Samuel se despide ante el pueblo

El ultimo juez se despide y da una lección de historia

En el previo estudio, el nuevo rey Saúl reclutó a un ejército grande y ellos derrotaron a los amonitas, con su rey Najás que les sacó el ojo derecho a todos los hombres de las tribus de Gad y Rubén. Por su victoria, Israel aceptó a Saúl como rey. En este estudio, Samuel se despedirá al pueblo, le recordará cómo Dios lo rescataba una y otra vez, le suplicará mantenerse fiel a Dios, y lo disciplinará por pedir un rey para reemplazar a Dios.

Al comenzar la historia, todos estuvieron reunidos por la coronación de Saúl. Recordamos que los hijos de Samuel eran corruptos; Samuel quería distinguirse de sus hijos. Comenzamos la historia leyendo las preguntas retóricas que Samuel le hizo a Israel para recordarle que él no los engañó ni los robó.

Si he hecho algo malo, acúsenme ante el SEÑOR

I Samuel 12:1-3: Samuel le habló a todo Israel:

—He hecho todo lo que querían que hiciera. Les he nombrado un rey que los guíe. Ya estoy viejo y lleno de canas, pero mis hijos están aquí con ustedes. He sido su líder desde joven, aquí me tienen. Si he hecho algo malo, acúsenme ante el SEÑOR y ante su rey elegido. ¿Le robé a alguien su buey o su asno? ¿Le he hecho daño a alguien? ¿Alguna vez tomé dinero o un par de zapatos para hacer algo malo? Si he hecho alguna de esas cosas, la corregiré.

Nunca nos hiciste nada malo; no nos engañaste ni nos robaste

Esta reprenda es para Israel tanto como para sus hijos que Samuel nombró jueces; eran más como Ofni y Finés que como él. Samuel sabía perfectamente bien que nunca había hecho nada malo, pero por si acaso alguien opinó que hiciera algo malo, les dio la oportunidad de acusarlo, mostrando lo justo que era. El texto no indica qué papel sus hijos servían después de la coronación de Saúl, pero ya no eran jueces. Aun así, parece que Samuel quería que fueran jueces, diciendo que ya era viejo, pero sus hijos todavía estaban con ellos. Por lo corrupto que sus hijos eran, fue un motivo para que el pueblo pidiera un rey. Quizás con este discurso Samuel quiso que sus hijos lo siguieran, disculpándose públicamente. A lo mejor el pueblo ya no estaba tan enojado con sus hijos porque ya tenía un rey, pero no quería que sus hijos volvieran a ser jueces. Por alguna razón desconocida, Samuel no tomó la oportunidad para disculparse públicamente por el comportamiento de sus hijos. Con su despedida, Samuel quiso que el pueblo reconociera que les dio un modelo de comportamiento intachable que seguir, especialmente al nuevo rey.

Una lección de historia

Samuel prosiguió, repasando algunas de las muchas veces que Dios los rescató. Habló de cómo, por fin, Jacob se reunió con su hijo predilecto, José, y trajo a toda su familia a vivir en Egipto. El faraón les dio la mejor tierra de Egipto, Gosén. Pero después de unos años, nadie se recordó del antiguo gobernador de Egipto, un fulano hebreo, y el faraón los esclavizó, forzando a todo el pueblo a trabajar para él, construyendo ciudades para dioses paganos.

Al terminar sus 430 años en Egipto, clamaron a Dios, y les envió a Moisés y Aarón para sacarlos de Egipto. Aunque ya no eran esclavos, tenían la mentalidad de esclavos y querían adorar a un becerro de oro y regresar a Egipto. Por lo tanto, toda esta generación fue condenada a morir en el desierto. Dios mandó a Josué y Caleb para guiarlos a entrar por fin en la tierra prometida. Después de la muerte de Josué, el pueblo comenzó a hacer lo que les pareciera mejor, adorando ídolos y olvidándose de Dios por completo.

Samuel continuó, hablando de las veces que Israel se olvidó de Dios durante los últimos cientos de años, el tiempo de los jueces. Habló de los jueces Débora, Gedeón, Jefté, y él mismo quien Dios levantó de modo que rescatara al pueblo. En ese momento, los israelitas debieron haber sentido vergüenza: tantas veces que Dios los rescató, y que ellos lo rechazaron. Describió cómo abandonaron a Dios para servir a Baal y Astarté y ante la amenaza de los filisteos, le suplicaron ayudarlos a volver a Dios para ser salvados. Les recordó que ante la amenaza del rey Najás, pidieron un rey humano, para reemplazar a Dios. Continuamos con la historia, leyendo la advertencia de Samuel.

