Cuando le mandó a Tamar regresar a la casa de su padre, nunca tuvo la intención de casarla con Selá, y así Judá cometió un gran error.

Judá, el cuarto hijo de Lea y Jacob, cometió muchos errores durante su vida. Sin embargo, Dios usó este hombre engañoso para formar una de las doce tribus de los hebreos, la misma tribu de la que provino Jesucristo.

Vamos a examinar la vida de Rubén, el primogénito de Jacob, enfocándonos en la difícil posición que tenía como el primogénito de una mujer no amada, era más recto que los otros hijos de Lea, y las decisiones equivocadas que tomó.

Planearon matarlo de la forma más cruel: matarlo y arrojarlo en un pozo seco para que un animal salvaje lo comiera, deshaciéndose de cualquier evidencia. ¿Realmente los hijos de Jacob eran tan crueles? Así es el odio y celos.

Odiado por sus hermanos mayores, José les contó dos sueños que tuvo que los hicieron odiarlo aun más.

El texto nos dice varias veces que Siquén amaba a Dina porque quiere enfatizar este hecho, que aunque cometió un crimen, sinceramente la quería como su esposa.

Continuamos nuestro estudio en Génesis repasando unos (pero no todos) los momentos con las matriarcas de nuestra fe: Sara, Rebeca, Lea, y Raquel.

La tradición rabínica y comentaristas bíblicos nos cuentan unas cosas sobre el posible origen de Bilhá, la sirviente de Raquel y concubina de Jacob.

Aunque Jacob no la amaba, Lea era la primera: la primera hija, la primera esposa, la primera en darle hijos, y la primera en seguir el Dios de Jacob.

Hija de un estafador, la amada de Jacob, la más bella manipuladora, adoradora de dioses falsos, una esposa que no quiere a su marido, una mujer que lucha con la infertilidad, y la madre de José y Benjamin. Hoy vamos a estudiar la vida de Raquel, una matriarca del pueblo de Israel.

Era el primogénito de Isaac y Rebeca, pero no recibió la bendición. Era un cazador, un pagano, y estableció el pueblo de Edom, un enemigo de Israel. Exploramos la vida de Esaú y por qué Dios no lo escogió para establecer el pueblo de Israel.

Jacob luchó con Dios y luego Él le cambió su nombre a Israel. En el silencio de la noche, apareció un hombre de la nada y luchó con Jacob hasta el amanecer.

A través del reencuentro de Esaú y Jacob, observamos a Jacob actuando como si no hubiera visto los ángeles; todo lo que hizo en los días inmediatamente después su encuentro angélico fue motivado por miedo.

De los tres patriarcas de nuestra fe, hay menos historias sobre Isaac. ¿Quién era este niño tan esperado, nacido a padres ancianos? ¿Cómo era su fe? ¿Quién lo envidió y quien lo engañó?

¿Quién es el verdadero Labán: un padre y tío que cuidaba de los suyos, o un empresario despiadado que procuraba engañar hasta su propia familia? Para contestar esta pregunta echamos un vistazo a la vida de Labán.

Labán descubrió que Jacob se huyera. Enfurecido, lo persiguió, dirigió una búsqueda de todas sus pertenencias, y terminó haciendo un pacto con Jacob.

Jacob quería regresar a Canaán, pero Labán no lo quiso, y Jacob le propuso un trato que se volvió muy sucio.

Si parece una locura que Jacob se casara con dos hermanas, sigue leyendo cómo Jacob se involucró involuntariamente con las dos sirvientas de sus esposas, siendo un peón en la rivalidad entre Raquel y Lea.

Continuamos nuestro estudio en el libro de Génesis examinado por qué Jacob se enamoró de Raquel, pero se casó con Lea.

Una huida, un viaje para casarse y un sueño que le cambiará la vida para siempre. Vamos a seguir estudiando la vida de Jacob, leyendo sobre su primer encuentro con Dios.