que ella se quedara con ellos unos diez días más. Decidieron preguntarle a Rebeca si quería irse hoy mismo con ellos. Sin pensarlo dos veces, les contestó un sonoro sí. Empacaron y Rebeca y su nana Deborah fueron con los hombres. Continuamos con la historia, leyendo la bendición que la familia le dio a Rebeca al marcharse para una tierra desconocida.

La bendición

Génesis 24:60: La familia de Rebeca la bendijo de esta manera: «Hermana nuestra, ¡que seas madre de millones! ¡Que tus descendientes conquisten las ciudades de sus enemigos!»

¡Que seas madre de millones!

Fue un viaje largo, y seguramente Eliazar le contó a Rebeca muchas cosas de su futuro marido y suegro. Por fin se acercaron al campamento. Continuamos con esta historia, leyendo la primera vez que Isaac y Rebeca se vieron.

Génesis 24:63-67:  Isaac salió a caminar al campo y vio que venían unos camellos. Rebeca levantó su mirada y vio a Isaac. Luego se bajó del camello y le dijo al siervo: —¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros?

El siervo respondió: —Es mi amo.

Entonces Rebeca tomó su velo y se tapó la cara.

El siervo le contó a Isaac todo lo que le había pasado. Después Isaac llevó a Rebeca a la carpa de Sara, su mamá, y se casó con ella. Isaac amó a Rebeca y así se consoló de la muerte de su mamá.

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Isaac amaba a Rebeca

Rebeca se cubrió la cara con un velo, una demostración de modestia; no quiso mostrar su belleza a su futuro marido, quería que la aceptara porque era la voluntad de Dios, no por su apariencia. Eliazar le contó a Isaac todo lo acontecido. Como era el más antiguo y leal siervo de su padre, Isaac confiaba en él y no vaciló en casarse con Rebeca de inmediato. La llevó a la carpa que había pertenecido a su madre Sara, lo cual significó que Rebeca iba a ser la próxima matriarca del campamento.

A pesar de la bendición que recibió al salir de su tierra natal, como Sara, la suegra que nunca conoció, Rebeca, tenía dificultades en concebir. Isaac oró por ella; Dios le escuchó y ella quedó embarazada. El embarazo de Rebeca fue doloroso. Continuamos la historia leyendo por qué su embarazo le dolió tanto.

Los bebés peleaban dentro de su vientre

Génesis 25:22-23: Los bebés peleaban dentro de su vientre y Rebeca se preguntó: «¿Por qué me está pasando esto a mí?», así que consultó al SEÑOR. El SEÑOR le respondió: «Tienes a dos naciones dentro de tu vientre. Van a nacer de ti los líderes de dos familias y serán separados. Uno de tus hijos será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor».

Los hombres estaban locos por Rebeca

Como su padre Abraham, Isaac se casó con una mujer bella, y como su padre, les mintió a los hombres, diciéndoles que era su hermana. Isaac, como Abraham, tenía miedo de que los hombres lo mataran para estar con su esposa. Los hombres en el territorio de Guerar le preguntaron a Isaac sobre Rebeca. Temiendo que lo matarían si se enteraran que fuera su esposa, les mintió que era su hermana. Pero, un día, el rey Abimélec observó a Isaac acariciando a Rebeca y se dio cuenta de que no fuera su hermana, sino su mujer. El deseo del rey por Rebeca nos habla de su gran belleza.

Rebeca ayudó a Jacob recibir la bendición del primogénito

Cuando Issac ya era un anciano y casi ciego, le pidió a su hijo preferido, Esaú, que fuera a cazar un animal, prepáraselo como a él le gustaba, y traérselo para así darle su bendición del primogénito. Esaú se fue a cazar un venado.  Pero Rebeca estaba escuchando a escondidas y no quiso que su hijo mayor recibiera la bendición. Habló con Jacob, contándole todo lo que había escuchado. Continuamos la historia leyendo el plan de Rebeca.

El plan

Génesis 27:9-10: Ve al rebaño y consígueme dos cabras jóvenes y buenas para que así yo pueda prepararlas deliciosas, como le gustan a tu papá. Tú le llevarás la comida a tu papá, y él te dará su bendición antes de morir.

Engaña a su marido en su vejez

Notamos que fue Rebeca y no Jacob quien pensó en este plan e insistió en llevarlo a cabo. Parecía que Rebeca estaba esperando por este momento, y estaba lista con un plan. Recordamos que Jacob y Esaú no se parecían para nada. Jacob le mencionó esto a su madre que no tenía el velludo de su hermano, y que al tocarlo, su padre sabría que procuró engañarlo. Pero Rebeca le persuadió a seguir sus instrucciones. Jacob fue y mató unas cabras del rebaño, cuidadoso de no ser visto. Rebeca preparó las cabras a escondidas para que nadie los sospechara. Después de tantos años de casados, Rebeca sabía exactamente cómo prepararle el asado, cuántas especias añadir y cómo mezclar los condimentos al gusto de su marido.

Fue a la carpa de su hijo Esaú y encontró su mejor ropa, y le vistió a Jacob con esa ropa. Además, tomó las pieles de las cabras y se las puso en los brazos y cuello de su hijo amado. Es fácil echarle la culpa a Rebeca por engañar a su esposo, pero es posible que Rebeca estaba pensando en las palabras de Dios. No sabemos si Rebeca compartió el mensaje de Dios con Isaac. Si se lo compartió, Isaac iba en contra de Dios procurando dar la bendición a Esaú y si no, Rebeca no debiera haber tratado de cumplir la voluntad de Dios ella misma.

El segundo plan de Rebeca

Después de que Isaac le diera la bendición a Jacob, Esaú quiso matar a su hermanito. Otra vez por escuchar a escondidas, Rebeca se enteró del plan de su hijo mayor de matar a Jacob. Rebeca concibió otro plan: que su hijo preferido iría a Padán Aram por unos días, donde ella había crecido, pensando que Esaú se calmaría, y entonces podría regresar.

Vemos que Rebeca tenía un lado tramposo, no tanto como su hermano Labán y su hijo Jacob, sin embargo, engañar le parecía natural. Aunque el texto no nos dice, es fácil imaginar que después de este día, Esaú nunca confió en su madre. Quizás para vengarse de ella, Esaú se casó con dos mujeres hititas, Judit y Basemat. Terminamos con lo que Rebeca dijo sobre las esposas de Esaú.

Génesis 27:46: Luego Rebeca le dijo a Isaac: —Se me arruinó la vida por causa de esas mujeres heteos, me moriría si Jacob se llegara a casar también con una mujer de esas.

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

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