Isaac- esperado, envidiado y engañado

Esperado, Envidiado y Engañado

De los tres patriarcas de nuestra fe, hay menos historias sobre Isaac. ¿Quién era este niño tan esperado, nacido a padres ancianos? ¿Cómo era su fe? ¿Cómo era su relación con su esposa, hijos, y los habitantes de Canaán? Continuamos nuestro estudio de Génesis para averiguar.

Esta devocional es parte de nuestra serie en Génesis. Si no has leído las otras devocionales en la serie, te invito a leer las siguientes:

El comienzo: la creación, Adán, Eva, sus hijos Caín y Abel, los hijos de Dios, Noé en el diluvio, y la torre de Babel

La familia de Abraham: Téraj, el padre pagano de Abraham, Abraham, el padre de nuestra fe,

 el misterioso sumo sacerdote Melquisedec, la visita del Señor a Abraham, Lot, el sobrino de Abraham que vivía en Sodoma,

los secuestros de Sara, Agar, la madre de Ismael, Ismael, primogénito que no heredó la descendencia de Abraham,

La familia de Isaac: Isaac, hijo de Abraham y Sara, Dios le pidió a Abraham sacrificar a su hijo, la historia de amor de Isaac y Rebeca, la matriarca Rebeca, los gemelos muy distintos, Esaú y Jacob,  Jacob y no Esaú recibió la bendición del primogénito

La familia de Jacob: la escalera de Jacob, Jacob se enamoró de Raquel, pero se casó con Lea, y la rivalidad entre Raquel y Lea, ¿Quién era Labán? Labán era el maestro de estafadores   y Labán persiguió a Jacob y hicieron un pacto

El hijo esperado

Hay pocos nacimientos tan esperados ni anunciados como el de Isaac, anunciado varias veces por Dios mismo. Cuando sus padres ya eran muy viejos y dejaron de esperar un descendiente propio, Isaac nació. A Sara no le gustó la forma en que Ismael, su medio hermano, trató a Isaac e insistió en que Abraham echara a Agar e Ismael del campamento. Abraham concedió e Isaac crecía como hijo único y muy amado.

Un día, cuando Isaac era un adolescente, como muchas otras veces, Abraham escuchó la voz de Dios, pero esta vez era diferente. Comenzamos la historia de Isaac leyendo el mensaje de Dios para Abraham, un mensaje que ningún padre quiere escuchar.

Abraham, ¡sacrifica a tu hijo!

Génesis: 22:2: Luego Dios dijo: —Toma a Isaac, tu amado hijo único, ve a la tierra de Moria y ofrécelo como un sacrificio que debe quemarse completamente, en la montaña que yo te indicaré.

Tu amado hijo único

A la mañana siguiente, se levantó temprano, llevó a Isaac y dos siervos y se fueron con un burro, leña, y suministros para el viaje. Normalmente escogían a un cordero del rebaño para llevar al sacrificio, pero era dolorosamente obvio que no lo trajeron esta vez. Tomó tres días para llegar a Moria. Cuando por fin llegaron, Abraham y Isaac caminaban juntos al lugar donde iban a sacrificar, Isaac llevando la leña en los hombros, un sacrificio vivo, marchando hacia su muerte. En el camino, Isaac se dio cuenta de que algo estaba mal, y le hizo una pregunta a su padre. Continuamos con la historia de Isaac.

¿Dónde está el sacrificio?

Génesis 22:7-8: Isaac le preguntó: —Aquí tenemos la leña y el fuego pero, ¿dónde está el cordero que vamos a sacrificar?

Abraham respondió: —Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.

Dios proveerá

Llegaron al lugar que Dios le indicó, construyeron un altar, y pusieron la leña. En algún momento Abraham le dijo que Dios le pidió sacrificarlo. Como todavía era un joven, quizás procuró escaparse, pero eventualmente, se sometió a su padre. Confía en su padre y que todo lo que hacía era por su bien, aun cuando parecía mal. Sollozando, le suplicaba a su padre no matarlo. Lo miró a los ojos, los dos llorando y respirando fuertemente. Después de un rato de llorar y rogar que no lo hiciera, Isaac se rindió, y su papá le ayudó a subirse al altar. Entre sollozos y calladas súplicas de parar, Abraham sacó el cuchillo, pero el ángel del Señor lo interrumpió, diciéndole que no le hiciera daño a Isaac. De repente, vieron un cordero enredado en un arbusto, y lo sacrificó a Dios.