Uds. son una bola de mimadas

I Samuel 12:12-15: Sin embargo, cuando vieron que Najás, rey de los amonitas, iba a atacarlos, dijeron: “¡Queremos un rey que nos gobierne!”, a pesar de que el SEÑOR su Dios ya era su rey. Ahora aquí tienen al rey que ustedes eligieron, el SEÑOR lo puso sobre ustedes. Deben temer y respetar al SEÑOR, servirle y no desobedecer los mandamientos del SEÑOR. No se vuelvan contra él. Ustedes y el rey que los gobierne obedezcan al SEÑOR su Dios para que él los rescate. Si no obedecen al SEÑOR, les irá mal. Si rechazan lo que el SEÑOR manda, él SEÑOR se volverá contra ustedes. ¡Con mano dura los destruirá a ustedes y a su rey!

Si no obedecen al SEÑOR, les irá mal

Con estos detalles, hasta podemos imaginar a Samuel imitando las quejas y exigencias del pueblo por un rey por su miedo por Najás. Aun con pecar y pedir un rey, Dios les prometió protegerlos si siguieran obedeciéndole y reconociéndole como su verdadero Rey. Samuel les dio la clave para continuar con Su protección: que ellos y el rey tuvieran que obedecer a Dios, pero si no, Dios los destruyera. Parece que Israel no entendía lo mal que era pedir un rey; nunca iba a tener mejor rey que Él. Dios iba a disciplinarlos por pedírselo de manera que entendiera lo insensato que era. Pero, si no quería que tuviera un rey, ¿Por qué se les otorgó el pedido? A veces Dios nos da lo que le pedimos para disciplinarnos, y para que comprendamos que Su volición siempre es mejor que la nuestra. Continuamos con la historia, leyendo la ira de Dios por ser reemplazado como rey.

Le pediré al SEÑOR que envíe truenos y lluvia

I Samuel 12:17-19: Ahora es el momento de cosechar el trigo. Le pediré al SEÑOR que envíe truenos y lluvia. Entonces sabrán que hicieron mal contra el SEÑOR al pedir un rey.

El mismo día que Samuel oró al SEÑOR, el SEÑOR envió truenos y lluvia, y el pueblo tuvo gran temor del SEÑOR y de Samuel. Todos le decían a Samuel:

—Pide al SEÑOR tu Dios por nosotros tus siervos. ¡No nos dejes morir! Hemos pecado mucho y ahora hemos pecado aun más al pedir un rey.

Truenos, lluvia, pecado y temor

Cuando Samuel anunció que era el momento de cosechar el trigo, se refirió a la estación del año, una estación seca. Para mostrar la desaprobación de haber pedido un rey, les dijo que iba a pedirle al Señor enviar truenos y lluvia, una señal divina durante la estación seca con la posibilidad de destruir toda la cosecha. Samuel oró, y Dios envió truenos y lluvia; es impresionante cómo Dios siempre escuchó y contestó a Samuel. A pesar de la advertencia que iba a hacer esto, la gente se asustó, lo cual nos indica que no eran truenos y lluvia normales, sino unos fuertes, pegándoles con su ruido y fuerza. Israel no aprendió; pidieron un rey, Dios los disciplinó, y en vez de realmente arrepentirse, le pidió a Samuel intervenir a Dios por ellos, rogándole que no los matara. Samuel les aseguró que Dios no fuera a matarlos. Samuel continuó, dándoles sus últimas instrucciones antes de dejarlos a las manos de Saúl.

¡Los ídolos son sólo estatuas que no los pueden ayudar en nada!

I Samuel 12: 21-22, 24-25: ¡Los ídolos son sólo estatuas que no los pueden ayudar en nada! No los adoren, ellos no los pueden ayudar ni salvar. ¡No son nada! Sin embargo, el SEÑOR no abandonará a su pueblo. Al SEÑOR le agradó hacerlos su pueblo. Así que, por amor a su nombre, no los abandonará. Pero respeten al SEÑOR y sírvanle de todo corazón. ¡Recuerden todo lo maravilloso que hizo por ustedes! Si siguen tercos en hacer el mal, Dios los echará a ustedes y a su rey, como se echa el polvo al barrer.

No sigan tercos

Dios sabía que los corazones de Su pueblo anhelaban abandonarlo, perseguir ídolos y prácticas paganas. Samuel dijo claramente que los ídolos no pueden ayudar a nadie, que son estatuas de piedra, madera, y metal. Les recordó que Dios los ama y no los abandonará, pero si ellos lo abandonaran, los disciplinaría severamente.

Samuel no va a desaparecer de la historia, sino su papel cambiará; ya no será el jefe de Israel, pero seguirá siendo el mensajero de Dios y un ejemplo de hombre recto. En el próximo estudio, los israelitas van a enfrentar a su enemigo mortal, los filisteos. 

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

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