La escalera de Jacob
Jacob se convierte en siervo de Dios, pero sigue siendo un tramposo
Jacob, con la ayuda de su madre Rebeca, acaba de engañar a su padre Isaac para darle a él la bendición de la primogenitura en vez de su hermano mayor, Esaú. Rebeca decidió que Jacob necesitara huir a Jarán el mismo día porque escuchó a Esaú planear matarlo. Isaac superó el engaño de Jacob y fue a hablar con él, en conformidad con el plan de huir. Le instruyó no casarse con una mujer cananea, sino casarse con una de las hijas de su tío Labán, el hermano de Rebeca. Vamos a seguir estudiando la vida de Jacob, leyendo sobre su primer encuentro con Dios.
Esta devocional es parte de nuestra serie en Génesis. Si no has leído las otras devocionales en la serie, te invito a leer sobre las siguientes temas:
El comienzo: la creación, Adán, Eva, sus hijos Caín y Abel, los hijos de Dios, Noé en el diluvio, y la torre de Babel
La familia de Abraham: Téraj, el padre pagano de Abraham, Abraham, el padre de nuestra fe, el misterioso sumo sacerdote Melquisedec, la visita del Señor a Abraham, Lot, el sobrino de Abraham que vivía en Sodoma, los secuestros de Sara, Ismael, primogénito que no heredó la descendencia de Abraham, Agar, la madre de Ismael, Dios le pidió a Abraham sacrificar a su hijo
La familia de Isaac: la historia de amor de Isaac y Rebeca, los gemelos muy distintos, Esaú y Jacob, Isaac, hijo de Abraham y Sara y Jacob y no Esaú recibió la bendición del primogénito
Aunque Isaac acaba de darle la bendición del primogénito a Jacob, una herencia directamente de Dios, vuelve a bendecirle de nuevo antes de su huida. Comenzamos la historia leyendo la segunda bendición que Isaac le dio a Jacob.
La segunda bendición
Génesis 28:3-4: Que el Dios Todopoderoso te bendiga y te dé muchos hijos para que así te conviertas en padre de muchos pueblos. Que los bendiga a ti y a tus hijos como bendijo a Abraham y que te conviertas en el dueño de la tierra donde tú viviste como extranjero, la cual Dios le dio a Abraham».
Que el Dios Todopoderoso te bendiga
Parece que Isaac se dio cuenta de que Jacob siempre fuera el elegido de Dios y por eso no le guardó rencor por engañarlo. En esta bendición, vemos la palabra profética y nos hace recordar la bendición de Dios para Abraham de tener muchos descendientes. Por cierto, Jacob tendrá 13 hijos (doce niños y una niña) y son ellos quienes heredaron la tierra y son los fundadores de las 12 tribus de Israel.
Después de recibir esta segunda bendición, Jacob partió para Jarán, también llamado Padan Aram. Tenía una misión doble: huir de su hermano y casarse con una de las hijas de su tío Labán. En Padan Aram, eran paganos iguales que en Canaán, pero Jacob fue mandado allá y obedeció. Como su misión era encontrar una esposa allá, es curioso que sus padres no lo mandaron con una dote. Recordamos que un siervo de Abraham tomó el mismo viaje hace muchos años para encontrar una esposa para Isaac, tomando con él una dote considerable. No sabemos por qué no lo mandaron con nada. Si lo hubieran enviado con una dote, me imagino que su tiempo en Padan Aram habría sido mucho más corto. Se hubiera casado con tan solo una mujer y jamás hubiera trabajado por gratis por 14 años para su tío Labán, siendo su padre mucho más rico que su tío. Pero parece que esto no fue el plan de Dios.
También fue un día difícil para Esaú
Fue un día muy duro para Esaú. Esaú se enteró de todo: de la segunda bendición que su padre le dio a Jacob, que lo enviaron a su tío Labán para casarse, que no quisieron que se casara con una mujer de Canaán, y que sus padres no le agradaban sus esposas. Además de ser como su antepasado Nimrod el gran cazador, Esaú se había casado con dos mujeres hititas que dificultaron la vida de sus suegros. Esaú tomó un viaje propio, viajando al territorio de Ismael cerca de Egipto y se casó con su hija Majalat. El texto no nos dice por qué se casó con una tercera mujer, pero como Ismael no siguió a Dios, podemos suponer que Esaú no se casó con ella procurando agradar a sus padres, sino para amargarles la vida aun más, como una venganza por darle la bendición del primogénito a Jacob. Es posible que Ismael también buscó una oportunidad para vengarse de Isaac. Al escuchar la historia de su sobrino, conspiraron de manera que, a la muerte de Isaac, asesinaran a Jacob, y el hijo de Esaú y Majalat sería el heredero de todo, así desafiando el Dios de Isaac y Jacob. Pero esto no fue el plan de Dios.