Aunque era una prueba de fe para su padre, también lo era para Isaac. ¿Podría confiar en Dios y su padre después de esto? Aunque el texto no nos dice, imagino que antes de sacrificar el cordero, Abraham sacó a Isaac del altar, y abrazándolo fuerte, le pidió disculpas, diciéndole una y otra vez cuánto lo amaba. Se sentaron abrazados un rato, llorando. Isaac le dijo lo asustado que estaba y Abraham le expresó que jamás le haría daño si no fuera mandamiento de Dios. Isaac le dijo que entendió, que no les guardó rencor a él ni a Dios. La fe de Isaac en Dios era muy fuerte tal vez en parte por esta experiencia traumática que tuvo en su juventud.

Isaac y Rebeca

Cuando Isaac tenía alrededor de 35 años, su madre se murió; él estaba muy triste. Todavía no estaba casado cuando tenía 40 años. Abraham le pidió a un siervo que fuera a su tierra natal para buscar una esposa para Isaac. El siervo fue, encontró a Rebeca, sobrina de Abraham, y regresó con ella para casarse con Isaac. Continuamos con la historia de Isaac, leyendo la primera vez que Isaac y Rebeca se vieron.

Génesis 24:63-67:  Isaac salió a caminar al campo y vio que venían unos camellos. Rebeca levantó su mirada y vio a Isaac. Luego se bajó del camello y le dijo al siervo:  —¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros?

El siervo respondió: —Es mi amo.

Entonces Rebeca tomó su velo y se tapó la cara. El siervo le contó a Isaac todo lo que le había pasado. Después Isaac llevó a Rebeca a la carpa de Sara, su mamá, y se casó con ella. Isaac amó a Rebeca y así se consoló de la muerte de su mamá.

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Isaac amaba a Rebeca

El siervo le contó a Isaac todo lo acontecido. Como era el más antiguo y leal siervo de su padre, Isaac confiaba en él y no vaciló en casarse con Rebeca de inmediato. La llevó a vivir en la carpa que había pertenecido a su madre, y Isaac la amaba mucho.  Rebeca tenía dificultades en concebir un bebe. Isaac oró por ella; Dios le escuchó y ella quedó embarazada cuando Isaac tenía 60 años.

Isaac creía en el Dios de su padre, y tenía la bendición de Dios dondequiera que se fuera. Por esta bendición, muchos hombres lo envidiaban, por lo rico que era, por su bella esposa Rebeca, y por su cercanía con Dios. Había una hambruna en el área donde Isaac y su caravana estaban acampando. Isaac decidió ir a Egipto para buscar refugio de la hambruna, pero Dios se le apareció en el camino, mientras estuvo en Guerar. Le dijo que no se fuera allá, que se quedara en Canaán, la tierra que sus descendientes heredarían y Isaac lo obedeció, aunque su gente le suplico continuar el camino hacia Egipto. Isaac decidió confiar en Dios, el mismo quien le salvó la vida, en vez de escuchar a los hombres.

El hombre envidado

Como su padre Abraham, Isaac se casó con una mujer bella. Isaac, tenía miedo de que los hombres lo matarían para estar con su esposa. Los hombres en el territorio de Guerar le preguntaron a Isaac sobre Rebeca. Temiendo que lo matarían si se enteraran que era su esposa, les mintió que fuera su hermana. Continuamos la historia, leyendo cómo los hombres filisteos envidiaban a Isaac, incluso el rey Abimélec.

Pensé que ustedes me matarían

Génesis 26:8-9: Cuando Isaac llevaba ya mucho tiempo viviendo ahí, mientras el rey Abimélec de los filisteos miraba por una ventana, vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca. Abimélec llamó a Isaac y le dijo: —¡Esa mujer es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana?

Isaac le respondió: —Porque pensé que ustedes me matarían para quedarse con ella.

Dios se mostraba fiel a Isaac. Aun en medio de una hambruna, Dios lo bendecía grandemente y se enriqueció. Aunque heredó todas las bienes, riquezas y esclavos de su padre y no tenía que trabajar, trabajaba duro al lado de sus siervos y familia. La bendición de Dios fue obvia para los filisteos y como resultado, lo envidiaron y lo echaron de su territorio. Continuamos la historia leyendo lo envidiosos que eran los filisteos de las riquezas de Isaac.

Hombre rico, con esposa bella, bendecido por Dios y odiado por todos

Génesis 26:12-16: Isaac sembró semilla en esas tierras y en ese mismo año reunió una cosecha 100 veces mayor. El SEÑOR lo bendijo y él se convirtió en un hombre rico. Luego progresó tanto que llegó a tener muchas posesiones. Tenía tantas ovejas, ganado y esclavos que les dio envidia a los filisteos. Los siervos del papá de Isaac habían cavado muchos pozos durante la vida de Abraham. Los filisteos taparon esos pozos llenándolos con tierra.

Después Abimélec le dijo a Isaac: —Vete de aquí, te has vuelto más poderoso que nosotros.

Vete de aquí

Los filisteos de Guerar envidiaban tanto a Isaac que lo echaron de su territorio. Luego, comenzó a reparar todos los pozos que su padre había construido allí pero que los filisteos habían llenado de tierra. Además, los siervos de Isaac cavaron otros pozos. Pero los pastores filisteos en el valle de Guerar pelearon con los de Isaac, reclamando que toda el agua que encontraron allí era suyo. Sus siervos siguieron cavando otros pozos hasta construir uno donde los pastores filisteos no disputaron a quién pertenecía. Al tener su propio pozo sin tener que pelear, Isaac lo tomó como una señal que Dios fuera a prosperarlos en el valle.

Después de un tiempo, Abimélec visitó a Isaac en su campamento en Guerar. Pero Abimélec vino en paz, queriendo hacer un pacto con Isaac.  Isaac les preguntó por qué lo buscaron porque lo odiaban. No creo que lo odiaran sino lo envidiaba y, por lo tanto, temían que Isaac iba a crecer aún más poderoso que su padre era. Como su padre hizo con Abimélec, Isaac hizo otro pacto con el rey. Isaac les dio un gran banquete a los filisteos y todos comieron, tomaron, y bailaron hasta muy tarde. En la madrugada, Isaac y Abimélec hicieron un pacto de no dañarse el uno al otro.

Esaú era el favorito de Isaac

Cuando Issac ya era un anciano y casi ciego, le pidió a su gemelo preferido, Esaú, que fuera a cazar un animal, prepáraselo como a él le gustaba, y traérselo para así darle su bendición del primogénito. Esaú se fue a cazar un venado. Isaac no sabía cuánto tiempo le quedaba de vida y no quiso morir sin darle a su favorito la bendición del primogénito. Notamos que aunque Isaac tenía la bendición de Dios, estaba casi ciego. ¿Su ceguera quiere decir que de alguna forma se le perdió el favor de Dios? No. Dios nunca nos promete tener salud ni riquezas, sino promete que los que ponen su fe en Él tendrán vida eterna y perfecta con Él en la eternidad. Pero en este lado de la eternidad, por el pecado, tendremos enfermedades, injusticias de todo tipo, y la muerte.

Isaac sabía que Esaú no seguía a Dios, pero a pesar de eso, quería darle la bendición. Tenemos que preguntarnos porqué estaba tan determinado de darle la bendición a su favorito y no al hijo que le agradaba a Dios, Jacob.  Rebeca había escuchado su intercambio a escondidas y no quiso que su hijo mayor recibiera la bendición. Habló con Jacob, contándole todo lo que había escuchado e instruyéndole que debía usurpar a Esaú y así recibir la bendición de Isaac. Jacob obedeció, mató dos cabras, y Rebeca las cocinó. Notamos que Jacob mató unas cabras; no se cazaba cabras, porque son animales domésticos. ¿Isaac no notaría que estuviera comiendo una cabra y no un animal silvestre?

Recordamos que Jacob y Esaú no se parecían para nada. Jacob se lo mencionó a su madre, que al tocarlo su padre sabría que procuró engañarlo. Rebeca fue a la carpa de su hijo Esaú y encontró su mejor ropa y le vistió a Jacob con esa ropa. Además, tomó las pieles de las cabras y se las puso en los brazos y cuello de su hijo amado. Con trepidación, Jacob entró en la tienda de su padre el patriarca.

Isaac no estaba convencido de que fuera Esaú quien le trajo la comida. Le preguntó cuál de sus hijos era, y Jacob le contestó que era Esaú con lo que había cazado para que le diera su bendición. Era casi ciego, pero no tonto; recordamos que Isaac era inteligente y muy hábil en los negocios. Isaac le hizo una pregunta muy lógica: ¿Cómo consiguió cazar, regresar, y cocinar tan rápidamente? Jacob le contestó que Dios lo había ayudado; seguramente a su padre le gustaría escuchar eso. Pero Isaac todavía no estaba convencido. Continuamos la historia, leyendo cómo Jacob consiguió engañar a Isaac.

¿Eres Esaú de verdad?

Génesis 27:21-23: Luego Isaac le dijo a Jacob: —Hijo mío, acércate que te quiero tocar para saber si en verdad tú eres mi hijo Esaú.

Jacob se acercó a su papá, él lo tocó y dijo: —Tu voz parece la de Jacob, pero tus brazos se sienten como los de Esaú.

Isaac no lo reconoció porque los brazos estaban velludos como los de su hermano Esaú, entonces lo bendijo.