Jacob era desamparado
Mientras sus padres lamentaban su partida, y Esaú fue con Ismael para vengarse, Jacob viajó hacia Jarán. El texto no nos indica si alguien viajó con él, pero era un viaje peligroso, lleno de bandidos, escorpiones, y serpientes. Jacob no sabía cómo cazar, ni cómo luchar con una espada ni con un arco, ni cuáles de las plantas eran venenosas. Los días eran calurosos y las noches friolentas. Después de caminar mucho, estaba oscureciendo y Jacob decidió acostarse. No llevaba una almohada ni una frazada, tan rápido fue su salida. Tomó una piedra, la usó como una almohada, y se acostó en la tierra. ¿Puedes imaginar usar una piedra como almohada? El hijo bendito ha caído muy bajo. Pero aun en un momento tan solo y desesperado, Dios lo alcanzó. Continuamos la historia, leyendo el sueño de Jacob.
La escalera al cielo
Génesis 28:12-15: En sueños vio una escalera que tenía un extremo en la tierra y el otro en el cielo, y había ángeles de Dios subiendo y bajando por ella. Vio que el SEÑOR estaba parado a su lado y que le dijo: «Yo soy el SEÑOR, Dios de tu antepasado Abraham y Dios de Isaac. Les daré a tus hijos la tierra en la que ahora estás acostado. Tendrás más descendientes que partículas de polvo hay sobre la tierra. Se esparcirán por el norte, el sur, el oriente y el occidente, y todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. Mira, estoy contigo, te protegeré dondequiera que vayas y te volveré a traer a esta tierra. No te abandonaré y cumpliré lo que te acabo de decir» (Negrita mía).
La casa de Dios y la puerta del cielo
Jacob se despertó muy asustado. Sentía la presencia de Dios y se alteró, exclamando que ese lugar debía ser la casa de Dios y la puerta del cielo. Dios había estado parado a su lado; tenía acceso a Él y eso lo abrumó. Pero Jacob se equivocó pensando que Dios estaba en ese lugar; está en todos lugares en todo momento; si no fuera así, no podría ser Dios. Dios repitió la bendición que acabó de escuchar de su padre, pero ahora eran las palabras de Dios, no Su representante. Dios le prometió tierras, descendientes, y Su protección cuando no tenía ni un centavo, ni un amigo, ni un lugar donde dormir. La escalera que vio era el opuesto de la torre de babel, en la que la gente intentó llegar a Dios. En su sueño, Jacob vio a Dios mismo descendiendo a la tierra para estar y comunicarse con Jacob; en nuestro propio poder, no podemos alcanzar a Dios sino es Él quien nos alcanza primero.
Huyó de Esaú creyendo en Dios, pero no conoció a Dios, y ahora, se convirtió en siervo de Dios, tal y como su abuelo y padre, pero como veremos, siguió siendo un tramposo. Después de esto, ya no pudo dormir. Se levantó muy temprano y tomó la piedra que había usado como una almohada y le derramó aceite, dedicándola a Dios. Aunque viajaba muy ligero, era normal viajar con aceite, lo cual usaban para curar heridas. Continuamos con el final de esta historia, leyendo lo que Jacob le dijo a Dios en la ceremonia de dedicación a Dios.
Si hace todo esto, será mi Dios
Génesis 28:20-22: Luego Jacob prometió: «Si Dios va a estar conmigo, me va a proteger en este viaje, me va a dar comida, vestido y me va a traer sano y salvo de regreso a la casa de mi papá, entonces el SEÑOR será mi Dios. Esta piedra que puse como recordatorio será casa de Dios y le daré a Dios una décima parte de todo lo que él me dé». (Negrita mía).
Si me da todo esto, le daré una décima parte de lo que me dio
Allí en el desierto Jacob se convirtió en siervo de Dios, pero continuó siendo un tramposo. En vez de darle gracias a Dios por revelarse a él y sus promesas, le hizo un trato: si lo protegiera, lo aceptaría como su Dios y le daría un diezmo de todo. Pero Dios acabó de decirle que lo protegería adondequiera que se fuera, sin pedirle nada. Sin embargo, Jacob necesitó ponerlo a prueba: si viera que realmente lo protegiera, lo aceptaría. Dios le prometió a Jacob que tendría muchísimos descendientes, que daría esta tierra a sus hijos, que sería el antepasado del Mesías, y que lo protegería dondequiera que fuera, volviéndolo siempre a esa tierra, y nunca lo abandonaría. No le pidió nada a cambio. Jacob engañó a su padre y no dudó en procurar hacerlo mismo con Dios. Jacob le propuso a Dios a cambio de protegerlo, le daría un diezmo de todo lo que Dios le daría. Parece que Jacob no escuchó las palabras de Dios, porque en su trato, le dijo en vez de traerle siempre de vuelta a la tierra prometida, que lo volvería a la casa de sus padres. Si le concediera todo eso, Jacob lo aceptaría como su Dios. Pero devolverle a la tierra de sus padres no fue el plan de Dios, como veremos en los próximos capítulos.