Hombre engañado

Aun así, con todo el esfuerzo que Jacob y Rebeca pusieron en engañarlo, algo no le cuadraba para Isaac y le preguntó de nuevo si realmente era Esaú. Vale la pena notar que era poco usual que Isaac estuviera solo en su tienda. Especialmente después de perder la vista, tendría por lo menos un sirviente con él todo el tiempo para ayudarlo a navegar la carpa y ayudarlo con transacciones relacionadas con sus negocios. Pero parece que eran solamente los dos en la tienda. Comió un poco de la carne que su hijo le trajo, y tenía el sabor perfecto que le encantó. Notamos que Isaac no pudo diferenciar entre la cabra que su mujer cocinó y un animal silvestre preparado por Esaú, que creía preferir. Pidió que Jacob se acercara y le diera un beso. Engañando por el olor y velludo, Isaac sentía que no tenía de otra que confiar y darle la bendición a Jacob. Continuamos con la bendición que Isaac le dio a Jacob.

Jacob recibe la bendición

Génesis 27:27-29: Jacob se acercó y le dio un beso. Isaac le olió la ropa y lo bendijo. Isaac dijo: «Miren, el olor de mi hijo es como el olor de un campo que el SEÑOR ha bendecido. Que el Dios te dé mucho rocío del cielo, campos fértiles y abundancia de cosechas y vinos.  Que pueblos te sirvan, y naciones se inclinen ante ti. Que tú gobiernes sobre tus hermanos, y los hijos de tu mamá se arrodillen ante ti. Que quienes te maldigan, sean malditos, y quienes te bendigan, sean benditos».

Una bendición de Dios

Tenemos que reconocer que esta bendición no provino de Isaac, sino de Dios mismo. La bendición incluyó ser la cabeza de todo el campamento cuando Isaac muriera, y que naciones lo servirán. Conociendo a Esaú como lo conocía, ¿Cómo podría pensar que estaba bendiciendo a un pagano de esta forma?  Isaac era inteligente y sabio, pero además de la ceguera física, era ciego a las cosas que no quiso ver.

Justo después de recibir la bendición, Esaú volvió, entrando a la carpa de su papá, emocionado para que su padre probara su asado y que le diera su bendición. Pero Isaac, incrédulo, le preguntó quién era. Pensando que su padre realmente estaba perdiendo su juicio, contestó que era Esaú. Esto fue cuando Isaac se dio cuenta que su hijo menor era un estafador. Continuamos con la historia, leyendo la reacción de Isaac.

Génesis 27:33-35: Entonces Isaac se puso furioso y dijo: —¿Cómo? ¿Quién fue el que cazó un animal y me lo trajo? Me lo comí todo y le di mi bendición antes de que tú vinieras. Ahora él será el que tendrá la bendición.

Cuando Esaú escuchó esto, lanzó un grito grande y amargo y le dijo a su papá: —Papá, dame a mí también tu bendición.

Isaac dijo: —Tu hermano vino, me engañó y tomó tu bendición.

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Vemos que Esaú no entendió la bendición que su hermano acababa de recibir: era la bendición de Dios, irrevocable y no hubo nada que pudiera hacer para quitárselo. Pero quería la bendición de su padre, lo que fuera. Isaac resistió, pero Esaú comenzó a llorar a gritos. Isaac le dio una bendición muy distinta a la que le dio a Jacob. Continuamos leyendo la bendición que parecía maldición que le dio a Esaú.

Una bendición, ¿o una maldición?

Génesis 27:37, 39-40: Isaac le respondió a Esaú: —Le di a él control sobre ti, a todos sus hermanos como siervos y también abundancia de cosechas y vino. ¿Qué puedo darte a ti, hijo mío?...

Entonces Isaac le dijo: «No vivirás en buenas tierras, y no recibirás mucha lluvia. Tendrás que pelear para vivir, y serás esclavo de tu hermano. Pero cuando estés listo, te separarás de su control».

Tu mente te esclavizará a tu hermano

Esencialmente, Isaac le dijo que sería esclavo Jacob hasta que dejara de odiarlo y lo mismo es verdad de nosotros. Unos veinte años pasaron y Jacob regresó a Canaán; Jacob y Esaú hicieron las paces. Cuando tenía 180 años, Isaac murió en Hebrón, la tierra donde vivía toda su vida, y fue enterrado por sus dos hijos.

Evelyn Bou

Empatizo con el caos que el dolor traiga. Sé lo que es tratar de utilizar los recursos disponibles para mejorar, al terminar sintiéndose frustrada y aún más sola. Aprendí tanto sobre el dolor que me convertí en una coach certificada en el duelo y las relaciones, y profesional del trauma, con la esperanza de ayudar y brindándoles apoyo emocional a otras mujeres cristianas.

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